Tortas escandalosas

Si la torpeza de Mauricio Macri para hacer la señal de la cruz fue tendencia en las redes, ¿cuánto más material puede ofrecer el ministro de cultura porteño devorándose «el cuerpo de Cristo»? Enrique Avogadro participó en la inauguración de una instalación donde los visitantes, el ministro entre ellos, compartieron una torta con la forma del cuerpo yacente de Jesús.
La curiosa degustación, una performance de los artistas rosarinos Pool & Marianela, tuvo lugar hace pocos días en la Feria de Arte Contemporáneo Argentina.
En abril de 2012, la ministra de Cultura de Suecia, Lena Adelson Liljeroth, quedó envuelta en una polémica similar cuando fue filmada cortando una torta en forma de mujer africana. Fue acusada de racista y exigieron su renuncia. La ministra no dejó su cargo. Escribimos sobre el asunto en el difunto blog Ciencia Bruja. Va de nuevo.


Por Alejandro Agostinelli

“Torta racista” en Suecia
Una torta con forma de travesti africano devorado a carcajada limpia por la elite cultural sueca tiene su minuto de indignación popular asegurado. Eso acaba suceder estos días, cuando Lena Adelsohn Liljeroth, la ministra de Cultura de Suecia, decidió celebrar el Día Mundial de Arte en el Moderna Museet, el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, con un grupo de artistas que la iban a acompañar a justificar el lema del encuentro: «la libertad artística y el derecho a provocar».

La ministra ignoraba que iba a ser víctima de su propia consigna, ya que el escándalo amenazó su cargo e incluso su carrera. Aquel día, más precisamente el 15 de abril, «el plato fuerte» fue una deliciosa torta de chocolate. El postre tenía la forma de una mujer negra desnuda totalmente comestible menos la parte de cabeza, que resultó ser la del repostero mismo, el joven artista de origen africano Makode Aj Linde. Escondido debajo de la mesa, el autor de la instalación asomaba su cara maquillada como si fuese parte del pastel. Cada vez que los asistentes cortaban una porción, o le asestaban un tajo a la parte de la torta que representaba la zona genital de la mujer y la acción era reforzada por la visión de un relleno rojo, probablemente una mermelada de frutilla, la voz del artista expresaba alaridos desgarradores cuando alguien se servía.

El clima de jolgorio, las risas copa en mano y los invitados tomando fotos causaron escozor. Y la voracidad con que algunos invitados masticaban su porción, irritación. La funcionaria Adelsohn Liljeroth rebanó la primera porción de torta. Consciente o no, con su acción parodiaba a una ablación de clítoris. Con el primer grito supo que el rostro del artista coronaba la provocación, la de un hombre con cuerpo de mujer. Un travesti negro.
Algunos medios llamaron al acto «parodia grotesca», otros «obscena exhibición de mal gusto» o «escena macabra».

Suecia, 2012

Buenos Aires, 2018

Para la Asociación Sueco-Africana, el evento, que claramente imita a la mutilación genital femenina, fue «un espectáculo racista». La organización reclamó la dimisión de la ministra, ya que, según su responsable, Kitimbwa Sabuni, «no corresponde luchar contra la mutilación genital femenina con una caricatura racista de la mujer africana».

La funcionaria y las otras personalidades de la cultura sueca presentes aquella noche ¿eran conscientes de que comerse la torta y lo que ella representaba desataría tempestades? Cuando la ministra le acercó a la boca un poco «de su propio cuerpo» a la negra mutilada ¿no sospechó que ella también era parte de la «performance»? ¿O acaso el artista, Aj Linde, hizo trampa y coló un «caballo de Troya» en la fiesta? «El acto fue malinterpretado», contestó Lena Adelsohn. Aclaró que el pastel la tomó por sorpresa y planteó que su autor, y no ella, debían dar las correspondientes explicaciones sobre el significado de la obra.

La funcionaria trató de tomar distancia del evento. Pero críticos enojados, como Sabuni, consideraron que ella necesariamente «debió ser parte de esta broma de mal gusto», cuyas imágenes salieron disparadas al mundo desde la página en Facebook del Día Mundial de Arte.

