Este fin de semana no sólo será de descanso, ayuno y oración. Para honrar el fin del pontificado de Joseph Aloisius Ratzinger, más conocido como Benedicto XVI, papa número 265 de la Iglesia católica, decidimos evocar su heroica fuga con el crudo pero no menos sincero videoclip musicalizado por Tim Minchin, creado a propósito de la visita papal a Inglaterra en 2010.
Mirá el video después del click.
Tim Minchin – Pope Song from Cub Studio on Vimeo.
Vaya así nuestro homenaje a un Papa distinto.
Porque nuestros reproches no son los que normalmente escuchamos por ahí. Por ejemplo, no somos creyentes para repudiar agendas que no nos conciernen y por tanto no nos afectan: por suerte, un Papa, por más Papa que sea, no puede influir sobre la consciencia o las políticas de los que no somos católicos ¿verdad?
Sobre su oscura biografía tampoco tenemos gran cosa que objetar. A ver, no nos importa tanto que se hubiese enrolado en las Juventudes Hitlerianas, en su caso como ayudante de artillería antiaérea, o que siendo soldado custodiase los bienes de la fábrica de BMW; él tenía 16 años y tal vez pocas opciones. Tampoco nos desgañita que durante su temporada en la Congregación para la Doctrina de la Fe y su papado militase activamente contra la unión entre homosexuales, la eutanasia, el divorcio, el uso de anticonceptivos o condones, o que prohibiera ejercer la enseñanza a teólogos disidentes como Hans Küng o Leonardo Boff. Estaba en su naturaleza, va contra el dogma esperar otra cosa.
En realidad, nada de aquello nos importó tanto como cuando lo escuchamos hablar de «las fuerzas» que de repente le empezaron a faltar, pero que tuvo de sobra para encubrir faenas pedófilas como las de Lawrence Murphy, sacerdote sospechado de abusar de unos 200 niños sordos, o disimular los crímenes del sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de Legionarios de Cristo y abusador serial de menores. Es más, el papel de Benedicto XVI de policía ideológico hubiera sido menos ingrato si hubiese sido consecuente hasta el fin de su gobierno celestial.
Hasta el último hilo de baba, no sé si me explico.
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