La magia y el metodo

Bajo este título, allá por Julio de 1995, publicaba en el diario La Prensa, sección «En trance», una descripción de la tarea de docencia e investigación de nuestro querido amigo (fallecido en 1997), el físico argentino radicado en Francia Claudio Benski, pionero en enseñar el método científico aplicándolo en temas como la adivinación, el curanderismo y los biorritmos. El proyecto había sido implementado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Grenoble e invitaba a reflexionar sobre la naturaleza del ‘razonamiento correcto’ y a planear alternativas educativas que alienten la indagación intelectual en vez de la aceptación acrítica de fraudes o disciplinas sospechosas.

El doctor Claudio Benski frunce el ceño e imita la mirada estupefacta de su interlocutor: “¿Me habla en serio? ¿A usted le parece poner a los estudiantes a investigar biorritmos, cartas natales o las brujerías del parapsicólogo de turno? ¿Acaso se propone convertir a su cátedra en el hazmerreir de la Facultad?”. Así se imaginó la reacción del decano de la Jurassik University Park si le hubiera entregado sin mucho preámbulo su Proyecto Pedagógico de Investigación de lo Paranormal.
Pero no hay por qué temer: el programa fue presentado en una universidad francesa, fue aceptado y fue todo un éxito. Benski, autor del proyecto, es un científico argentino que reside en el sur de Francia desde hace 25 años (*). Estudió Física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y se recibió en 1966, cuando la primavera estudiantil del inminente mayo francés era sofocada a bastonazo limpio y la dictadura de Juan Carlos Onganía comenzaba a fomentar la exportación de cerebros. Continuó sus estudios en la Universidad de Brandeis, Estados Unidos, donde se doctoró tras presentar una tesis sobre Física Nuclear. Llegó a Francia a principios del ‘70, invitado por la Comisión de Energía Atómica de ese país. «Cuando terminó mi contrato quise volver. Pero por entonces se privilegiaban los ‘científicos nacionales’, y como eso no se correspondía a mi perfil académico, no conseguí trabajo», recuerda. Establecido en Grenoble, fue nombrado jefe de Estadística y Confiabilidad de Sistemas en la empresa Merlin Gerin. Poco después unió su pasión por la prestidigitación -Benski es ilusionista en actividad- con su currículum científico y fundó el Comité Francés para el Estudio de los Fenómenos Paranormales (CFEFP).
El planteo que hubiera escandalizado a las universidades donde los dinosaurios están vivos hechizó a la responsable del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Grenoble, que aceptó complacida la iniciativa y proporcionó todas las facilidades para implementar el proyecto de inmediato.

EXCUSA MÁGICA
Para muchos, no existe método más oscuro y oculto que el científico. Pero aprender a sacar conclusiones razonables no tiene -no debería tener- nada de esotérico. Para empezar, ¿qué diferencia un razonamiento malo, dudoso o falso de otro bien encaminado? “El método científico -explica Benski- proporciona las armas para hacer una investigación correcta: formular hipótesis, comprobarlas y, si acaso, proponer explicaciones”. Pero la estrategia con que opera el cerebro de un científico para desentrañar los misterios de la naturaleza no figura en los planes de estudio de las Facultades de Ingeniería -ni en los planes de muchas otras. Por eso le pareció útil -y de paso divertido- estimular la creatividad científica a partir de una revisión práctica de los supuestos fenómenos paranormales: la fascinación que ejerce lo sobrenatural, puesta al servicio de desarrollar un pensamiento crítico, se dijo, estaría bien aprovechada.
Así, Benski reunió 24 estudiantes a quienes dictó un curso sobre método científico, enseñó cómo buscar referencias bibliográficas apropiadas e instruyó en técnicas estadísticas básicas. Para evitar la natural condescendencia de los alumnos respecto del docente, Claudio mantuvo una posición neutral hacia los temas a investigar y dividió a la clase en grupos de dos. El título de cada subproyecto fue colorido: clarividencia; curanderismo; influencia de la Luna en el número de nacimientos; utilidad de los biorritmos, realidad de la psicokinesis (o poder de la mente sobre la materia) y otros asuntos que bordean -más por fuera que por dentro- los márgenes de la ciencia.

