Carrió se retira: en su planeta la necesitan

Ha terminado mi misión”, anunció Elisa Carrió. Una vez más, la diputada dijo que renuncia a su banca y que se va a retirar de la política. La derrota electoral de Juntos por el Cambio -la coalición que cofundó- parece una buena oportunidad para repasar su historia política reciente, analizar cómo logró llamar la atención de los argentinos y recordar algunas de sus frases más explosivas.

Por Alejandro Agostinelli

No solo durante los pasados cuatro años, deben ser casi tres lustros que Elisa Carrió –líder de Coalición Cívica y cofundadora de Cambiemos (en las recientes elecciones, Juntos por el Cambio), acostumbró llamar la atención de los argentinos a través de frases desorbitantes, ideas hilarantes y afirmaciones muchas veces extremadamente irritantes, sobre todo para aquellas personas con sensibilidad social o unos mínimos estándares éticos.

“Estoy tan feliz, ha terminado mi misión política que es que haya una República”, afirmó Carrió al día siguiente de la derrota electoral que eyectó del poder a la alianza formada por el Pro, la UCR y la Coalición Cívica,  que el próximo 10 de diciembre cerrará una de las etapas más desgraciadas de la Argentina contemporánea (para el insumiso lector extranjero, fueron cuatro años de CEOs con rostros desangelados, discursos aterradores y decisiones políticas oprobiosas).

«Yo me voy, mi planeta me necesita», dice el tema Planeta Numir de El Kuelgue.

Un poco a las apuradas, recopilamos algunas de sus mejores frases para acompañar su anunciado alejamiento de la actividad política. Estas son las que vimos por ahí, pero la idea es seguir sumando aportes para una memoria colectiva de las distintas Lilitas Carrió: 1, Lilita tirabombas de humo; 2, Lilita polo de radiación psicodélica; 3, Lilita sostén dialéctico de un gobierno en caída libre; etc.

Descerrajó estas sentencias en momentos de incontinencia verbal, pero también en la supuesta calma previa a la redacción de un tuit. Faltan algunas frases que ora nunca dijo ora son parte del folklore pop, que a veces acomoda y condensa en la memoria conceptos deshilachados o pronunciados en distintas ocasiones de diversas maneras, como el que describió aquel épico comando venezolano-iraní radicado en Uruguay que habría asesinado al fiscal Alberto Nisman por orden de la entonces presidenta (hoy vicepresidenta electa), Cristina Fernández de Kirchner.

Aunque ya no estarán en el gobierno, en los medios de difusión que se mantengan leales, que no serán pocos, y en los ámbitos judiciales, probablemente seguirán resonando los nombres del Presidente Mauricio Macri, del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, del ex Ministro de Economía, Nicolás Dujovne, de la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y el de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal: todos ellos tuvieron un diferente, y sin embargo no menos letal, nivel de responsabilidad en la debacle en que se encuentra hoy la Argentina.

Pero también, junto con Bullrich y Vidal, resonará el nombre de esta mujer, que se ha caracterizado por su exagerada locuacidad.

El partido de Elisa Carrió, la CC, acumuló más poder que la destartalada UCR, casi ausente de la gestión de Cambiemos y quebrada su tradición de luchas democráticas por asociarse (casi sin participar, simplemente prestándole su estructura) con un partido, el Pro, que ha endeudado de muerte al país y ha aplicado una de las políticas represivas más feroces de la historia argentina en democracia.

Entre 2003 y 2009, cuando podía ser su rival, Carrió fue una de las más virulentas adversarias del saliente Presidente Macri. “La sociedad me puede pedir que nos juntemos. Lo que no me puede pedir es que nos juntemos con corruptos”, dijo, cuando le preguntaron por Macri y Roberto Lavagna. “Macri es mi límite”, repitió más de una vez.

La historia es conocida: sin Carrió, Macri probablemente no hubiese llegado a la Presidencia de la Nación.

Así comenzó un romance duradero pero inconstante: en las elecciones de octubre de 2017, Elisa Carrió fue amordazada por su propia Coalición porque, como ocurrió con el entonces candidato a Senador Esteban Bullrich, permitirles hablar suponía correr el riesgo de incursionar en audacias extraordinarias.

