El primer libro esceptico de autoayuda

«¿Por qué esto me pasa precisamente a mí, y a nadie más que a mí?». Este juramento que reivindica las rachas de mala suerte y otros oráculos de andar por casa fue el disparador del libro que Alejandro Borgo escribió con la ilusión de acercar las bondades del pensamiento crítico «a la popu». Y enfrentó el desafío sin temor a (mejor dicho, consideró un horizonte deseable) que su libro se luciera en estantes o góndolas junto a otros libros de autoayuda.
“¡¿Por qué a mí?!” (Editorial Planeta, 2011) aborda los razonamientos que nos llevan a tomar decisiones equivocadas e introduce esta variante de «aproximación a la señora que me lee en casa», que, si se lo piensa un poco, tiene una originalidad radical en el rubro. ¿O acaso el lector imagina a Mario Bunge escribiendo el prólogo de un texto que acabará al lado de libros de Jorge Bucay o Paulo Coelho ?
Borgo fue director de la revista Pensar y aún ejerce el mismo cargo en la filial argentina del Center for Inquiry (CFI), una organización internacional con sede en Buffalo, Nueva York, EE.UU., dedicada a la promoción del pensamiento crítico ante la pseudociencia, la religión y la sociedad.

Entrevista en Canal 26, 6 de febrero de 2011.

Entre 1991 y 1996, Alejandro Borgo dirigió la revista El Ojo Escéptico, editada por la Fundación Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP). También, para los que lo consideran “poco sensible”, es compositor y guitarrista de la Camerata Porteña.

“¡¿Por qué a mí?!” es su segundo libro. El primero fue “Puede fallar” (en colaboración con Enrique Márquez), sobre las predicciones fallidas de astrólogos, videntes y mentalistas.
En esta ocasión se ha enfrentado, una vez más, con el gran dilema del transmisor de conocimientos. ¿Cómo acercar de manera sencilla ideas que parecen complejas? ¿Cuál es el lenguaje más adecuado para invitar al público a reflexionar críticamente?
En siete capítulos, Deepak Borgo presenta dudas, ideas y reflexiones filosóficas con relación a creencias, clisés y convenciones que influyen en la manera que resolvemos conflictos de la vida cotidiana y afectan a los modelos que solemos usar para masticar, procesar y digerir la realidad, entre ellos el prejuicio, la generalización exagerada, el autoengaño, las anécdotas justificatorias y frases pre-horneadas, las racionalizaciones, la búsqueda de evidencia confirmatoria y otro tipo de estrategias para hacer que la realidad “encaje” en aquellas cosas en las que creíamos de antemano.
“Todos creemos que sabemos, pero no todos sabemos lo que creemos”, escribe Borgo y revela uno de los exitosos trucos que utiliza en sus cursos sobre pensamiento critico. (Lo resumo: al comienzo de la clase, pide a los asistentes que anoten en una hoja cuatro o cinco cosas en las que creen; cuando sugiere hacer lo mismo con las cosas que saben, casi todos descubren, no sin frustración, haber confundido creencias con conocimiento.)
Probablemente en algunos casos es presuntuoso llamar “razonamiento incorrecto” a estilos de pensar «exageradamente» (¿?) creativos y tal vez válidos, por eso Borgo prefiere centrarse en los razonamientos cuya lógica es defectuosa, maníquea o directamente falaz.
El autor, que ya anticipó parte de sus textos en la revista La Nación, ahora tuvo la generosidad de adelantar otro fragmento de su obra para que los lectores tengan una idea más precisa de qué tipo de libro se trata. Elegí un fragmento del Capítulo I dedicado a las controversias.


En «El preguntador», conducido por Jorge Halperín, por Canal Metro.

