1. ¿Puede verse el atentado a Charlie Hebdo como un enfrentamiento entre «terrorismo islámico» y «libertad de expresión»?
Y, sí… La libertad de expresión supone el derecho de los demás a burlarse de tus creencias, de tus ideas, de tus costumbres, de lo que amás y de lo que odiás. ¿Querés saber si en nuestro país hay libertad de expresión? Bueno, en los kioscos hay una revista de ultraderecha con una foto de la presidenta y el título “La idiota”. Te puede parecer de mal gusto, torpe, bruta, injusta, jodida, lo que quieras, pero su existencia es fruto de un estado de Derecho y debe ser respetada. En la Argentina el estado de Derecho aún no garantiza que todos tengamos casa, trabajo y comida, pero al menos garantiza ciertos modos individuales de libertad de expresion: que podamos publicar revistas si tenemos la plata para editarlas, o comprarlas si ídem (si somos muchos, vivimos lejos de Buenos Aires -en Chubut, por ejemplo- y marchamos contra una empresa minera, no siempre nos permite gozar de la libertad de expresión.) Hasta donde entiendo, sin ser un especialista en Charlie Hebdo, la revista es, además, bastante pluralista en sus burlas. Pero aún si no lo hubiera sido, si hubiera tenido una fijación con el mundo musulmán radical, ¿cuál es el problema? Los musulmanes yihadistas podían no comprarla y hasta hacer campañas para que la gente no lo compre y para que los anunciantes le retiren la pauta. Pero nuestra idea de lo “radical” es fatalmente distinta de la de ellos, desde luego. Hago la salvedad importante de que no me consta que el atentado haya sido cometido por yihadistas que se olvidan los documentos, desde luego que el atentado genera tantas dudas como el del 11/9/2001.
1.2 ¿Debe ser ilimitado el derecho de la libertad de expresión, si supone ofender a personas por su ideología, creencia y etnicidad?
No es ilimitado hoy. Si promovés el exterminio de una persona o de una comunidad, la comisión de delitos o si hacés apología del holocausto o si promovés un golpe de estado, podés ir en cana. Es una perogrullada lo que voy a decir, pero los ofendidos siempre tienen la posibilidad de no comprar la revista, incluso de taparse los ojos cuando pasan por el kiosco, incluso de pedirle a Alá que fulmine con un rayo a los infieles. Prefirieron fulminarlos ellos mismos (repito, si es que se trató de yihadistas, lo que no me consta), lo cual es una pena porque Alá no existe y el método indirecto de fulminación les hubiera permitido seguir sacando la revista. Y una buena pregunta es por qué los motivos religiosos son taaan importantes como para formularnos este tipo de preguntas. ¿Por qué tenemos que pensar nosotros los no teocéntricos de manera teocéntrica para que los teocéntricos no se ofendan? A mí me interesa mucho más la música y la literatura que la religión. ¿Por qué nadie se preocupa de que yo no me pueda “ofender” si me critican a Yes? El punto es que la religión genera intolerancia y fanatismo a grados que la música no llevará jamás. Desde luego que ni todos los religiosos son intolerantes ni la única intolerancia proviene de la religión. No me olvido tampoco de los Estados Unidos financiando a los talibanes contra la invasión soviética en Afganistán (“tu causa es mi causa”, le dice Rambo a un talibán en Rambo III) ni del apoyo a los “rebeldes sirios” que súbitamente se convirtieron en los dementes de Isis.
2. Es inevitable repudiar un asesinato masivo a sangre fría a periodistas. Pero la violencia del grupo islámico ¿no invita a pensar la violencia discursiva ejercida desde los medios y la violencia estructural presente en las sociedades occidentales?
No. La verdad que no. Eso sería como decir “Ahora que se la banquen”, “Ellos se la buscaron” o algo así. La “violencia discursiva” no mata: ni siquiera tengo del todo claro qué es. La violencia estructural, en cambio (el capitalismo, las fábricas de armas, las potencias imperiales), a veces sí. Podemos pensar en la pertinencia o no de una revolución mundial o local contra tal violencia estructural, si querés, pero dudo mucho de que matar a media redacción de una revista satírica pueda ser el puntapié inicial adecuado. O en todo caso, no me gustan las revoluciones que no dejan a los demás decir lo que piensan.
3. Hay ateos militantes identificados con las víctimas (“todos somos Charlie”). Hay religiosos no islámicos que descargan su ira contra el mundo musulmán y olvidan la intolerancia de sus propias iglesias. Ahora bien, el atentado a Charlie Hebdo se produjo en un marco de creciente intolerancia social, religiosa y cultural. ¿Cómo descomprimir el escenario de tensiones que origina este tipo de atentados? ¿Qué secuelas imaginás en una Europa en crisis?
Ya apareció Marine Le Pen tratando de capitalizar el atentado y proponiendo fascismo y pena de muerte. La extrema derecha debe estar contentísima por lo que pasó. “Todos somos Charlie” es una consigna vacía que a mi juicio no significa nada. Voltaire pensó algunas ideas más sofisticadas al respecto. Católicos de ultraderecha destruyeron obras de León Ferrari y también contratapas de la revista Barcelona, pero está claro que en esta época tienen estrategias más light que matar gente cuando no les gusta una obra o una idea expresada en una revista. Sobre las estrategias para descomprimir, la verdad, no tengo idea… Seguramente al premio Nobel de la Paz Barack Obama se le ocurrirá algo para desparramar amor en Oriente Medio, como lo viene haciendo desde hace años…
Con respecto a las secuelas, bueno, las de 2001 con el World Trade en los EE.UU. fueron más imperialismo y más caza de brujas… Espero que las de 2015 en París sean diferentes y que los inmigrantes no sean más perseguidos de lo que ya vienen siendo.