Mientras duró la desaparición de Santiago Maldonado, Carrió invocó a Dios, quien «no nos abandona hasta el fin del mundo» y lamentó haber sido «tergiversada perversamente» cuando, ostensiblemente, lo único perverso habían sido sus declaraciones, tanto que desde el Gobierno fue conminada a disculparse con la familia Maldonado: en un reportaje televisivo había comparado las condiciones en que fue hallado el cuerpo del joven militante con el de Walt Disney, siguiendo la leyenda urbana según la cual el cadáver del creador de Mickey Mouse habría sido congelado.

CREATIVA. Cada vez que sus pares o asesores le soltaron la cadena ensayó afirmaciones que desbordaron la imaginación. Muchos observadores políticos consideran que Carrió ha logrado sobrepasar la lógica, el sentido común y lo razonable a niveles inauditos.

A inicios del siglo XXI, Carrió había ostentado ideales de centro-izquierda. Su conversión, que se puede datar en las fechas en que empezó a soltar citas bíblicas y a encomendarse a Jesús, coincidió con su desplazamiento a la derecha. Sus declaraciones más estrambóticas comenzaron a competir con las profecías de los líderes apocalípticos: denunció latrocinios amenazando dar nombres que nunca terminaba de mencionar,  anunció catástrofes o golpes que nunca se produjeron y así por el estilo.

Tras cuatro años de ejercicio del poder, ceguera selectiva ante las matufias del bando propio (Panamá Papers, Correo, Laura Alonso -una ultramacrista sin credenciales y al frente de la oficina anticorrupción-, entre muchas otras.) y experta en escurrirse para defender un modelo de país y un presidente que tres lustros atrás repudiaba, su derrotero político parece haber llegado a un callejón oscuro y sin salida.

Para terminar, no parece correcto patologizar por sus dichos a «Lilita» –diminutivo abominable en su caso, porque abuena a una persona que no ha mostrado mérito alguno para recibir apelativos cariñosos–, pero tampoco menospreciarla: hasta ahora, sus declaraciones prendieron en los sectores sociales más permeables a los discursos de odio, y el odio es uno de los recursos más efectivos para instalar ideas entre las audiencias de derecha, anchas y ventosas en paisajes pamperos como la Argentina.

¿Qué otro aporte hizo Carrió, aparte de los propios por ser una chispeante heater? Marcos Mayer ofreció quizá el más acertado veredicto sociológico sobre la cuestión. Carrió, escribió Mayer el 12/07/2018, “ocupa un espacio parecido al del periodista Jorge Lanata. Reúne en sí misma todo para ser la gran showman de la política nacional, y lo viene logrando.”

Como en el caso del converso detractor de Clarín, no importa tanto si lo que afirma es confiable o no, sino que su espectáculo resulte impactante y conmovedor.

El 3 de septiembre de 2018, en una autoconfesión, Carrió confirmó el diagnóstico de Mayer: «Soy una gran actriz de la escena nacional, como Tita Merello».

Una de las componentes esenciales de su pensamiento es el cinismo, que no solo abarca cuestiones políticas.

“Se murió muy bien y la muerte de él fue muy hermosa” dijo por ejemplo de Diego Benítez, el finado hijo de su primer marido.

«Yo me divierto, porque a mí las crisis me generan adrenalina», añadió a mediados de 2018, cuando la hecatombe económica provocada por el gobierno del que forma parte se había desatado con mayor claridad.

En abril de 2019, subió a su cuenta de Twitter una foto editada donde ella aparece “debajo” de una góndola de supermercado junto con la frase: “Los precios más bajos son inalcanzables para los viejos como yo”.

En ese momento la pobreza había superado los 30 puntos porcentuales del total de la población. Reírse de los ciudadanos que no llegan a fin de mes rozaba unos niveles de cinismo difíciles de empardar. Pero Lilita lo hizo.

Su producción narrativa proporciona ingente material de estudio para historiadores, sociólogos y politólogos del futuro,  no la desaprovechemos.

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  1. “Creo que el mejor candidato a jefe de Gobierno es Aníbal Ibarra. Y más frente a un contrabandista como es Macri”.

    “Está claro que Mauricio Macri tiene una incompetencia feroz. Alguien le tiene que decir: You are stupid”.

    “Todos recibieron plata de Franco Macri, menos yo. Y yo le quiero ganar a Mauricio Macri”.

    “No deseo hablar de Patricia Bullrich. A esa señora la conocí menemista y sigue siéndolo” (2001).

    “Yo no voy a hablar mal de ningún candidato de la izquierda o de centroizquierda, porque yo el juego a la derecha en este país no se lo hago” (2002).

