Hace algunos días cuestioné las actividades de Gonzalo Le Blanc y Daniel West, dos ilusionistas que –disimulando su condición de tales–, desfilaron por varios medios y tribunas presentándose como “divulgadores de neurociencia” o “hipnoterapeutas”.
No había nada personal en este asunto, apenas si comenté un video que presentó Televisión Registrada/TVR, que muestran una «destreza» que Le Blanc/West Inc. habían tratado de ocultar: el desarrollo de un acto que los exponía como “ilusionistas”. ¿Por qué las comillas? Escondieron el hecho de que antes que «divulgadores científicos» eran ilusionistas y, si hubiesen aclarado que lo eran, pues ni siquiera así, ya que no resultaron buenos. Un truco de magia, ejecutado torpemente, fue registrado por las cámaras del programa radial «Perros de la calle» (y por las cámaras de TEDxRiodeLaPlata, donde repitieron el acto). A la escena se suma otra mentirijilla: preguntados por su pasado de ilusionistas Le Blanc y West habían negado realizar trucos de magia. Leíamos en El País de Uruguay: «Aunque en un pasado trabajaron con espectáculos de ilusionismo, subrayan en diferenciarlo de este nuevo proyecto porque acá ´no existen los trucos´».
Vos los ves y parecen buenos pibes. Pero por mejor buena voluntad que pongas algunas situaciones se tornan un pelito indefendibles. Es tan obvio que da hasta cierto pudor ajeno subrayarlo, pero, como sabemos, los números de magia mental (o mentalismo) son ejecutados por ilusionistas (o mentalistas) que fueron presentados como tales; la percepción del espectador sufre un cambio radical si éstos aparecen ante nuestros ojos como “videntes”, “milagreros” o, como en este caso, “expertos en neurociencias”.
Dejar en la ambigüedad una performance que te deja con la boca abierta y pasar a un tema serio es un recurso engañoso, pero no engañoso bien, como lo es la magia artística de verdad, sino engañoso-trampa. Es tramposo para los anfitriones, que no esperan ser engañados, y para el público, que se encuentra ante un Tony Kamo cuando le habían prometido un Facundo Manes.
Ese punto –ofrecer una cosa y vender otra, en suma: engañar– fue el eje central de mi anterior post.
Suerte que las evidencias científicas de eso llamado hipnosis -para remedar un título de Robert Baker– no estuvieron en cuestión: no era el tema. De todas maneras me preguntaba: ¿cómo tomar en serio a dos tipos que mezclan un show de magia paranormal (tocar la pierna de una persona y que otra “sienta el toque”) con la neurociencias, la Programación Neuro Lingüística y el coaching?
Muchos les reclamaban papers que sustentaran la realidad de la hipnosis. Yo no llegaba tan lejos (es posible hacer divulgación con buenas fuentes, para hacerlo no siempre necesitás papers). En mi caso sólo esperaba de ellos y su entorno cierta decencia.
El viernes 12 Blanc y West presentaron su charla en la Sociedad Científica Argentina (SCA), esta vez organizada por la filial local de MENSA (una asociación dedicada a «identificar y reclutar personas con elevado cociente intelectual»). De la promotora de ese evento partieron las críticas más fervorosas, a mi post en particular y al autor en general (especialmente en un grupo de discusión en facebook del Círculo Escéptico Argentino, cuyo hilo fue borrado por los administradores por el nivel de virulencia que desató la controversia).
La mencionada “mensa” y su incondicional novio asumieron una hidalga defensa de los conferencistas. No voy a nombrar a esta pareja porque son extraordinariamente sensibles a la crítica (y tampoco vale la pena personalizar), pero imaginate un universo paralelo donde, en The Big Bang Theory, Penny está de novia con Raj. ¿Ya está? Bueno: ese es el nivel de bizarría.
Primero armaron un escándalo por errores menores en la redacción de mi post (cambié la nacionalidad de uno, describí a MENSA Argentina como una “organización internacional”…; en suma, detalles nimios), que corregí el mismo día de la publicación en un Apéndice donde explicité que “Penny” (a su pedido borré su nombre de aquel post) había sido quien me indicó las fallas.
Penny y Raj insistieron hasta el hartazgo que aquel “jueguito de percepción” no había sido presentado como hipnosis y estuvieron al borde de negar su carácter a un truco de magia (si no llegaron a eso, derechamente omitieron la cuestión). E insistieron en que uno de los hipnólogos avisaba que «lo que iban a hacer no era hipnosis». Eso sí, nada decían sobre su actuación: a veces el uno, otras veces el otro, fingían hacer un número de hipnosis mental y daban paso a un truco de magia sin explicar con qué necesidad. En suma: su devoción por Le Blanc y West fue tan abnegada que, si hubieran sido devotos de Sai Baba, probablemente yo hubiese sido más comprensivo.
