La scola do samba de Dios a contramano (5 experiencias con D.)

Estos «diarios» los escribió un amigo del blog bajo efectos de sustancias psicoactivas. Hasta ayer no había considerado la posibilidad de publicarlos. Su viaje remite a la imaginería sobrenatural, pese a lo cual aclara: “esto es un experimento literario, producto de mi imaginación”. De una de sus visiones ayahuasqueras dice: “A mi derecha y a mi izquierda hay dos seres gigantescos, miden tal vez mil quinientos metros. El ser a mi derecha es masculino, el de la izquierda femenino. Comienzan a dialogar pero no escucho sus palabras, las veo, están dentro de mí. Sus palabras me penetran y son los seres dentro de mí. Me invaden, me usurpan y yo soy solo un diez por ciento de la esfera que es mi consciencia, que soy yo. ¡Me asusto, nunca habíamos sido tres en mi cabeza!”, asombra el anónimo autor de estos epifánicos textos.
“Pudor”. Ese sentimiento lo llevó a dejar sus escritos sin firma. “Básicamente”, escribe, “es como si contara lo que hago y lo que siento durante una relación sexual con mi pareja y usara nuestros nombres y apellidos. Prefiero que permanezcan las sustancias y las dosis y no mí nombre o disfrazar estas experiencias de poemas.”

“Soy un explorador
puedo viajar a la selva, al desierto, a la
/montaña o a otro planeta
puedo cruzar la noche en un barco a /vela
puedo devorar estrellas a mí paso”

Uno

Dosis: 40 mg. de cristales de D.M.T. fumados.

Obscuridad total, silencio nocturno; estoy recostado en una reposera. Doy tres caladas, llego a dejar la pipa en una mesa junto a mí.

Una enredadera comienza a girar, un colibrí  en espiral, estalla un caleidoscopio,  mandalas de los colores más bellos girando siempre, avanzando hacia mí. Miles de cristales, miles de colores y tambores y cantos. Grillos, ranas, gritos, arrullos, aullidos, bramidos, rugidos; no eran tambores ni cantos, eran los ruidos de la selva.

Ahora silencio. Emerjo en un domo, bañado por la luz azul de la ayahuasca, floto ingrávido y en el cielo caleidoscopio de estrellas.

–Esto es el paraíso, ojalá durara siempre. El placer, la paz, la belleza, el amor en su estado más puro. Chau, me explota el pecho. Es tremendo, como flotar en la matriz ahora y ser consciente, epifanía, maravilla.

Y no sé por qué me fui, pero los mandalas se hicieron claros y acá quede yo.

Notas:
En ningún momento perdí conciencia del cuerpo.
La experiencia duró aproximadamente diez minutos.

TRIP REPORT. Así se le ha llamado a esta literatura. El término no tiene, hasta donde sabemos, un equivalente en castellano. Henri Michaux, Aldous Huxley, William Burroughs y Allen Ginsberg, los autores más destacados dentro del género, le han dedicado obras completas. También podemos encontrar precedentes del «Trip report» en poetas árabes medievales en referencia al vino y el hachís.

Dos

Dosis: 60 mg. de cristales de D.M.T. fumados.

Oscuridad total, silencio nocturno; estoy recostado en una reposera. Doy tres caladas, llego a dejar la pipa en una mesa junto a mí.

Comienzan a girar  mandalas con los mismos patrones que en la primera experiencia, a tomar cada vez más velocidad y una turbina de avión que ruge. El caleidoscopio se acelera hasta el vértigo y todo  se descompone, geometría pura. Geometría y nada más.

Después se prolongó la experiencia en visiones “ayahuasqueras”. Había fumado en la sala de cultivo y recuerdo haber pensado que las puertas del clonador estaban abiertas; la luz y las plantas se derramaban sobre mí, acariciando mi cerebro, borrando los límites físicos. Muy bello. Sí.

Notas: La experiencia duró veinte minutos, tal vez diez el flash más intenso y diez las visiones «ayahuasqueras».
Creo que la dosis fue excesiva. Demasiada velocidad y visiones puramente geométricas. Fue mucho menos interesante que la primera vez.

LA PIPAHUASCA

Tres

Dosis: 3 g. de semillas de Pergamun Harmala en infusión.
40 mg. de cristales de D.M.T. fumados.

Preparación:

Estoy cuarenta y ocho horas sin consumir grasas ni lácteos. El día de la experiencia desayuno un café con dos tostadas y almuerzo un café y una banana. No debería haber comido nada. (*)

Muelo los tres gramos de semillas hasta hacerlas polvo. Las hiervo dos minutos en agua con un treinta por ciento de jugo de limón. Filtro la infusión lo mejor posible.