OPINIÓN. “Comerse una torta con el cuerpo de Cristo no debería ofender a nadie. Al fin y al cabo, comer un trozo de pan transustanciado en cuerpo divino es algo que hacen millones de católicos cada vez que se les cruza en el camino el rito eucarístico. No olvidemos que el catolicismo es un culto necrofágico”, señaló Pedro Luis Gómez Barrondo, amigo y colaborador de este blog. “Por otra parte –continuó Gómez Barrondo– no veo criticable el hecho de que algunos europeos y europeas de clase social alta devoren con fruición el cuerpo de un negro, una negra o un transexual o travesti negro. ¿Acaso no lleva Europa siglos devorando los cuerpos y las vidas de miles de africanos? (me atrevería a agregar que América participaría con deleite de la bacanal en torno a la tarta tal y como lo hizo históricamente con los pueblos africanos). Estaría bien preguntar a los africanos por los belgas, por ejemplo. En cuanto a que están devorando el clítoris de la efigie negra como crítica a la ablación de verdad que me parece rebuscado por parte del artista, máxime si resulta que al final de la bacanal se acabaron devorando a la negra entera”, remató Gómez Barrondo.

No sin reivindicar el derecho al artista a expresarse y rechazar cualquier forma de censura, la ministra se disculpó. El artista dijo que se propuso destacar la tragedia de la mutilación genital femenina. La explicación, para Sabuni, agravó las cosas: «Decir que lo hizo con buenas intenciones solo hace que la burla a las personas que son víctimas de racismo y circuncisión sea peor. Su participación, mientras reía, bebía y comía pastel, eleva el insulto que esto supone contra la gente que sufre racismo y contra las mujeres afectadas por la mutilación».

Los ánimos siguieron caldeados y ni siquiera fueron apaciguados cuando se conocieron los orígenes africanos de Linde. Porque, como es lógico, el vendaval de reacciones no tuvo en cuenta el contexto ni la tradición del artista. Linde, con sus obras, siempre ha pretendido provocar molestias y debate alrededor de la conciencia racial. Así, la explosión de bronca es parte de su éxito: su performance fue una «bomba de tiempo» en la puerta de entrada de la clase alta blanca europea, portavoz de los estereotipos racistas más extendidos.

Tuit del 29/5/2018 de Enrique Avogadro.

Alejandro Frigerio, doctor en Antropología por la Universidad de California y tal vez uno de los mayores especialistas en cultura afroamericana de América Latina, entiende que la obra puso de manifiesto estereotipos sociales arraigados por centenios. «Tanto los de las personas que asistían ‘divertidas’ a la escena (¿qué podía haber de divertido?) como las lecturas antirracistas que se hicieron después. Aunque malinterpreten ‘lo que el artista quiso decir’, las críticas muestran las imágenes, símbolos o temas que son considerados racistas por algunos sí y no por otros». Frigerio sostiene que a muchos espectadores les chocó la expresión fuerte y burdamente minstrel del artista. (En el minstrel, actores blancos pintaban sus caras de negro para interpretar a negros con indisimulable aire de superioridad). «Y ésta ya es una imagen racista con fuerte arraigo en los EE.UU. y Occidente», comenta. Más allá de lo que es «correcto» o «incorrecto», para el antropólogo» es difícil no tener una visión colonialista sobre el tema, aun desde una posición feminista. Es muy difícil no querer imponer visiones femeninas occidentales blancas —incluso cuando no sean blancas— sobre realidades culturales muy diferentes y muy complejas. ¿Cuál es ‘la problemática de las mujeres africanas’? ¿Quiénes la determinan?».

Karin Olsson, editor de la sección cultura del diario sueco Expressen, consideró que el caso «fue una actuación brillante, con un tono inicialmente humorístico, que plantea preguntas sobre el poder y la perspectiva colonial». Sobre la actitud de la ministra, agregó: «Por supuesto que hubiera sido más fácil que hiciera lo que los nerviosos consultores de relaciones públicas y voceros de prensa hubieran recomendado: declinar cortésmente cortar la torta para evitar preguntas difíciles. Pero ella fue como esos políticos estériles, que nunca toman un riesgo», escribió Olsson.