Pero esa fue la primera embestida.
Nuestra Penny, en un rapto de buenos modales, me escribió un raro mail sin insultos para pedirme que eliminara mi post. Esto es, que me apiadara con los “damnificados” y autocensurase mi propio blog. No bien le dije que no iba a poder ser volvió a estallar en descalificaciones.
Quise apersonarme a la presentación organizada en la SCA, pero finalmente no pude ir. Sin embargo participó Max Seifert, quien había colaborado con algunos links para el post original. Ya me daba por cubierto, tengo en alta consideración la opinión de Max y confié en que su visión del asunto iba a ser justa y ponderada.
La promotora de la actividad por MENSA prometió enviarme las opiniones (supuestamente favorables) de miembros del Círculo Escéptico Argentino. No lo hizo, pero me adelantó algo: “tu ‘colaborador’ Max Seifert –escribió vía inbox– cambió de parecer” tras asistir al espectáculo en la SCA.
Entonces, le pedí a Max que describiera su experiencia. Escribió:
“Yo los veo más como entertainers que como divulgadores científicos, porque siempre hacen su ‘show’ sin dar muchas explicaciones. Por ejemplo, en el programa de Santo Biasatti hacen hacia el final su famoso truco de ilusionismo. Dicen que eso NO ES hipnosis, pero en ningún momento dicen lo que ES.
Cuando el conductor del programa pregunta sobre eso que hicieron, nunca dicen que hicieron un truco y evaden una respuesta concreta y simple. ¿Eso es divulgación científica? Me refiero a este video (hacé click sobre la foto y avanzá a partir del minuto 16):
Días más tarde fueron al programa radial «Perros de la calle» y sucedió esto:
Yo no escuché el programa, pero en la nota se lee:
“La prueba: aplicar la hipnosis sobre dos integrantes de Perros. Los voluntarios fueron Harry Salvarrey y Gabriel Schultz, los dos escépticos del grupo por excelencia.”
Otra vez lo mismo: ¿Para qué lo hacen? ¿Eso es divulgación de la ciencia? ¿Qué tratan de demostrar? ¿Quieren mostrarnos como nuestro cerebro puede engañarnos o quieren mostrarnos como ellos nos engañan a nosotros? No se entiende. Y si no queda claro es porque no lo dicen.
Ellos mismos se presentan así: “HIPNOSIS. En Le Blanc & West desarrollamos eventos motivacionales para estudiantes y seminarios para empresas aplicando Hipnosis, PNL y Coaching.”
Es decir, Le Blanc & West preparan eventos («shows») mezclando hipnosis (cuya validez científica no es objeto de este análisis), trucos de magia escénica y pseudociencia. De toda esta ensalada no sé como pueden salir a decir que hacen divulgación científica, específicamente ¡sobre neurología!
La presentación que ofrecieron en la Sociedad Científica Argentina fue excepcional por las características del lugar. El show fue un poco más serio a lo acostumbrado con relación a los videos de TEDx.
El evento estuvo dividido en tres partes:
1) El “show”. Esta es la parte más conocida, la que solemos ver en los videos de TEDx. Volvieron a hacer lo mismo de los videos de «Cuando Harry conoció a Chanti» (el truco en la radio), pero esta vez tocando el brazo y un pisotón en el pie derechos. Avisan que en la segunda parte explicarán lo que vimos. Bien, ahora viene la hipnosis. Se le pide al público que cierre los ojos y pongan sus manos hacia adelante, se dan otra serie de órdenes más, y elijen entre la gente a ocho personas que serán hipnotizadas. Estuve muy atento a ver a quiénes elegían y no me fue difícil distinguir quiénes iban a ser candidatos a subir al escenario. Por supuesto, no eligen al azar sino a las personas que por su actitud son más “sugestionables”.
Le siguió una serie de demostraciones de lo que puede hacer ciertas personas bajo inducción hipnótica. Todo bien, sin convertir esto en un “circo”. Está todo grabado en video, que espero que suban pronto.