Tomo el té a las 23 horas. Estoy solo. Tiemblo de anticipación. Fumo una índica potente para calmarme. A media noche fumo los cristales, estoy recostado, dejo la pipa en la mesa.

Comienzan los mandalas a girar, pero esta vez no son de colores, son de cristal. Tienen otros patrones,  otros dibujos. Como grandes cristales de nieve girando y caen sobre mi conciencia. En ese momento pensé que estaba viendo los cristales de D.M.T. que se agolpaban en las sinapsis de mi cerebro. Y se borró el límite del presente y del pasado, del adentro y el afuera, y el caleidoscopio de cristales estalló. Y miles de perlas de luz – cristales eléctricos empezaron a recorrer todas mis fibras nerviosas. Descargas de pura luz  recorriendo cada uno de mis nervios como telarañas que me dibujaban y yo diciendo -¡gracias por las joyas!, ¡gracias por las joyas! Desde lo sensorial, increíble, eléctrico-orgásmico-epifánico. Y yo temblaba y las perlas recorriendo mi sistema nervioso y eran fuego frío, fuego blanco, luz azul. No sé contarlo. Tremendo, espectacular. Maravilloso. Metaorgásmico. Éxtasis en estado puro. ¡Gracias por las joyas!

Ahora caleidoscopio de estrellas. Primero pienso que el movimiento de las estrellas es caótico, luego intuyo un orden que no. No es caos, es un orden que se me escapa. Lo entiendo, pero no lo comprendo.

Ya no son estrellas. Mi conciencia es una semiesfera, un cerebro que no está separado en lóbulos, sin circunvoluciones; está compuesto  de miles de pequeñas piezas como de un rompecabezas tridimensional (las piezas son rígidas y  grises como la plata a la luz de la luna). Al moverse una pieza provoca una reacción en todas las demás. Corrientes, avalanchas, flujo permanente, el yo en los mil pedazos en movimiento que soy yo.  ¡Fantástico!

Las piezas ya no son miles, quizás son veinte, de colores desenfrenados, brillantes, elásticas y al girar se amoldan unas a otras con plasticidad más que con vértigo. Y objetos tridimensionales, luces, colores, gritos y aullidos de trompeta que atraviesan todo.

En ese momento sentí náuseas y me di cuenta que no distinguía arriba de abajo. Abrí los ojos y fue exactamente igual, las mismas visiones, no había diferencia entre ojos abiertos y cerrados, no había diferencia entre arriba y abajo. Tuve miedo de vomitar y ahogarme con mi propio vomito. Estiré la mano y toque la mesa, volví a tener conciencia de las tres dimensiones y pensé, si quiero vomitar tiro la cabeza a un lado y ya está. Esto es maravilla y la tengo que aprovechar. Pasó el temor pero no la náusea (no tendría que haber comido nada).

Trompetas, gritos, grillos, cuicas, ranas, colores desenfrenados, fogonazos, objetos tridimensionales, alaridos de luz, viento en llamas, tambores, temblores, gente que viene, gente que va. Todo girando.

La scola do samba de Dios a contramano, el carnaval psicodélico de los dioses paganos. Una maravilla.

Las visiones se fueron desvaneciendo lentamente.
Fui al baño a los tropezones, haciendo eses.
La experiencia había durado una hora.
Fumo, imágenes de paisajes claros y casitas, un dedo dibuja ranchitos, nubes y arroyos como los que hacen los chicos. Estas visiones duran media hora más.

Cuatro

Dosis: 2,5 g de semillas de Pergamun Harmala en infusión.
30 mg de cristales de D.M.T. fumados.

Preparación:

Ayuno total de 36 horas (*). De grasas y lácteos tres días. El té de Pergamun lo preparo igual que la vez anterior y lo tomo una hora antes. Fumo en las mismas condiciones que las veces anteriores.

Fundido a negro, comienzan mandalas de brasas a girar, son otros los patrones. Esto no lo vi. Un tipo de mandalas que no había visto.

Mandalas de brasas sobre fondo negro. Sobre ellos a la izquierda, una doble hélice comienza a bajar. Sobre las hélices veo claramente fórmulas matemáticas, alfabeto griego, números arábigos, el signo igual, el más, el menos. Baja girando cantidad de información en un lenguaje indudablemente matemático y la hélice ahora es cuádruple o aún más compleja. Esto yo no lo puedo entender. Desaparecen bruscamente.

