¿Y si Loan Peña se perdió solo? Cuando la hipótesis más probable tiene poca prensa

Caso Loan: cómo periodistas, “expertos” y abogados construyeron un crimen con un niño que, probablemente, enfrentó un desenlace que los medios prefirieron ignorar.

Por Heriberto Janosch (*) 

No se puede descartar que haya habido un crimen en torno a la desaparición de Loan Danilo Peña, el niño de 5 años que el 13 de junio de 2024 desapareció en El Algarrobal, en las cercanías del casco urbano de 9 de Julio, provincia de Corrientes.

Resulta muy extraño que, desde el primer momento, periodistas, “expertos” y abogados hayan descartado enfáticamente que el niño se haya extraviado caminando solo. No quieren ni oír hablar de eso.

En julio de 2016,  abril de 2022 y noviembre de 2024 la prensa recogió casos similares.

En el primero, Octavio Leonel, de 2 años, se esfumó sin dejar rastros de un campamento en Dos de Mayo, una localidad de la provincia de Misiones donde trabajaban sus padres. En un rastrillaje en el que participaron 200 efectivos, Leonel fue encontrado en el monte. Deshidratado, pero bien. Estaba a 200 metros y tardaron en encontrarlo 46 horas. Un miembro del Grupo del Operativos Especiales aseguró que el niño fue hallado siguiendo la leyenda del Pombero, en la que creían sus padres.

El segundo caso fue protagonizado por Sebastián, un nene de tres años, dos años menor que Loan. Se extravió en una zona parecida: en Berón de Astrada, Corrientes. Por descuido de la madre, Sebastián recorrió en pocas horas casi 3 km, atravesando dos montes y siete alambradas, hasta llegar a una laguna. Allí fue rescatado por casualidad: una mujer escuchó los ladridos del perro del niño cuando se estaba ahogando.

El tercer caso es el de Martina, también de tres años. La niña se extravió en un campo cercano a Telén, en la provincia de La Pampa. Fue encontrada gracias a un dron cinco horas después, a casi 3 km, adonde llegó luego de atravesar algunos alambrados. Acompañada de Estefanía, su madre, y algunos amigos, la niña había llegado a un campo para disfrutar de un asado. Mientras jugaba con cuatro amiguitos, incluyendo a su hermano de ocho años, cerca de la casa contenedor donde permanecían los adultos, se alejó del grupo mientras recogía flores. Los niños regresaron y su madre notó que la pequeña no estaba con ellos. Las similitudes con el caso Loan son evidentes.

En el caso de Martina, nadie cuestionó la posibilidad de que una niña de tres años haya sido capaz de recorrer 3 km en 5 horas. En los casos de Leonel y Sebastián, en cambio, los familiares le echaron la culpa de su extravío al Pombero, un supuesto ser sobrenatural que secuestra niños. Afortunadamente, ambos niños están sanos y salvos. De Loan no podemos decir lo mismo.

¿Por qué periodistas, “expertos” y abogados niegan rotundamente la posibilidad de que Loan se perdiera caminando solo?

Si vamos a los hechos conocidos, los últimos en ver a Loan con vida fueron los otros niños. Ellos dijeron que Loan expresó su deseo de ir en busca de su padre y se fue caminando solo. ¿Una posible explicación a la gran pregunta?

“Vende” más un crimen que una pérdida fortuita. De ahí media un paso para salir en busca de “culpables”.

Los periodistas lanzan sus hipótesis, los “expertos” y abogados se presentan en los programas de TV y las apoyan (más les vale, de lo contrario dejarían de ser invitados) y, por último, la justicia parece permeable a la influencia de la opinión de los medios.

El firmante vivió en una época sin celulares ni videojuegos. Jugábamos al fútbol aunque el campo fuera un lodazal. ¿Cuántas veces hemos hundido el pie con la zapatilla, y tuvimos que sacar primero el pie y después la zapatilla? ¿Y si Laudelina, la tía de Loan, y el comisario Maciel –dos de los imputados, hoy presos–, se quisieron atribuir el hallazgo del botín de Loan solo para aparecer en televisión, cuando el calzado, en realidad, fue hallado por Macarena, la hija de Laudelina? Sin embargo, la falta de pruebas de tal “siembra de evidencias” implicaría que Loan se perdió solo.

Periodistas, “expertos” y abogados prefieren decir que está probado que lo “plantaron”. Nadie hasta ahora ha logrado probar esta posibilidad: los testigos que pasaron antes por el lugar señalaron que había huellas de botines, y seguidamente aparecían huellas de un niño descalzo, y nada más. Buscar en ese lugar el botín no era descabellado. Ahora bien: si solo había huellas del niño, ¿cómo lograron “fabricar la escena” sin dejar otras huellas?