ADIVINA ADIVINADOR
A un grupo le entusiasmó la idea de evaluar la exactitud de las predicciones de más de 15 clarividentes publicadas en los diarios. Los estudiantes diseñaron un sistema de calificación que daba más crédito al mentalista cuyas visiones del futuro fueran poco probables. Les asignaron un puntaje -valorando si se trataba de eventos de baja, media o alta probabilidad- y luego confrontaron cada vaticinio con los datos de la realidad. “El grupo enseguida vio que la probabilidad de que los presagios se cumplieran era muy alta, es decir: la mayoría de las afirmaciones eran esencialmente no riesgosas. Por ejemplo: ‘Habrá un terremoto’, sin especificar lugar, fecha o intensidad”. También calculó el número de predicciones realizadas por cada supuesto dotado y otros parámetros que habitualmente no se tienen en cuenta. “Los chicos advirtieron que los videntes no fueron capaces de predecir grandes acontecimientos mundiales, ni de refilón”. El adivinador más afortunado acertó 5 de 8 predicciones, pero en todos los casos había una alta o media probabilidad de preverlos por sentido común: “No habrá guerra nuclear este año”, por ejemplo. ¿A qué conclusiones llegaron? Por ejemplo, que un lector medio debería tener mejores poderes de predicción que cualquiera de los videntes analizados.
Otro grupo se interesó en la eficacia de los personajes que publicitan en la prensa que son capaces de realizar diagnósticos y curaciones concentrándose ante la fotografía del paciente. Los estudiantes invitaron a participar del proyecto a 42 curanderos enviándoles dos fotos: una de un estudiante sano y otra de un joven que sufría psoriasis. Los destinatarios, que debían analizar un solo rostro y descubrir una sola enfermedad, también recibieron una lista de diez enfermedades bien conocidas, entre ellas la psoriasis. Sólo recibieron 11 respuestas: 5 reconocieron que no hacían lo que anunciaban; 3 señalaron que ambas fotos correspondían a personas enfermas y solamente uno dio en el clavo. “Aquí -apunta Benski- notaron que los datos no eran suficientes para elaborar conclusiones estadísticas válidas; aunque sugirieron que había que ser cauto antes de emplear este sistema de diagnóstico”.

EL RITMO DE LA LUNA
La creencia según la cual la Luna llena influye en la cantidad de partos es aceptada por las tres cuartas partes de la sociedad francesa. Aunque varios estudios demostraron que tal relación es inexistente, uno de los grupos quiso verificar la hipótesis de que existen médicos que suscriben el mito sin importarles lo que un estudio pueda mostrar. Encuestaron a dos grupos diferentes de médicos, a quienes pidieron que analicen el nacimiento de 4.256 bebés. Un 36 por ciento del primer grupo estableció la relación de causa-efecto. En el segundo, el índice de credulidad se redujo a un 27 por ciento. ¿Por qué? Se les reveló el resultado del primer grupo. “Ninguno de los médicos que creían en el influjo lunar -comenta Benski- consideró la posibilidad de recabar datos en sus propias maternidades para confirmar o rechazar su creencia”. Y los estudiantes comprobaron que la tendencia a establecer relaciones mágicas sobrevive por fuerte que sea la evidencia en contrario. Científicos incluídos.
Los que abordaron la eficacia de los biorritmos, en tanto, se vieron en problemas. Para los partidarios de esta disciplina -pariente cercana de la astrología- el hombre vive ciclos físicos, emocionales e intelectuales durante períodos acotados, y aseguran que es posible calcular y pronosticar cuáles serán los días benéficos, críticos y peligrosos. El grupo quiso averiguar si el biorritmo sería útil para predecir los resultados de las finales de tenis de Roland-Garros. Y de 8 finales seleccionadas al azar, sólo encontraron 2 correlaciones significativas. “En vez de usar la estadística, se declararon escépticos sin mayores comentarios”, dice Benski, al tiempo que aclara: “El escepticismo sólo puede estar fundado en un análisis cuidadoso de la evidencia”.
Un último grupo debía estudiar la proclamada habilidad de quienes aseguran ser capaces de influir sobre la materia a fuerza de puro poder mental, como los dobladores de cuchara (como el mago israelí Uri Geller), el don de imprimir imágenes mentales en las placas fotográficas (como se jactaba Ted Serios) o las destrezas psíquicas ocultas que alborotan las casas embrujadas. Pero se limitaron a consultar literatura popular y defendieron la autenticidad de los fenómenos argumentando que “autores conocidos así lo creían”.
La propuesta -inducir a desarrollar la indagación intelectual poniendo a prueba la validez de afirmaciones paranormales- también escondía una apuesta del docente. Al final, Benski quiso definir hasta qué punto la experiencia había contribuido a cambiar la manera de pensar de los estudiantes. Una primera hipótesis resultó confirmada: “Quienes trabajaron sobre los datos reuniéndolos y analizándolos, terminaron firmemente convencidos de la importancia de mantener una actitud escéptica. Pero los más crédulos se mostraron menos interesados en desafiar afirmaciones extravagantes”. La segunda hipótesis, en cambio, contradijo sus expectativas iniciales: “Antes creía que la mayoría se convencería de que la falta de evidencia científica les haría retirar su adhesión a creencias infundadas. Pero no fue tan así: los creyentes inflexibles siguieron siendo tan obstinados como los médicos para quienes la Luna tiene algo que ver con la natalidad”.
En un renglón: la voluntad de adherir a creencias paranormales parece marchar por caminos diferentes del pensamiento crítico.

(*) Primera publicación:
Sección “En trance”. Diario La Prensa, Buenos Aires, 24 de julio de 1995.

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Videntes, mucho ruido y pocas nueces. Por Claude Benski. En El Ojo Escéptico Nº 2 (Agosto 1991)
Euroskeptics. Por Claude Benski. En El Ojo Escéptico Nº 4 (Abril 1992).
Aprendiendo ciencia a partir de lo paranormal. Por Claude Benski. En El Ojo Escéptico 7/8, Vol. Doble. Julio de 1993).

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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