

Javier Salas lo acaba de entrevistar para el diario Público y de ahí esta entrada. Quisiera recomendar la lectura de “La homeopatía tiene éxito porque a la gente le gusta tomar pastillas”.
En la entrevista Goldcare explica que, para él, la homeopatía sólo es el ejemplo más claro de una mala praxis “porque receta píldoras que no tienen nada”. También confiesa que su máxima aspiración no es tanto desenmascarar a los farsantes como “evitar que cuelen sus productos milagro en las páginas de los periódicos”.
Continúa más adelante:
No me preocupa especialmente que haya gente que se deje timar por charlatanes o vendedores de milagros. Es peligroso, sí, pero yo creo que es más interesante analizar el trabajo de los periodistas. Y esto es así porque tengo distintas expectativas sobre distintas personas; no espero nada de los charlatanes que venden píldoras mágicas a gente vulnerable. Sin embargo, tengo grandes expectativas de los directores de los periódicos, porque dirigen grandes organizaciones que venden –supuestamente– hechos ciertos. Y sí considero que ellos me fallan cuando venden algo que no es correcto. No sé si es posible evitarlo, quizá debería prepararme psicológicamente para cuando no lo consiga.

El menefreguismo a veces existe fuera de la voluntad de los editores. Existe la posibilidad de proponer sumarios de temas taquilleros e inquietantes que pueden abordarse superando la reproducción textual de una superchería (en aras de una engañosa “neutralidad informativa”) y la bipolaridad “unos dicen que es cierto, otros que es falso”. Dejando de lado a los redactores que reciben con los brazos abiertos a mentiras o afirmaciones sospechosas o no mueven un dedo antes de evitar la difusión de disparates inverificables, hay muchos colegas a los que les falta instrucción, información o sensibilidad ante el hecho cierto de que del otro lado hay alguien que lee, se conmueve y decide.
Que los cronistas viejos reactiven su curiosidad dormida. Que los periodistas jóvenes no suspendan el escepticismo ante la ciencia o ciertos temas linderos con la ciencia: que sacudan las afirmaciones paracientíficas sobre el mismo tamiz crítico que agitarían ante una falsa promesa política o para informar sobe un caso policial. Que acudan, sólo porque hacer lo contrario está pésimo, a las fuentes originales para ser fieles a los autores, reducir las fábulas y no hacerse eco de tonterías, tal como aconseja Goldacre en su blog.
Si algunos de nosotros apuntáramos ahí abajo tendríamos un par de batallas ganadas. Seguro.
Nota
Desde hace poco existe Mala ciencia, un espejo en español que traduce algunas entradas del blog de Goldacre.