A las personas les gusta aparecer ante las cámaras por diversos motivos (“robar cámara”, le decíamos). A la gente común, solo por el placer de “salir en TV”; a “expertos” y abogados, para promocionarse; y por ambas razones, a los investigadores privados. Pensemos aquí en los actores del caso conocidos como el “americano”, la “grafóloga” mendocina y los abogados de una fundación.

Mención aparte merecen los políticos. ¡Qué imagen deplorable que desaparezca un niño en su ámbito geográfico de gobierno! Que empiecen a circular las versiones de narcotráfico o trata de personas. Que el caso no se resuelva. ¡Qué mejor idea que llevar a una de las últimas personas que vio a Loan a declarar a deshoras, entre gallos y medianoche, ante un fiscal, y decir que el caso está resuelto! Nadie verá nada anormal ahí.

La búsqueda de “culpables” es una idea que tiene gancho periodístico: sospechar de una decena de personas que estuvieron presentes en el almuerzo anterior a la desaparición de Loan.

Allí estuvieron, y hoy están imputados Antonio Bernardino Benítez, tío político de Loan; Laudelina Peña, mujer de Antonio y hermana del padre de Loan; Mónica del Carmen Millapi y su pareja, Daniel “Fierrito” Ramírez; María Victoria Caillava y su esposo Carlos Pérez. Otro imputado es el comisario de 9 de Julio, Walter Maciel.

En el inicio de la causa fueron señaladas como sospechosas muchas otras personas, en particular de la hija de Laudelina, Macarena, y Camila Núñez, prima política de Loan. ¿Qué pueden hacer siete personas inocentes imputadas de un crimen muy grave? Por empezar, acusarse entre ellas, con la asistencia de sus respectivos abogados. O, si son inocentes, y no tienen idea de lo que pasó, callar, con lo que periodistas y abogados podrán pasarse las horas conjeturando sobre un ominoso pacto de silencio.

Otro cantar es que, a raíz de este supuesto crimen, vean la luz otros comportamientos delictivos de los sospechosos. Pero, en principio, no tendrían nada que ver con Loan.

Mientras tanto, siguen apareciendo letrados y “expertos” a granel: “este caso yo lo resuelvo en cinco días” dice uno; “yo en dos días”, dice otro; y así sucesivamente. Todos quieren su porción de la torta. “Es un caso de narcotráfico”, dice éste; “es un caso de trata”, dice aquel otro. “Los imputados son parte de una organización criminal”, afirma un tercero, que actúa sin ningún tipo de coordinación ni comunicación entre sus miembros.

¿Y tenemos que volver a recordar que los perros pueden “señalar” cualquier cosa sin que revista carácter de prueba, a menos que resulte confirmada por un análisis científico posterior? Así es. Los perros son maravillosos, pero se equivocan a menudo y no hay ninguna razón para asignarles superpoderes. Un policía me dijo una vez: “si el perro señala algo, y ahí aparece un cadáver, o al menos restos de ADN del cadáver, nos sirve; de lo contrario, NO”.

Hasta no ver una prueba fehaciente, mantengo la convicción de que Loan, lamentablemente, se ha perdido caminando solo, y su final fue el peor.

La reacción de los periodistas, “expertos” y abogados me recuerda la del caso Pomar. Los cuerpos de la familia Pomar y el coche terminaron apareciendo. Y a medida que pasa el tiempo es cada vez más difícil que aparezcan restos o pertenencias de Loan. Por si acaso aparezca algo, periodistas, “expertos” y abogados ya se van anticipando, y empiezan a decir que, si esto termina así, pues será porque lo “plantaron”.

Solo espero que la justicia actúe con independencia, sin dejarse influenciar por el juicio mediático ni por las presiones políticas, y que se ajuste plenamente a derecho.

* * *

(*) Heriberto Janosch Gonzalez Ph.D. es licenciado en Psicología (1999) por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Doctor Cum Laude en Ciencias Jurídicas y Económicas (2020) por la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y Máster Universitario en Investigación en Psicología (2012) por la Universidad de Educación a Distancia (UNED). También es Experto Universitario en Criminología (2013) por la UNED. Profesor Contratado Doctor acreditado por ANECA, y Técnico Especialista en Ciberinteligencia (Hack by Security, 2022). Hoy se desempeña como profesor doctor en UNIE universidad. En otro orden de cosas, ha dictado dos Talleres de Identificación Aeroespacial (fenómenos aéreos no identificados, UAP), una iniciativa que hizo punta en el ámbito universitario español.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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