Las redes sociales son el nuevo campo de batalla y casi no queda espacio para un discurso capaz de aquietar ánimos y muchísimo menos llevar a cabo acciones que pongan coto al brutal ataque que ha sufrido durante estos días la población civil en Gaza. Al contrario, comienzan a escucharse “voces extrañas”, entre ellas la de “amigos dormidos” que brotan como hongos después del bombardeo. Voces que traen cuentos a contramano y distraen sobre la tragedia del pueblo palestino con preguntas capciosas.
Porque, para preguntas, me quedo con las del histórico corresponsal de The Independent y especialista en Medio Oriente, Robert Fisk, tras contar en su crónica a más de mil palestinos muertos desde el inicio de la ofensiva israelí en 2014: “¿Cuál es el límite de muertes palestinas antes de que decretemos un cese el fuego? ¿Ocho mil? ¿Podríamos llevar un marcador? ¿El tipo de cambio de muertes? ¿O tendremos simplemente que esperar hasta que la sangre nos llegue al cuello y entonces decir que ya basta, que hasta para la guerra de Israel ya estuvo bien?”.
Entre tanta propaganda-basura, en medio de semejante batahola de mentiras, medias verdades y medios de prensa –en verdad, medios de encubrimiento– ¿dónde están las opiniones académicas?
Le debo a Sirius Mazzu las coordenadas de este esclarecedor video.
Nurit Peled-Elhanan, licenciada en Literatura Comparada en la Universidad Hebrea de Jerusalén y profesora de Educación en la Universidad de Tel Aviv, investigó el contenido de los libros escolares producidos en Israel en las últimas décadas y descubrió una hábil política destinada a “deshumanizar a los palestinos” y fomentar entre los jóvenes estudiantes israelíes la base de prejuicios que les permitirá ser “crueles e insensibles con el enemigo”.
Peled-Elhanan volcó los resultados de su investigación en su libro Palestine in Israeli School Books: Ideology and Propaganda in Education. London: MacMillan (Tauris Academic Studies). Militante pacifista, Nurit es co-fundadora del Tribunal Russell sobre Palestina. Fundó la asociación de familias israelíes y palestinas víctimas de la violencia cuando su hija de 14 años murió en un atentado suicida palestino -y sin embargo no está entre los que sostienen: «la masacre es culpa de Hamas» (que tendrá sus culpas, pero no la de haber cometido estos crímenes).
Según Peled-Elhanan, los libros didácticos que analizó son el pilar de los esfuerzos del establishment israelí para forjar el aparato ideológico que lo sostiene y el motivo por el cual este ideario acabó implantándose firmemente entre la juventud, que sale del servicio militar transformados en duros cuadros come-árabes.
Peled-Elhanan detectó que en los manuales escolares a los palestinos casi no se les ve las caras, no aparecen en situaciones normales y, si aparecen, lo hacen en situaciones que sugieren amenazas para los judíos.
La estudiosa concluyó que los textos escolares de Israel están hechos en base de un discurso racista que busca deshumanizar a todos los no-judíos que habitan la región, en especial a los palestinos, y en base al escamoteo o la tergiversación de mapas (lo ejemplifica con una cartografía donde Gaza luce como un territorrio NN, sin nombre ni número de habitantes). En su investigación también determinó que -si un escritor «se pasa de la raya»- su publicación no es aprobada y, si por error llega a librerías, es inmediatamente retirada de circulación. Y cita el caso de dos libros literalmente triturados por correrse del guión.
Uno llega, desgraciadamente, a un veredicto espantoso: el enemigo «ausente» es más fácil de exterminar porque es suficientemente diferente de mí, tanto que ni siquiera importa cómo es su rostro. Y llega, además, a plantearse la pregunta más incómoda de todas: ¿Cómo comprender que pueblos perseguidos, que han sido víctimas de cacerías raciales, justifiquen el accionar de su propio estado racista, convertido en cazador de otros pueblos?
ENLACES EXTERNOS
Jon Snow: Los niños de Gaza (informe del noticiero de Canal 4, Gran Bretaña):
«Todos somos cómplices del asesinato de esos centenares de niños a manos de Israel, apoyada y financiada por los EEUU», dice Snow.
Gracias Pablo Robledo!
