Hace 50 años se cumplía otro aniversario dentro del cronograma del alunizaje: Neil Armstrong y Michael Collins visitaban Buenos Aires. Diego Córdova, autor del libro «Huellas en la Luna», recordó la fecha y compartió imágenes, documentos y algunas perlas cultivadas de los ramalazos porteños del acontecimiento, que hoy compartimos para disfrute universal. Lo nuevo: la extraña «acta» que firmaron los astronautas con Juan Carlos Onganía y la primicia que le dio un ingeniero de la NASA a Alejandro Vignati, periodista de la revista «2001. Periodismo de anticipación».
A solo tres meses de la mayor hazaña de la humanidad, el 1 de octubre de 1969, los astronautas del Apolo 11, Neil Armstrong y Michael Collins, visitaron la Argentina como parte de una gira a través de 22 países. Habían sido invitados por la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales y la Asociación Argentina de Ciencias Aeroespaciales. Pocos días más tarde, entre el 5 y el 10 de octubre, tuvo lugar un Congreso Internacional de Astronáutica en Mar del Plata. Aquel evento pasó casi inadvertido: supuestamente, no hubo conferencistas que dieran pie a ninguna noticia. (No fue así, para conocer la ‘revelación’ habrá que seguir hasta el final).
La principal noticia, como es obvio, había sido la presencia en Buenos Aires de los astronautas de la Apolo 11.
El 1 de octubre aterrizaba en el sector militar del Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires el avión que transportaba a Armstrong junto a su esposa Janet Shearon, a Collins y a su esposa Patricia Finnegan y Joan Archer, esposa de Edwin “Buzz” Aldrin, quien debió regresar a los EE.UU.
EL ACTA DE ONGANÍA
En la cobertura de Canal 13 no faltan imágenes de los actos protocolares realizados en honor a los astronautas y las inevitables entrevistas al valet y al botones del Plaza Hotel, consultados sobre la cantidad de medialunas (cuac) que pidieron para el desayuno o si era proverbial o no la simpatía de “los conquistadores del espacio”, como los llamó el cronista.
Otro momento destacado fue la recepción en la Casa Rosada, donde ocurrió un hecho singular, revelado por el periodista especializado Diego Córdova: Armstrong y Collins firmaron un Acta Extraordinaria junto al embajador de EE.UU, David Lodge, el escribano Jorge E. Garrido y el general Juan Carlos Onganía, jefe entre 1966 y 1970 de la dictadura militar que derrocó al presidente constitucional Arturo Illia.
Diego Córdova logró tener el original en sus manos. «Nótese, a modo de curiosidad, que el escribano oficial equivoca el rol de Collins, piloto del Columbia, el módulo que quedó en órbita lunar», aclara el periodista. También recogió varias fotografías capturadas por Roberto Solans (ex periodista de La Nación, especialista en temas aeroespaciales y fundador del sitio Espacial.com) durante la visita que conmovió a la ciudad.
Así recuerda Solans ahora cómo obtuvo este plano de Neil Armstrong, el primer hombre en la Luna, saludando a la multitud en Buenos Aires.
“Mientras el cortejo de astronautas, policías, funcionarios y periodistas de TV en un camión rodeaban la plaza para volver a bajar por San Martín hacia Libertador y de ahí al Aeroparque, yo (el flaco fibroso que fui a los 20), bajé corriendo por Maipú desde Santa Fe, llegué a Libertador con tiempo de sobra y esta vez me paré en el parquizado que había entonces en medio de la avenida, del lado de Armstrong.
“Mientras se acercaba, le grité su apellido una y otra vez para que mirara hacia mi cámara, pero no había nada que hacer, con tantas sirenas policiales.
“A menos de cinco metros, levanté la cámara y jugué mi bala de plata: en lugar del apellido le grité el nombre. «Neiiiiiiiiil». Bastó una sola vez. El primer hombre que caminó en la Luna, aquel espectro de la TV, el pibe enamorado de las alturas que también el astronauta fue, giró la cabeza directo hacia mí, y, ahora sí, no dudé en disparar.
“Como de mi lado no había nadie más, Armstrong giró enseguida la cabeza hacia el público que poblaba la vereda de la recova y en la foto quedó iniciando ese movimiento.
“Obviamente, no me importaba ya. Neil Armstrong me había oído y en mi cámara tenía una piedra preciosa. Estaba en la gloria. El sueño se me había cumplido.”
2 MITOS 2
“Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
no ves que va la luna rodando por Callao…”
Se ha dicho que al menos parte de la letra que Horacio Ferrer compuso para la canción de Astor Piazzola “Balada para un loco” surgió de la inspiración de aquellos tumultuosos días, pero Amelita Baltar cantó el tema por primera vez casi de inmediato, en el Primer Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción celebrado en el Luna Park de Buenos Aires entre del 9 al 14 de octubre de 1969.
Otro leyenda en circulación dice que Armstrong y Collins visitaron “fuera de protocólo” a Ángel María Zuloaga (1885-1975), primer hombre en cruzar la cordillera de Los Andes en globo, desde Chile hacia Argentina en 1916. El ingeniero Pablo de León, autor del libro en dos volúmenes de «Historia de la actividad espacial en la Argentina», entrevistó a Armstrong, consultó archivos y desmintió en forma contundente que el héroe de la aviación argentina hubiera recibido a los astronautas, a contrapelo de lo afirmado en un reciente artículo publicado en Infobae.
PERLITA DEL FUTURO
Entre el 5 y el 10 de octubre tuvo lugar el XX Congreso Internacional de Astronáutica, organizado por la Asociación Argentina de Ciencias Aeroespaciales. Aquel encuentro no dio pie a noticias pero sí a crónicas como la publicada por la revista 2001 – Periodismo de Anticipación en su edición número 16 (Noviembre de 1969). (El ejemplar se encuentra disponible en la web de AHIRA). Cubrieron el evento Alejandro Vignati, secretario de Redacción, y Roberto J. Martínez, redactor de la sección Astromodelismo.
En una nota titulada “La guerra secreta de los sabios” (sin firma pero en la que se adivina el estilo de Vignati), los representantes de 2001 lograron mantener una breve conversación con Leonid Sedov (1907-1999), un físico que entonces oficiaba como portavoz del Programa Espacial Soviético, y con Maxime Faget (n. 1921), entonces Director Ingeniero para el Desarrollo de los Vuelos Tripulados del Centro Espacial de Houston y luego famoso por sus contribuciones en el diseño del transbordador espacial: el desarrollo de una nave espacial reutilizable había sido encomendado ese mismo año.
Durante un almuerzo al aire libre, Faget hizo un dibujito cuyo facsímil 2001 publicó anunciando “cómo serán las futuras naves espaciales americanas”:
2001 honró a su eslogan. La revista había logrado realizar verdadero periodismo de anticipación.
AGRADECIMIENTO a Andres Rangugni
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