Las memorias recuperadas de Budd Hopkins

ART, LIFE and UFOS. A memoir. Por Budd Hopkins
Edición: Anomalist Books.
Páginas: 438, con fotos e ilustraciones en blanco y negro.
ISBN: 1-933665-41-6

Publicado a sus ochenta años, en este libro Budd Hopkins abandona por un momento su fijación por las abducciones y nos ofrece una especie de autobiografía centrada en los dos aspectos que han gobernado su vida: el arte y la ufología.

Resulta interesante poder rellenar muchos huecos de su biografía: su niñez de niño sobreprotegido al enfermar de parálisis infantil a los dos años y medio, sus enfrentamientos de adolescencia con su padre militar, su vida de artista liberal, bohemio y partidario del amor libre, su tardía paternidad (una única hija, Grace, nacida en el otoño de 1973), la influencia que los ovnis han tenido en su obra posterior a los años setenta, o sus problemas de salud y de pareja con la llegada del nuevo milenio.

A modo de curiosidad, en las páginas 235-8 relata su participación en una anécdota con Walter Cronkite que (sin que Hopkins lo sepa) juega cierto papel en la mitología ummita.

Sin embargo, resulta decepcionante que el autor no haya aprovechado esta oportunidad para reflexionar sobre sus creencias ufológicas; después de todo, mientras él se dedicaba a estudiar las desagradables prácticas de esos supuestos alienígenas todopoderosos capaces de secuestrar a sus víctimas sin el menor escrúpulo y su casa se llenaba de sufridos abducidos y/o chalados desquiciados, en su hogar crecía una niña en claro riesgo colateral.

Lo que llega a resultar molesto (especialmente en sus comentarios sobre el fallecido Carl Sagan) son sus quejas sobre la cerrazón de la “ciencia oficial”, incapaz de tomar en serio sus descubrimientos. Permítanme que les resuma en breves líneas dos casos a los que dedica gran número de páginas desvelando detalles desconocidos hasta el momento.

El primero, que motivó su interés por los encuentros cercanos (tras un avistamiento personal de un lejano ovni), fue el encuentro de su tendero* (almacenero) de toda la vida con un platillo. Según le contó varios meses después de los hechos, conducía su coche una noche de enero de 1975 por una zona boscosa situada al otro lado del río Hudson, apenas a una milla de Broadway. En apenas cuatro minutos apareció un ovni, aterrizó en una zona de juegos cercana, del mismo salieron varios hombrecillos con capuchas o escafrandras de una pieza, tomaron varias muestras del terreno y volvieron a marcharse.

Hasta aquí podría parecer un caso más, con esa característica ostentación del fenómeno que parece montar toda una escena para disfrute de un testigo supuestamente inadvertido. Pero aun hay más. Resulta que Hopkins sólo había estado una vez en aquella zona, en un bloque de apartamentos cercano para entregar uno de sus cuadros, ¡y mientras esperaba el autobús de vuelta paseó por la misma zona de juegos! Y precisamente el conserje que le ayudo a subirlo sería el otro testigo independiente de todo el caso o, para ser más exactos, de otra parte del incidente, porque al parecer el ovni aterrizado no tuvo otra ocurrencia que disparar un rayo, rompiendo uno de los paneles de cristal de la entrada del edificio.

Se comprende que este caso disparase la paranoia de Hopkins. Y no acaba ahí la cosa. Durante su investigación llegaron a descubrir más de una docena de casos en torno al lugar en esas fechas, incluyendo los avistamientos por parte de varios de los porteros en tres noches sucesivas de Febrero, de una extraña figura de estatura normal con una curiosa luz en la cabeza que paseaba por la misma zona recogiendo cosas del suelo

El segundo incidente, con multiplicidad de testigos, tuvo como uno de sus protagonistas a la canguro* (niñera) de la hija de Hopkins quien le contó como, un par de años antes, había formado parte de un grupo de jóvenes (en tres coches) que una noche veraniega observaron un ovni sobre una montaña que parecían ir dejando caer lucecitas tras de sí. Deciden acercarse, pero los pierden de vista. Entonces, se encuentran con un coche blanco y se les aproxima una doble columna de entre 15 a 30 motoclicistas con luces en los cascos, que se cruzan con ellos murmurando una incomprensible cantinela, pero sin hacer ningún otro gesto o señal de reconocimiento. En suma, dos horas de «missing time». La investigación se centró en la hipnosis de tres de los testigos, aunque los seis testigos entrevistados coinciden en los sucesos conscientes. Sin embargo, no pudieron llegar al fondo del asunto por la oposición de algunos padres. Es curioso que, pese a la afición de Hopkins de retomar casos antiguos, de este nunca más se supo nada.

Tras leer estas dos historias, cualquiera puede entender que los ufólogos no sean tomados en serio por casi nadie. No porque sean imposibles, sino por que son ilógicas, incluso desde el disparatado punto de vista del Plan de Hibridación alienígena defendido por el propio Hopkins.

– Luis R. González

Crédito: La obra de Hopkins fue tomada de la revista Open Minds.

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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