¿Quién fue Guillermo Federico Baez? Un empresario argentino, experto en hidrodinámica, que diseñó, a fines de los 50, varios ingenios destinados a la industria aeroespacial. Radicado en los EE.UU., afirmó haber sido contactado y poseído por una fuerza sobrenatural que no pudo controlar.
En el tercer episodio de Historias Extrañas en El Alargue (La Red AM 910) contamos la increíble historia del Sr. Baez, un técnico que en 1958 viajó a los Estados Unidos para formar parte de una sociedad dedicada al diseño de motores a reacción y bombas de impulsión. En Port Washington, Estado de Nueva York, aseguró que su cuerpo fue ocupado por “una fuerza extraña” que “fue extinguiendo mi libre albedrío”, empezando así un “largo peregrinaje de espantos, horrores y accidentes”. Baez afirmó haber sido víctima pero también beneficiario de esa fuerza, que le mostró las desgracias que iban a cerrar su futuro en los EE.UU. y le proporcionó enseñanzas. Aquí contamos su historia por primera vez.
En la línea de seguir contando historias extrañas inéditas, en la madrugada del miércoles 1ro de julio le conté a la audiencia de Cali Fidalgo y Marcelo Baffa, en El Alargue (La Red AM 910), la increíble carta que encontré entre los archivos que me dejó en 1989, antes de viajar para radicarse en Austria, mi amigo el periodista e investigador Adalberto Ujvari. En este caso, es una carta que le envió a él, el 20 de junio de 1983, Hugo Daniel Borda, otro aficionado al estudio de fenómenos extraños.
La carta estaba abrochada con la fotocopia de otra carta más larga (dirigida a un ilustre destinatario que devela el programa) que esperó más de 30 años a que alguien la leyera. Fue escrita el 5 de agosto de 1969, hace 51 años, por Guillermo Federico Baez, “un empresario e inventor”, como lo presentaba Borda, a quien éste había conocido en 1971 en las oficinas de la firma Baez Hidrodinámica en Pringles 540, ciudad de Buenos Aires.
Esta historia ofrece una nueva oportunidad de recordar a Martin Kottmeyer cuando dice que el poder de persuasión de los relatos sobre experiencias extraordinarias reside en que “hasta la más pulida obra de ciencia ficción nunca se va a atrever a pedirte que creas en lo imposible”. Quienes viven estas otras aventuras, las aventuras reales, son personas de carne y hueso que nos dicen: “creéme, ¡yo estuve ahí!”.
El Alargue transmite todas las madrugadas de 2:00 a 5:00 AM por La Red AM 910. También podés escuchar Historias Extrañas en la “repetidora” de El Alargue, en Radio Moscú.
Este concepto me atrae porque grafica la frontera entre literatura fantástica y este otro género, que Javier Sierra propuso llamar ocultura (“cultura de lo oculto”) y por décadas hemos conocido como Realismo Fantástico, cuando, en el fondo, estamos frente a una “realidad” en el mejor de los casos sospechosa –de cuando en cuando por su parecido con la ciencia ficción– . Pero, a diferencia de la literatura, este conjunto de relatos no se propone como ficción y a veces ni siquiera busca la verosimilitud: sus protagonistas hablan de circunstancias sorprendentes que, para ellos, no pueden ser sino realidad. En un extremo son experiencias vividas en carne propia, transmitidas en relatos atravesadas por el temor, el asombro u otras emociones duraderas; en el otro extremo pueden ser experiencias que cambiaron completamente el curso de la vida de esas personas.
Esta idea de Kottmeyer se complementa con otra que le inspiró a J. Ballard su visita a una muestra de arte que exhibía obras de personas que habían pasado casi toda su vida recluidas en instituciones psiquiátricas. La primera reacción del autor de “Crash”, “Compañía de sueños ilimitada” y otras obras alucinantes, fue entrar en pánico: “¡Dios mío, esta gente está encerrada en su pequeño universo desequilibrado!”. Después de pensárselo un poco se dio cuenta de que lo verdaderamente revelador e inspirador de aquella muestra “era el modo en que estas personas asiladas trataban de hacer contacto con el universo como un todo, impulsados por los sueños más grandes y por la imaginación” (*).
Esa búsqueda de sentido le da a estas historias excepcionales una dimensión oblicua, una transversalidad que va al encuentro de la particular concepción de cada uno sobre lo “racional”, y quedan a disposición general para construir un modelo sobre cómo debería funcionar el universo más allá de si estas experiencias son ciertas, falsas o híbridas, dejando abierto el significado de híbrido a la imaginación.
Otro detalle potencialmente inspirador: la historia de Baez (y derivaciones que aún no tuve tiempo de explorar, como su posible lazo familiar con otros Baez) es parte de una investigación en curso, de manera que todo aporte –recuerdo, dato o hallazgo– será muy bien recibido.
(*) J.G. Ballard. Para una autopsia de la vida cotidiana. Conversaciones. Caja Negra Ed., 2013, pp. 114.
LAS DOS PRIMERAS EMISIONES DE «HISTORIAS EXTRAÑAS«
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