Mandalas de brasas sobre fondo negro y a mi derecha aparece una piedra circular, está tallada con jeroglíficos y pintada. Está a un par de pasos, no mide más de dos metros y flota en el aire. La piedra circular está dividida radialmente (cómo una pizza) en veinte o treinta porciones. Cada parte está llena de escritura jeroglífica tallada, se distinguen el rojo, el amarillo y el color de la piedra sin pintar.

Los mandalas se detuvieron y la piedra comenzó a girar pero sin moverse. Intento explicar aunque esto no entra en palabras ni a palos. Imaginate que cada porción de la piedra es un grupo de signos con un determinado significado, una letra chica. Todas estas letras chicas conforman un relato o una palabra pero también una letra grande que es la piedra en sí. Lo que dice la letra grande no tiene relación con el relato, si no con el orden de las letras chicas. La piedra siempre dice dos cosas a la vez. Comenzaron a cambiar las letras chicas, de a una por segundo, y cada una que cambiaba rehacía  el relato o palabra, la suma de las letras chicas cambiaba y también la letra grande que era la piedra. Así la piedra giraba. De alguna manera extraña comprendía pero no lograba entender. Si giraran más lento quizás los podría copiar, así no puedo, no entiendo. Fundido a negro.

Estoy sentado, un zumbido, desde atrás de mi cabeza, empiezan a pasar en un espiral cerrado más signos, como esculturas, hechas de ángulos y rectas, tridimensionales de un verde fluorescente y una voz femenina ininteligible, como una cinta que patina. Creo que la voz genera los signos o que estoy leyendo los signos y estos generan la voz. Ahora son tres las voces, dos masculinas y una femenina (pero ni de hombre ni de mujer). Profundamente distorsionadas. Esto ya no me está gustando tanto, no entiendo. Fundido a negro.

Me metieron adentro de un tubo y me sacaron del planeta.
¡Me metieron adentro de un tubo y me sacaron del planeta!

Soy una esfera dentro de un cartucho flotando en el espacio, en un lugar vacío, las estrellas son puntos apenas visibles. A mi derecha y a mi izquierda hay dos seres gigantescos, miden tal vez mil quinientos metros. El ser a mi derecha es masculino, el de la izquierda femenino. Comienzan a dialogar pero no escucho sus palabras, las veo, están dentro de mí. Sus palabras me penetran y son los seres adentro de mí. Me invaden, me usurpan y yo soy solo un diez por ciento de la esfera que es mi consciencia, que soy yo. ¡Me asusto, nunca habíamos sido tres en mi cabeza! ¡Y yo solo era el diez por ciento dentro mi conciencia!, hecho un ovillo, todo acurrucado. Y lo que escuchaba-veía no era precisamente lindo, me producía un profundo desasosiego y angustia. Tengo que confesar que se me frunció, sentí miedo. Bien fruncido. Mucho miedo. Y me acurruqué aún más en el diez por ciento que me pertenecía, el pedacito donde todavía era yo. Y seguían hablando. Menos mal que no los entiendo, menos mal que no entiendo, gracias a dios que no los entiendo.

Y me tiraron de nuevo sobre el sillón, tremendo golpe.
Estoy sentado y encima de mí aparecen  jeroglíficos inmensos como estadios de fútbol, hechos de piedra tallada y carne despellejada pero no sangrante. Uno y otro y otro se suceden. Algunos son de huesos (muchos humanos, otros de animales), cenizas y lenguas. Otros piedra y carne. Una tremenda desolación me invade. Estoy sentado en un paisaje yermo, arrasado, tierra color sangre seca de siempre, resquebrajada, donde ninguna vida es posible. Veo los inmensos jeroglíficos  con los ojos abiertos durante horas. Su peso me oprime. Menos mal que no los entiendo. Terribles, uno tras otro, tres horas por lo menos, horribles, menos mal que no  los entiendo, piedra y carne; hueso, cenizas y lenguas humanas arrancadas . Hasta que por fin se desvanecen.
Enciendo la luz. Pasaron veinte minutos.

Estoy totalmente afuera. Fumo, me relajo. Pasa una hora.  Quedo más curioso que asustado.

Tengo dos opciones, contarlo o dar otra fumada. Viene Pablo.

Noviembre – Diciembre 2010

Cinco (impulso)

Dosis: 40 mg. de cristales de D.M.T. fumados. / 200 mcg de L.S.D, 3 hs antes.

Oscuridad total, silencio nocturno; estoy recostado en una reposera. Doy tres caladas, llego a dejar la pipa en la mesa.

Millones  de gorriones empiezan a piar, con esa cualidad casi metálica del chillido del gorrión y todo pero todo es ese ¿canto? Yo soy ese pipipipipipipipipipipipi. Esa síncopa desquiciada es lo único que existe.