La crítica de arte Dan Jonsson, del diario sueco Dagens Nyheter, planteó la posibilidad de que Adelsohn Lijeroth fuese «atrapada» en una hábil trampa: «cualquier decisión que hubiese tomado hubiera sido igualmente mala».
Según la cadena Al Jazeera, el museo debió ser evacuado por una amenaza de bomba de un hombre que acusó a la institución de «racista».

Caricatura de Sara Baartman de principios del siglo XIX.

Para medios afroamericanos como The Root, el episodio trajo reminiscencias al caso de Sara Baartman (1789-1815), «la Venus Hottentote», otro símbolo del racismo occidental para los africanos. En el Londres del siglo XIX, Baartman fue exhibida en un circo y en Francia fue objeto de la curiosidad de científicos de la época. En ambos casos fue humillada porque su anatomía era diferente a la europea. El redactor de The Root hizo esta asociación por el «cuerpo inflado» de la mujer africana de la torta y porque «un cuerpo femenino exuberante era consumido, en este caso literalmente, por blancos».

«Son temas con los que difícilmente se hace arte, a menos que uno sea un artista afroamericano muy conocido y desde el vamos quede claro que lo hace con una fuerte intención crítica», continúa Frigerio. «Si no, el desconocimiento inicial de la intención del artista puede llevar a una mala interpretación. Como la palabra nigger, que ni siquiera se puede escribir en los diarios ni decir, salvo que quien la diga sea una persona negra».

Frigerio, editor del blog Afroamericanas, entiende que si la intención de la obra no fue racista, como lo hubiera sido si la torta encajaba más en el estereotipo «Mulatona» (por el personaje del «Clemente» de Caloi), «generó una escena racista por las reacciones poco afortunadas de las personas, blancas y socialmente acomodadas, que participaron de ella».

«Si el arte debe conmover, cumplió su cometido», agrega el especialista, quien considera que el efecto artístico del evento se advierte en la revulsión que causó y en las múltiples lecturas. «Nadie quedó indiferente», destaca.
Pero ¿cuál fue la intención del artista? Makode Aj Linde ha contestado al sitio The Lede que quiso llamar la atención sobre la mutilación genital femenina. «Mi trabajo -dijo- explora la imaginería racista por medio de la exageración». En suma, su escultura de chocolate era una caricatura en movimiento. Para Frigerio, muchos han considerado que «la performance ha banalizado esa experiencia traumatizante al reducirla a una torta que grita cuando la comen».

La mutilación genital se remonta a 6.000 años a.C. en el caso de la excisión femenina, y a más de 2.000 años a.C. en el caso de la circuncisión masculina. Hoy se la practica en más de 20 países de África, la mayoría musulmanes. Las más comunes prácticas de mutilación genital femenina son la clitoridectomía en Senegambia y, en menor medida, la excisión. La infibulación, también llamada ‘circuncisión faraónica’, es más practicada en Sudán, Mali y Somalia. Esta práctica afecta a más de 140 millones de mujeres en todo el mundo, y a la que son sometidas en torno a 2 millones de niñas y adolescentes cada año.

¿Quería Linde instalar el tema de la mutilación genital femenina? Aquí lo ha logrado.

ENLACES EXTERNOS sobre la Mutilación Genital Femenina

Rodríguez García, Dan (2002); «Las mutilaciones genitales en la población senegambiana en Cataluña y África: El debate entreuniversalismo y relativismo cultural». En: González Echevarría, A. y Molina, J. L. (coords.) Abriendo surcos en la tierra.Homenaje a Ramón Valdés del Toro, Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona, pp. 79-102
Lucas, Bénédicte; «Aproximación Antropológica a la Práctica de Ablación o Mutilación Genital Femenina».
Torres Fernández, M. Elena; «La mutilación genital femenina: un delito culturalmente condicionado».


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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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