    Que haya sido derrotado Macri es… La verdad… era como un parto. Yo no sabía cómo le iba a poder explicar a mis hijos que empresarios ligados al robo del país pudieran ganar (a Jorge Lanata, septiembre del 2003).

    “La sociedad me puede pedir que nos juntemos. Lo que no me puede pedir es que nos juntemos con corruptos” (por Mauricio Macri y Roberto Lavagna).

    “Yo no confío en Macri, soy una estratega”.

    “La gente del Partido Obrero es adinerada”.

    “La dictadura de la estadística, es la peor de las dictaduras. Porque son las dictaduras de la mayoría, que son las que llevaron a la cámara de gas a los judíos”.

    “No vengan a la Capital porque puede haber una emboscada” (Festejos del Bicentenario, 2010).

    “El velatorio de Kirchner lo organizó Fuerza Bruta”.

    “Desde que murió este hombre (Néstor Kirchner) yo duermo tan tranquila”.

    “El kirchnerismo es como el nazismo pero sin campos de concentración”

    “Voy al conurbano en busca de narcos, recen por mí”.

    “En este país no trabaja nadie” (discusión sobre el feriado del 24 de marzo).

    “El kirchnerismo y los organismos de derechos humanos quieren que (Santiago Maldonado) esté muerto”.

    “Me aburre hablar de política…por eso no fui guerrillera”.

    “Cuando estoy cansada digo muchas pavadas” (noviembre 2013).

    «Que nadie se confunda, yo interpreto la voz del Presidente de la República» (2017).

    «¿Vamos a estar mal? Sí. ¿Vamos a tener conflictos sociales en diciembre? Sí. Pero en julio del año que viene estamos con crecimiento de nuevo. ¿Va a ganar Cristina? No.»

    «¿Cómo se llama el chiquitito?» (Por Dante Sica) .

    «Si voy al Senado le pongo una Molotov»

    «He leído más de 15.000 libros».

    «No fui a Olivos porque las reuniones son largas y aburridas. Manejé todos por teléfono mientras acomodaba los zapatos».

    «Úsenme porque después me muero y mi velorio va a ser un éxito. Voy a hacer arroz con champignon que va a estar riquísimo.»

    «Quiero reivindicar públicamente a Marcos Peña. Es la persona que le pone los límites al presidente».

    «Si voy presa, renuncio a todo privilegio menos al aire acondicionado, porque muero de calor».

    «Nunca entendí a Hegel».

    «Hice un libro porque necesitaba plata».

    «Voy a estudiar en el conservatorio el año que viene. Quiero ser actriz dramática de teatro griego».

    «No me da la plata para pagar la tarjeta completa. Pago el mínimo. Las tasas me están matando».

    «Cuando fui al Muro de los Lamentos le rogué a Dios no ser senadora».

    «Cristina convirtió a su hija Florencia en una delincuente, ¿como le permiten viajar a Cuba cuando tiene un pedido de prisión preventiva firme? (Marzo de 2019)

    «Mi abuela decía: ‘mirá, querida, yo aprendí en la vida que una tiene que ser reina’ ¿Cómo es eso? Yo nunca vi a una abuela ni a una madre lavar un plato. Mi abuela era muy criolla, estaba muy pendiente del puchero y era timbera. Mis abuelas vivían de fiesta , las dos, la gitana y la analfabeta. Vivían la vida. La más bicha era la analfabeta: compraba tierras», en campaña 2019, ciudad de Salta

    «¡Nos sacan muertos de Olivos!», en una reunión de gabinete ampliado, luego de las Paso.

    «»Hay mucha amigos nuestros que están esquiando», dijo lurgo de la paliza de las Paso del 11 de agosto en el CCK. ¡El verano europeo es diviiinooo, pero se está jugando el futuro de la Argentina».

    «Si no me ven esta semana es porque estoy en oración por la Patria», avisó el 31 de octubre.

    «Misión cumplida, la República está asegurada gracias a Dios», en su Twitter, podando con el derrotado Mauricio Macri.

    «»Hace tres años me tenía que jubilar. Yo me quiero ir como una señora grande a mi casa. Quiero darme todos los gusto que me tenga que dar, 25 años en política es mucho», se despidió.

    «Me retiro de la política activa. No significa que si hay una crisis no este presente, pero como ciudadana común”.

    «Le deseo lo mejor a Cristina y a su hija. No tengo nada contra ellas, al contrario. Ojalá se recupere, porque tener un hijo con problemas no es fácil», 28 de octubre de 2019.

    «Ya no quiero ser nada, solo quiero ser una mujer».

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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