No es el cuento de los tres chanchitos donde el lobo sopla, sopla y sopla y resulta que la tercera casa no es de paja sino de hormigón. Este portal es frágil. Fácil de voltear. Tenemos otro problema. ¿Y después, qué? Siempre le sigue otro portal. ¿Acaso no haremos el menor esfuerzo por descubrir la lógica interna de los razonamientos que están detrás de estas operaciones mentales?
“¡No me tires abajo el portal 11:11:11, hermanito!”, me parece oir la voz de algún viejo místico dado a organizar talleres de meditación, jornadas de reflexión y despedidas del mundo, en fechas redondas. (Como el 10-10-10 pasado, cuando bautizamos a esta rama de la sapiencia esotérica La teología del número bonito).
¿Y mañana? ¿Qué sucederá mañana? ¿Divergencia armónica o convergencia desarmónica? Para empezar, los meditadores no suelen sincronizar sus relojes. Según en qué área del huso horario se encuentren serán la hora y los minutos y los segundos a los que apuntarán las agujas. Las 11:11 AM del 11-11-11 en Bangkok no son las 11:11 AM del 11-11-11 en Montevideo. Mientras en algunas partes se meditará, en otras geografías no amanecerá, o amanecerá mojado.
Es sencillo cuestionar la “falta de lógica” de un evento donde algunas de sus consignas básicas son de cumplimiento imposible. Es falso que “todos meditaremos juntos” el 11 del 11. Con todo, las singularidades numerológicas son otro asunto. ¿Quién no recuerda la publicidad que obtuvo el 33, cuando la tecnología (y no el esoterismo) consiguió rescatar igual cantidad de mineros de las fauces de la Pacha Mama trasandina? El 33 fue un número de la fortuna por contagio homeopático.
El escepticismo da herramientas para exponer por qué mañana no tiene que suceder nada fuera de lo común. Sin embargo, si nos limitamos a despellejar la corteza del evento profético, seguiremos sin entender nada. Por ejemplo, no sabremos por qué tanta gente, en el seno de diversas culturas, coincide ese día para meditar, rezar, abrazar a sus pares, o casi pares, personas, en fin, que comparten creencias, acciones y a veces hasta una misma filosofía de vida.
Todos ellos creen (mucho, poquito o casi nada) que “conectándose” lograrán la “apertura del portal”. Los que menos creen, incluso, asisten para obtener beneficios simbólicos (pasar un buen rato, compartir experiencias, disfrutar de la simpatía de sus colegas, etc). Es más, no esperan, quizás ni siquiera necesitan, que ese día suceda alguna discontinuidad significativa con respecto al 10-11-11.
Como en ocasiones anteriores, donde los medios agitaron temores apocalípticos que no tenían portavoces encarnados en el cuerpo y la voz de personas que los sostuvieran, al menos dos noticieros producidos en Buenos Aires pasaron otro papelón.
“Capilla del Monte, la ciudad donde se yergue el legendario cerro Uritorco, se ha convertido en la meca nacional e internacional de los buscadores espirituales”, dijo hace un rato TeleNueve. El enviado del canal recordó que no habrá otro igual a José De Zer, el reportero del mismo canal que fundó la prosperidad simbólica del ovni y concreta en materia poblacional y edilicia en la región. Este movilero también miente, pero entre él y De Zer hay un abismo. No tiene estilo. Capilla, advierte, fue “copada” por grupos espirituales. Sólo entrevistó a 3 o 4 individuos dispersos (entre ellos a dos españolas que vinieron a “reconciliarse por las atrocidades cometidas durante la Conquista”, como si las pobres hubiesen tenido algo que ver) y pide al televidente que observe “la cantidad de gente que invadió la localidad serrana”. Pero la Techada, la calle que atraviesa el centro del pueblo, es un páramo. Es más, se la ve más despoblada que de costumbre. ¿Acaso los vecinos huyeron a las sierras para despabilar sus consciencias? Nones, los capillenses, cuando se espera un poco de movimiento, no van a ninguna parte, a menos que sea necesario para perseguir turistas.
América Noticias, por su parte, dice que el 11-11-11 podría ser el fin del mundo. Otra vez, sin entrevistados que lo confirmen. Al final, el conductor del noticiero, Guillermo Andino, consuela con una sonrisa a su compañera, Mónica Gutiérrez, quien había alegado asustarse por el sensacionalismo melodramático del informe. Pero solo la voz en off de los locutores había anunciado que la fecha correspondía con una profecía catastrofista. Peor aún, los relatos siempre fueron en el sentido opuesto. En suma, ninguno de los dos noticieros presentó a personas convencidas de que algo fatídico sucederá. Apuesto una cena a que, si son “buenos periodistas” (nótese el oximoron) buscaron esos testimonios hasta debajo de las piedras. Pero ni así.
¿Tan secretas y temibles son las sectas que anidan en las Sierras Chicas? El pasado 10-10-10 los que actuaron en forma maléfica también fueron los medios: crearon, también en el cerro Uritorco, una escenografía totalmente irreal. Aún así, ¿son malas o buenas esas malignas sectas? Nunca puede ser para tanto, los entusiastas promueven, participan y pagan voluntariamente por eso que les gusta. ¿Estupidez? Quizás, pero nuestra opinión no nos debe impedir cierto desplazamiento hasta el lugar del que cree.
Para muchos de ellos, “algo importante” (no sabemos exactamente qué cosa) sucederá mañana.
Si nos arriesgamos a empatizar con tales personas, cualquier aproximación a sus cosmovisiones será algo más interesante que guitarrear sobre las temibles adversidades del creer.
Postcriptum:
En su blog Religión y Cultura, mi amigo, el doctor Alejandro Frigerio, revisa las portadas de los principales diarios.
La reacción más loca y tonta del 11-11-11.
Otros enlaces:
Web del evento en Capilla del Monte
4.000 personas se juntan en el Uritorco a esperar la llegada del 11/11/11 (Diario Clarín)