2) La ciencia. Después del “show” explicaron todo lo que vimos anteriormente, incluso el truco de ilusionismo. El truco fue mal explicado, porque hubo gente que no entendió completamente lo que sucedió. Explican que hacen eso como parte de todo el proceso de sugestión para hacer más efectiva la hipnosis de los ocho participantes. Luego Le Blanc se retira y West, que es médico, da una larga explicación formal asistido con slides sobre la investigación científica de la hipnosis. No dio la impresión de que quisieran “vendernos” la hipnosis como una panacea. Más bien defiende su uso en la investigación científica que como un paliativo milagroso. No me pareció charlatanería.
3) Preguntas y respuestas. Finalmente, West utiliza los últimos 20 minutos para responder preguntas, con algunas acotaciones extra de Le Blanc. Una mujer preguntó sobre la regresión a vidas pasadas y respondieron que no se meten en cuestiones de fe.
De los dos, West es el que tiene background técnico-médico sobre todo el proceso de sugestión de la hipnosis. Enumeró muchos trabajos científicos sobre hipnosis, mostró muchas gráficas e imágenes de ellos, pero sus propias investigaciones sobre el tema y sus resultados brillaron por su ausencia.
Yo fui al evento porque tenía interés en ver el efecto de la sugestión en los asistentes. Algo aprendí igualmente.»
Hasta aquí, Max Seifert. Pero continuemos.
En un hilo del grupo del Círculo Escéptico Argentino se dio un diálogo instructivo sobre la cuestión médica.
Germán Kijel (mago): En el video de Tedx dicen: «Dentro de nuestro protocolo clínico para el control de la ansiedad y la modulación del dolor, habitualmente lo que hacemos es preguntarle a nuestros pacientes cuáles son sus sueños..»
Evidentemente trabajan con «pacientes» a los que hipnotizan para quitarles el dolor. Uno de ellos es abogado ¿cómo explican esto?
-Raj: Sí, trabajan con pacientes para realizar psicoterapia. Está demostrada su efectividad como acompañamiento a otras psicoterapias para algunas cosas.
Penny ya me había confirmado el uso que hacen de la hipnosis en un contexto de «psicoterapia», como conté en el Apéndice del post anterior. Entonces ¿en qué quedamos?
No haré una exégesis de las observaciones de Seifert porque no hace falta. Sólo quiero acotar que es bastante probable que Le Blanc & West fueron a esa charla advertidos: sabían que parte del público estaba avisado –más aún después de que su truco de ilusionismo quedara expuesto en televisión. Pero Max también dice que describen a la hipnosis con una asepsia que choca con los objetivos de su empresa: “Desarrollamos eventos motivacionales para estudiantes y seminarios para empresas aplicando Hipnosis, PNL y Coaching”.
Otro argumento de Penny y Raj, los abnegados defensores Le Blanc & West, es que “no cobraron un peso en beneficio de una ONG que ayuda a niños con capacidades diferentes”.
¿Y? ¿Acaso pretenden que disimulemos la parte poco clara de estos sujetos conmoviéndonos por su buen corazón? Mi impresión es que el “show solidario” auspiciado por MENSA en la SCA, o los que han ofrecido en Tecnópolis, son parte de su branding, las actividades que la dupla debe hacer para construir su “marca”. Pretender que hacen “divulgación de las neurociencias” también es parte de su marketing personal: en sus eventos motivacionales para ejecutivos como las Jornadas de Actualización Empresaria están los dividendos.
Obviamente, si el que atiende pacientes es el médico y no el abogado, de cómo siga el asunto dependerá del Colegio Médico. La sarasa* no es punible. Ni pretendemos que lo sea, voto a Pablo Salum. Pero nada nos impide llamar la atención y advertir mínimamente sobre la difusión y penetración en «ámbitos prestigiosos» de esa sarasa.
Un trabajo relativamente reciente centrado en el abuso de las explicaciones neurocientíficas probó que “el lenguaje científico es más convincente que el lenguaje común”. Sea que nos estén vendiendo gato por liebre o que nos estén contando lo mismo con otras palabras, dice el paper, el uso de un lenguaje pseudocientífico “puede influir para que creamos cosas incorrectas o incluso en malas explicaciones” (1).
¿Son farsantes? Reitero lo que escribí en mi post anterior: jugar a la confusión rinde.
Referencias
(*) Sarasa: Según la RAE es «hombre afeminado». Pero en la Argentina, en el uso popular se suma otra acepción: Verso, chamuyo. Discurso engañoso.
(1) Ver articulo “The seductive allure of neuroscience explanations” (El seductor aroma de las explicaciones neurocientíficas). Hay un buen resumen en español en El Cerebro de Darwin.
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