Un mandala comienzan a girar, esta vez el dibujo es plano, da la sensación de ser una rueda girando.  Es diferente a los mandalas  anteriores que eran caleidoscopios de cristales, de hielo o de brasa, con volumen y brillando con luz propia.

El mandala es una rueda pintada de colores brillantes, plenos, sin sombra, rojo, verde, amarillo, rosa, ¡pero qué rosa!, ese color nomas valía la experiencia. El mandala es uno solo, mejor dicho, las piezas son siempre las mismas y al girar la rueda va cambiando el dibujo. Solo esos cuatro colores y nunca una pieza queda junto a otra del mismo color .Una luz intensa lo ilumina, me doy cuenta que la luz está en mis ojos.

Una alegría enorme me revienta de adentro, los colores únicos, la combinación de belleza y  simpleza de  los patrones. ¡Qué divertido! Reviento a carcajadas pero ¡me río sin el cuerpo!

¡Qué lindo, que fácil!, pensé y recupere el cuerpo. Que sencillo el mandala, que tranquilizadores los patrones, casi previsibles los cambios. Rojo, verde, amarillo, rosa; nunca una pieza queda junto a otra del mismo color. Y es plano, no hay sombras, no hay profundidad, la luz está en mis ojos.

Al darme cuenta que el mandala solo tenía dos dimensiones empecé a percibir espacios en blanco entre las piezas. Pensé que los dibujos eran representaciones de objetos tridimensionales en un plano y los espacios en blanco (que faltaban) eran proyecciones de una dimensión que me incluía. Como si las diagonales que dan idea de profundidad en un dibujo se proyectaran hacia el interior de mi cuerpo, tiempo y conciencia. Esa orilla que se abisma.

Me recorrió el cuerpo un escalofrío, temblé, aspire profundamente para suspirar y en la aspiración me trague el mandala. Obscuridad total, silencio y,  vacío.

Escucho un zumbido, desde atrás de mi cabeza aparece un espiral cerrado de jeroglíficos, esculturas verde fluorescente, tridimensionales, sin curvas, exactamente iguales a los que vi en un momento de la cuarta experiencia. Voces en una cinta que patina. Uh, pienso, ahora vienen. Los jeroglíficos me llenan de desasosiego. Ahí, pienso, hay algo para leer, pero no lo entiendo.

No entiendo, digo.
Y tres voces me responden casi superpuestas: ¡Está escrito!
Tan claro y cerca hablaron que me sobresalté, abrí los ojos y nada, la reposera, la tenue línea de luz que dibuja la puerta del indoor. Me tiemblan un poco las piernas, estoy algo agitado, pero estoy acá.
La experiencia duró menos de diez minutos.

25 – 26 de mayo 2011

(*) Ayunos. Se los menciona en dos experiencias. Su función es evitar las náuseas y vómitos, efecto secundario de la infusión de Pegamun harmala y otras drogas supresores de la MAO.

Nota del Editor: «Ayahuasca: Realidad o Alucinación» fue el nombre del dossier y «Ayahuasca: Sentir a Dios en la Punta de los Dedos» el título de la nota principal que publicamos allá por 2003 en Dios! (dios.com.ar) . Aquel dossier estuvo dedicado a reflexionar sobre las experiencias con este psicoactivo. Había quedado pendiente una publicación sobre las experiencias psicoideas propiamente dichas, reto que cumplimos 15 años después. Mejor ahora que nunca: se abre otro debate.

Ilustraciones:

De Pablo AmaringoAyahuasca Visions: The religious iconography of a peruvian shaman. [Visiones del Ayahuasca: La iconografía religiosa de un curandero peruano.] (1991) / Valcari art, mandala (arte digital) / De Scott O’Reilly: «Can Psychedelics Help You Contact Aliens?»

RELACIONADAS

Hippies sexomaníacos politóxicos y su vínculo con Donald Trump
Sectas ayahuasqueras de otros mundos: como no existían, había que inventarlas


¿Cómo ayudar a Factorelblog.com? Compartiendo nuestras publicaciones, siguiéndonos en Twitter o en Facebook, suscribiéndote para recibir notificaciones de cada nueva publicación o convirtiéndote en anunciante. Aquí podés proponer otro tipo de aportes, dejar un comentario privado o enviar un email a aagostinelli@gmail.com

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
Alejandro Agostinelli en Twitter
Alejandro Agostinelli/Factor 302.4 en Facebook
+ info sobre el autor, Wikipedia en Español
+more info about Wikipedia English