Con ustedes, Alejandro Borgo.
(…) un mundo con Dios y un mundo sin dios son incompatibles. La razón no admite creencias no contrastables, o si las admite, lo hace dejándolas en ese plano: solo son creencias sin evidencia alguna. Donde la persona religiosa ve una verdad trascendente, el agnóstico o el ateo no ven más que quimeras inventadas por el ser humano. Esto no es una crítica a los creyentes: los ateos también suelen mantener creencias infundadas como cualquier persona.
A modo de ejemplo, podríamos citar algunos temas que suscitan debates que generalmente acaban en la nada, por ejemplo:
• Despenalización del aborto: este es un clásico de clásicos. Como veremos más adelante, en gran parte el tema del aborto, como otros temas conflictivos, es un problema de convenciones, definiciones y acuerdos.
• Eutanasia: ¿hay que prolongar artificialmente la vida de alguien que agoniza sufriendo meses y meses? Acá hay mucha tela para cortar, sobre todo por parte de quienes experimentaron alguna vez la sala de terapia intensiva como pacientes… ya que de afuera, somos todos médicos.
• Despenalización del consumo de drogas: ¿quién de los presentes sabe en qué grado la marihuana es peor que el alcohol? ¿Lleva la despenalización del consumo a un “viva la pepa” donde cualquiera puede hacer lo que le dé la gana?
• Pena de muerte: ¿reduce el crimen? Hay, por supuesto, personas muy religiosas que están a favor de la pena de muerte: ¿por qué alguien que defiende la vida como valor máximo —y se opone al aborto— apoya la pena de muerte?
• ¿Perjudica a los niños hacerles creer en los Reyes Magos?
• La homosexualidad, ¿es una elección? ¡Otro clásico de clásicos! Y la heterosexualidad ¿es también entonces una elección? ¿Elegimos ser “homos” o “héteros”? ¿Cómo se lleva a cabo esa elección? ¿O se trata más bien de una suerte de lotería biológica?
• Casamiento gay: la señora de enfrente está horrorizada porque ayer se casaron dos gays con la aprobación de la justicia y del gobierno. ¿Por qué se horroriza la señora? Otra: teniendo en cuenta que el matrimonio es una institución conservadora en franca decadencia, ¿por qué los homosexuales quieren o necesitan casarse?
• Adopción de niños por parte de parejas gay: ¿qué pasa con un niño adoptado por una pareja gay? ¿Cuándo crezca será también gay? ¿Se volcará, en cambio, a la misoginia o al hedonismo?
• ¿Está bien que una mujer mantenga a un hombre? Si querés ver cuánto cambiaron (o no) las cosas en los últimos cincuenta años, decíle a tus viejos que vos, siendo bióloga, médica, arquitecta o secretaria ejecutiva, te vas a vivir con un pibe —que se dedica al arte—  al que vas a mantener porque te da la gana. Después de ver cómo se caen las mandíbulas de tus progenitores, y se hace un silencio antes de que se escuche la reflexión profunda “¡Ése es un vago de mierda!”, me contás cuánto cambiaron las cosas.
• Cambio climático. El calentamiento global ya es tema de conversación de sobremesa. Como todo el mundo sabe, el hombre está destruyendo al planeta. Ponelo en duda y vas a descubrir que ha surgido una nueva y tenaz religión.»
Acto seguido, Borgo discute diferencias y parentescos entre creencia y convicción Vs. su contracara, el conocimiento científico.
Pero mejor lo seguimos charlando cuando los lectores tengan el libro leído. ¿Cómo conseguirlo?
En este enlace está todo lo que hace falta saber.
  1. Todo iba bien hasta que, ¡chan! ¿me estás diciendo que Borgo también niega el cambio climático antropogénico? ¿O es una crítica al ecologismo irracional?

  2. Critico a las dos cosas. Al ecologismo irracional y panfletista y también a la hipótesis antropogénica del calentamiento global. El informe que dió el Panel a cargo de la investigación (algunos extractos fueron publicados en la revista Pensar) es lamentable desde el punto de vista científico. «Es probable que…», «Es muy probable que…»
    Ojo, no estoy hablando de contaminación ambiental, que es algo bien distinto. Estoy diciendo que no hay pruebas contundentes de que el «calentamiento global» o el «cambio climático» sean causa de la acción del hombre.
    No lo niego porque es imposible probar por la negativa, pero las pruebas que hay dejan mucho que desear y gran parte de la comunidad científica tiene muchas dudas al respecto. Es llamativo que los científicos que dudaban del calentamiento global hayan sido callados o echados del famoso Panel de expertos que sacó el informe mencionado.

  3. Bueno, las palabras «es probable», es «muy probable», etc… tienen un significado preciso relacionado con el nivel de probabilidad. También hay expresiones no de probabilidad, sino de confianza. Es decir, en vez de poner los números, ponen palabras que hacen referencia a esos números. Supongo que es para hacer el texto un poco más legible. La relación entre los términos y los números puede verse en esta tabla.

  4. ¿no habra visto el señor Borgo el famoso documental «la mentira del cambio climatico» del Channel Four?

    Si es el caso, dicho documental es una suma de patrañas y deformaciones, de paso varios de los que ahi aparecen tienen algun tipo de compromiso con Exxon.

    Por otro lado, el negacionismo del cambio climatico esta mas cerca de las chifladuras de algunos paranoicos de la ultra derecha, como David Icke, Alex Jones, Sarah Palin. Algunos de los cuales creen que el la teoria del cambio antropogenico es una mega conspiracion para implantar un impuesto global a la emision de carbono, y crear un gobierno mundial.

    Y aun me acuerdo del escandalo que armaron los idiotas cuando supuestamente habian probado el complot con esos documentos hackeados a una universidad britanica, esa historia quedo en nada parece.

  5. No es el caso, Damián. No es.
    El caso es que no ponés ningún argumento válido para sostener la hipótesis antropogénica del calentamiento global.
    En el período 1921-1940 hubo un calentamiento estadísticamente significativo, mayor que el que se registró en el período 1981-2000. ¿Me podés explicar cómo el hombre generó más dióxido de carbono en la década del 20 y del 30 que hace diez años?

  6. Fácil, se llama revolución industrial, pese a la gran depresión. Fuere o no, se lee mucho YO, YO y mas YO, mucho ego herido o falto de reconocimiento, desde el autor hasta todo el resto de pelotudos que hablan de tener la razón en un tiempo y espacio tan ínfimo sobre el universo como imprescindible. Por supuesto esto no lo entenderán, lo cual no es importante, porque redunda sobre la intrascendencia humana el prestar demasiada atención a su ego maníaco disfrazado de intelectualidad

  7. Che ¿ es muy difícil hablar sin entrar a descalificar al otro o al diferente, con vocablos como payasadas, boludos e idiotas?

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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