Ninguna filosofía debe estar reñida con el imperativo moral de escuchar respetuosamente a los otros y la urgencia ética de batallar por un mundo más justo y solidario.
Para Marcelo Ricardo Moreno, a quien quise tanto que, el día que se fue, quedé sin palabras, o las que dije, o las que pudiera llegar a decir, son y serán insuficientes.
“Si sos rico y poderoso, tenés la impunidad garantizada. Si sos pobre y anónimo, tu única garantía es la perla menos cultivada en las altas esferas, la solidaridad”.
Hace tres años, esa frase disparó un simpático debate filosófico en el muro de nuestro Face, regido por el mismo principio que sigue este blog, según el cual las ideas valiosas pueden venir de cualquier parte y son escuchadas mientras prevalezca el respeto, la camaradería y (si fuese posible, si no siempre hay tiempo para pensarlo de nuevo), el juicio informado. Me conmueve reencontrar entre los participantes a un amigo que brilla en su ausencia, justo cuando arrecian muertes y recuerdos de muertes de personas queridas, o que afectan a personas queridas. La conversación fue sobre la solidaridad y hubo de todo, desde el puntazo de quien siente amenazada su pretendida “ideología desideologizada” (sí, hay quienes lo creen posible) hasta el liberal que aprovecha la volada para reiterar, una vez más, que el peronismo (no Perón, aunque también podrían decir Perón) es el culpable de todos nuestros pesares. Por suerte entre los lectores de aquella frase estaba Nahuel Sugobono, quien añadió:
Ya lo dijo el Moreno del Martín Fierro:
La ley es tela de araña
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
“Parafraseando al filósofo Anacarsis : La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros”, remató, certero, Nahuel.
Sin ninguna pereza y confiado en su sapiencia, acudió al llamado Marcelo Moreno, en un contrapunto que prometía trascender la coincidencia de su apellido con el apodo del payador de Fierro.
-Pues a mí más que del tal Anacarsis me parece haberlo leído de Heráclito, habré de averiguarlo en estos días, añadió Marcelo.
-No, no es de Heráclito, que dijo otras cosas geniales, asestó Nahuel por su parte.
Ansina era, nomás, concedió, horas después, nuestro Moreno: “Heráclito sólo dijo que el alma y el cuerpo del hombre eran como una araña y su tela (la araña corre al sitio donde la tela se desgarra, así como el alma corre al lugar del cuerpo que se ha lastimado). De modo que, volviendo al tema de esta entrada, podría decirse que la solidaridad debería ser como una araña acudiendo inmediatamente ahí donde el tejido social se encuentra dañado.”
Marcelo Ricardo Moreno escribía. Fue poeta, profesor de Historia y autor de unos cuentos bellísimos que cajoneó antes y después de una muerte precipitada e injusta, el 19 de febrero de 2016. También usaba el seudónimo Marxe Morn. Hace años publicó en Factor su cuento Mono en Acuario, parte de su saga Los monos ilógicos. Y en 2012 ediciones papeluchas (posiblemente, una autoedición) publicó la recopilación Cuentos incontables -I- relatos imaginarios para todo lector. Ese año colaboró en Magia Crítica con otro seudónimo: Marselo. Siempre se escondía, Marce.
Cada tanto le dedico unas lágrimas. Lo quise y lo sigo queriendo, a él y a su prosa, cargada de poesía, y no niego que también le lloro a sus excentricidades, que dejó a muchos sin la posibilidad de disfrutar de su enorme talento.
Cada tanto, también, me reencuentro con sus comentarios en mi muro de los lamentos. Su voz me interpela desde el pasado, el Más Allá de los que creemos en la muerte eterna, y cuando recuerdo su metáfora creo en él como en una araña que acude a reparar el tejido de mi memoria.
Agregado al 9/11/2018
«Se prohíbe leer este libro», era el eslogan de contratapa de Los Monos Ilógicos. Marxe Morn (Marcelo Ricardo Moreno, 1957-2016) escribió estos cuentos en poco tiempo, pero los corrigió a lo largo de muchísimos años. Nunca quedaba del todo conforme: siempre tenía alguna palabrita para cambiar. Como por esa época no tenía computadora propia, cada tanto imprimía desde la mía y de paso dejaba una copia de seguridad. En 2016 Marce se fue. Se fue físicamente, quiero decir. Había dejado recuerdos, amores, risas, poesías y muchísimas otras historias que ya nadie va a contar. También dejó dos libros. Durante mucho tiempo no encontré el backup de Los Monos Ilógicos. Hoy apareció el archivo de pura casualidad. En el pdf que adjunto se leerá «Prohibida su Reproducción». Le agradezco a su hermana, Susana B. Moreno, su permiso para publicar y difundir su obra. Esta fue la última versión de su recopilación. Espero que la disfrutes.
Los Monos Ilógicos. Por Marxe Morn. Edición del Autor. Buenos Aires, Octubre de 2010.
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2012. Reseña de la película con ese título que envió para Magia crítica, vieja encarnación de este blog.