No es la primera vez que me pasa, más de una vez he agradecido a los mejores lectores de Ciencia bruja, o de este blog, cuando me señalaron erratas. Pero en esta ocasión hay algo más de fondo que debo corregir.
Quiero decir, simplemente, que me arrepentí de haber escrito la nota El hábito hace al monje: los «calzones sagrados» de los mormones, publicada el pasado 1º de abril en Ciencia bruja, el blog donde colaboro en Yahoo! Argentina. Si bien surgió por mi propia iniciativa y curiosidad (me sorprendió descubrirme ignorante sobre este aspecto de las creencias mormonas) no llegué a darme cuenta, mientras buscaba la información y luego, cuando escribía la nota, que estaba, como muchos fieles han señalado, ante un asunto íntimo y secundario de sus creencias.
Quizás el error más grande del post se advierte al final, cuando, en vez de olvidarme de todo y deletear, en una posdata apelo a los creyentes a “digerir” el texto con tolerancia. ¡Pero yo había estado hablando de sus calzoncillos!
Ahora vuelvo sobre mis pasos y digo: si realmente me considero un realista cultural, si realmente soy respetuoso de la diversidad religiosa y aún así me fascinan las variantes más excéntricas de las creencias, sobran temas sobre los cuales hubiese podido escribir. Sin embargo, ahora, que reflexiono críticamente sobre mis dichos de ayer, no descarto que me haya pescado por el pescuezo el morbo de ocuparme de una curiosidad que causa gracia a los no creyentes, sin tener en cuenta que iba a ofender y molestar gratuitamente a muchísimos creyentes.
Llegar a esta conclusión no es agradable. Porque, si bien no quise lastimar las creencias de nadie, decenas de comentarios prueban lo contrario; por eso, porque no lo logré, espero que los lectores que se han sentido afectados acepten mis disculpas.
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Por razones técnicas todavía no pude publicar mis disculpas en Ciencia bruja, que es lo que corresponde. Al menos para mí, está claro que no debí usar la expresión «calzones sagrados» para titular el post y sin duda me desvió de mis intenciones encabezar el texto con un video que se mofa directamente de la creencia en las propiedades que -según algunos mormones- posee el garment (prendas interiores de los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días). Publico ya mismo estas reflexiones en Factor 302.4 para no atrasar mis disculpas.
Sin contar con los insultos, que nunca contesto, quisiera responder algunas afirmaciones falsas que hacen los lectores más enojados.
-Entiendo que la naturaleza de la cuestión pertenece a la esfera íntima de las personas. Pero tampoco instalé el tema. El sólo hecho de que el mormón Mitt Romney, el candidato republicano que desafiará la candidatura de Barack Obama en las próximas elecciones, ya había dado lugar a un debate sobre el tema en los EE.UU.
-Ninguno de los mormones que me considera «un portavoz antimormón» (cosa que niego ser) parece haber notado que en la misma nota desmitifico varias acusaciones frecuentes contra los SUD, como la poligamia (abandonada en 1890, que hoy sólo sostienen grupos fundamentalistas), que su iglesia impidiera acceder al sacerdocio a los afroamericanos (prohibición levantada en 1978, como lo ostentan sitios como Mormones Negros) y el real carácter del llamado bautismo vicario, conocido como “bautismo por los muertos”. También hago una aclaración que sólo los puede enorgullecer: “hoy en día, los más poderosos servicios dedicados a la búsqueda de ancestros son mormones. Este acto de suprema beatitud, ya que no se puede calificar de otra manera a la acción de bendecir a aquellos que ya no están, es realizado en todos los templos de la Iglesia”.
-Entre mis fuentes sobre el garment cito un sitio mormón independiente, la única voz pasible de sesgos por prejuicios es el video titulado “¡Debe ser una jodida broma!”, que no es de mi autoría sino que fue tomado del sitio The Thinking Atheist. No invocaré la excusa de decir que puse el video como ejemplo sobre el trabajo de los detractores del mormonismo: lo hice porque no había otro video que expusiera el asunto, sin pensar en las consecuencias de su tono (que no es el mío, pero vaya: me encargué de difundirlo).
-En ninguna parte de la nota cuestiono el uso de ropa con fines sagrados, de hecho escribo que el garment no es la única prenda de este tipo. “El kipá, la sotana, el turbante y hasta los vestidos de novia son ejemplos conocidos de indumentaria religiosa”, escribo, no sin citar el contexto bíblico de donde emerge esta creencia específica.
Por supuesto, haber titulado el post con la expresión «calzones sagrados» (y no «paños menores» o «ropa interior») tiñe de ironía la información volcada en el texto, motivo por el cual entiendo la virulencia de algunas reacciones y por eso me disculpo de verdad, ya que mi intención no fue ofender, sino esclarecer un tema poco conocido por el público no mormón.