¿Con qué bomba podremos destruir un asteroide?

Científicos rusos simularon la destrucción de rocas espaciales con la misma composición y estructura de los que amenazan a la Tierra y ahora saben cuán poderosa debe ser un arma nuclear para acabar con ellas.

En el género películas-apocalípticas-con-asteroides lo habitual, y cada vez menos sorprendente, es ver a un equipo de astronautas trabajando contrarreloj para plantar una bomba nuclear en el interior de la monstruosa piedra que está por caer a la Tierra.

Los científicos que estudian cómo hacer volar en millones de pedazos un enorme asteroide a lo mejor no tienen tanto glamour como los héroes de películas como Deep Impact o Armageddon. Pero sus estudios no son menos emocionantes. En esta oportunidad, un grupo de investigadores del Instituto de Física y Tecnología (IFT) de Moscú usaron réplicas pequeñas de asteroides y explosiones láser para imitar, en un contexto de laboratorio, el efecto destructivo de las armas nucleares.

Probablemente, concluyeron, se debería lanzar una bomba de tres megatones (1.000 kilotones), es decir, el equivalente a tres millones de toneladas de TNT, para pulverizar un asteroide de 200 metros de ancho. Y que el poder destructivo sería mucho mayor si el arma nuclear se pudiera hacer detonar dentro de un cráter o cavidad de la roca espacial.

En perspectiva, el rendimiento de las bombas atómicas que EE.UU. arrojó sobre Japón durante la II Guerra Mundial fue de entre 15 kilotones en Hiroshima y 20 kilotones en Nagasaki. Un megatón equivale a los 1.000 kilotones que necesitamos para destruir una asteroide que represente una amenaza para la Tierra.

El arma nuclear más poderosa jamás construida, la Bomba del Zar, una bomba de fusión de hidrógeno lanzada por la Unión Soviética en 1961 sobre Nueva Zembla, un archipiélago ruso situado en el Océano Ártico, liberó una potencia de 50 megatones. Esto es, una explosión 3.000 veces más potente que la de Hiroshima.

Las conclusiones del estudio son aplicables a asteroides pedregosos. En el futuro, los investigadores van a extender sus experimentos a las rocas metálicas, para lo cual estudiarán con mayor profundidad cómo la forma de un asteroide y sus cavidades pueden afectar los intentos de destrucción. “Por el momento, no hay amenazas de asteroides, de modo que tenemos tiempo para perfeccionar esta técnica para prevenir un desastre planetario más adelante”, dijo el coautor del estudio, Vladimir Yufa, profesor asociado del departamento de Física Aplicada y el departamento de Sistemas Láser y Materiales Estructurados del IFT.

Para el estudio, los investigadores rusos crearon diminutas rocas artificiales semejantes a un asteroide que explotó sobre la ciudad de Chelyabinsk en febrero de 2013. Colocaron los falsos asteroides en una cámara de vacío y los formatearon con láser. Así, descubrieron que es necesario un estallido láser de 500 joules por gramo para romper una roca espacial de 8 a 10 mm. Si esa explosión se dirigía a una cavidad prefabricada en el asteroide. “Sin la cavidad, hace falta una energía de aproximadamente 650 joules por gramo”, añadió.

Estos experimentos determinaron que no representa una ventaja dosificar el aporte de energía en múltiples pulsos: una explosión nuclear poderosa probablemente sería tan efectiva como una serie de pequeñas explosiones que acumularan el mismo rendimiento energético.

Otra opción es desviar el asteroide sin destruirlo, para lo que Yufa espera “alcanzar un compromiso internacional”. Ante un asteroide potencialmente peligroso, desviarlo es la estrategia conveniente siempre y cuando sea posible. Un truco es “golpear” a aquellos cuerpos cósmicos en rumbo de colisión. Otro, anticiparse lanzado sondas para sobrevolarlos durante meses o años, desviándolos gradualmente de su curso mediante interacciones gravitacionales.

La NASA tiene un departamento llamado Misión de Redirección de Asteroides. El programa está desarrollando una primera misión robótica para visitar un gran asteroide cercano a la Tierra, recoger una roca de varias toneladas de su superficie y usarla en una demostración de desviación de asteroides de un tractor de gravedad mejorada. A mediados de la próxima década, esta nave redirigirá la roca de varias toneladas a una órbita estable alrededor de la Luna, lo cual permitirá explorar su superficie y traer muestras a la Tierra.

Ahora bien, aun existiendo un protocolo de desviación, ésta puede no ser la solución si llegara a presentarse un asteroide de gran tamaño a pocas semanas de un posible impacto. En tal caso, volarlo con una bomba nuclear sería probablemente la única opción.

Si de asteroides se trata, las sorpresas están al orden del día. En octubre pasado, un grupo de astrónomos dirigidos por Karen Meech, del Instituto de Astronomía en Hawai, detectó el primer asteroide interestelar en tránsito por el Sistema Solar.

Oumuamua era un objeto con forma de cigarro, algo rojizo debido a los efectos de la irradiación de rayos cósmicos a lo largo de cientos de millones de años y de 400 metros de longitud, tal vez 10 veces más largo que ancho. Nunca se había visto un cuerpo celeste tan largo, tan elongado ni, desde luego, que procediera del espacio profundo. Y disparó toda clase de fantasías entre quienes creyeron ver algo parecido a una «nave», sin otra evidencia que su peculiar forma.

[Este post resume el estudio publicado en la edición rusa de la revista Journal of Experimental and Theoretical Physics. Pronto será incluido en la versión en inglés de la revista. Fuentes: MIPT, Mike Wall de Space.com Misión de Redirección de Asteroides (NASA)]

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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