¿Te parece difícil de creer? Eso porque no conocés otro siniestro capítulo del plan en marcha para hacernos creer que el rapto anunciado por Harold Camping el Día del Juicio, el pasado sábado 21 de mayo, fue un completo éxito. Así es, la idea era desparramar por las calles de cada capital del mundo ropa barata para convencer a los infieles que, efectivamente, los elegidos habían sido raptados y llevados a los brazos de Cristo.
Para que nadie crea que nos lo inventamos, esta versión del asunto se publicó aquí. Este es el fragmento:
“La acción será también éste 21 de Mayo (2011) pero ya por la tarde a las 5:45PM EST donde se buscará liberar centenares de muñecas inflables (que se venden en sex shops) alrededor de todo EE. UU. dramatizando el secuestro bíblico. Bien, estimado lector, desde NPE manifestamos nuestro completo RECHAZO a éste tipo de eventos que buscan generar confusión en determinadas fechas”.
¿Acaso no genera confusión creer posible semejante estupidez? Claro. Pero no se aleja mucho de los ovnis-globo con cara de Micky Mouse defendidos por Jaime Maussán o las bolsitas de nylon interestelares. Esta maquiavélica derivación de la profecía apocalíptica de Camping –quien sigue sin decir ni mú– circuló de lo más oronda en páginas y foros ufológicos.
¿Otra de las derivaciones molestas de este asunto? El blog Historias Extraterrestres dice que el Día Después del falso anuncio apocalíptico (hoy, domingo 22), un grupo anónimo (como corresponde) iba a poner en marcha una «Operación UFO» (también anónima) que va a generar una oleada de falsos avistamientos de ovnis «para desacreditar la temática». ¿La fuente? ¡Anónima, obviamente!
Camping nunca hubiera falsificado su apocalipsis porque realmente creía que el rapto iba a suceder. Nadie arriesga su reputación lanzando una afirmación tan desmesurada sin estar seguro, locamente seguro, de su cumplimiento. Historias secundarias como la que le da crédito a la existencia de una «operación» detrás de la ropa abandonada circulan porque pocos tienen ganas de googlear el origen de ciertos rumores. Aquella, y la versión según la cual el Día del Juicio los seguidores de Camping iban a lanzar muñecas inflables, fue una broma de un grupo ateo. Es decir, tiene la misma seriedad que la campaña atea para adoptar las mascotas de los rescatados, o los cínicos festejos previstos para celebrar un mundo libre de creyentes, como los representados en esta parodia:
Entre los que difundieron la presunta farsa de las ropas o la ascensión de las muñecas de látex impulsadas a helio opera el mismo principio que mueve a la creencia en el llamado Proyecto Blue Beam, según la cual alguien, en alguna parte, maneja los hilos de una máquina que fabrica milagros artificiales. Luego, cualquier afirmación peregrina puede contener un grano de verdad.
El problema de los granos de verdad es que con ellos algunos pícaros llenan silos y silos de mentiras.
¿Otra de las derivaciones molestas de este asunto? Se le atribuye la autoría de esta “grotesca campaña viral” a los hacktivistas de Anonymous, la comunidad sin liderazgo visible que respaldó a WikiLeaks a la que, fuera de su contexto, le han endosado toda clase de campañas, desde las más románticas hasta las definitivamente monstruosas. Pero el evento ateo Rapture Day Prank es otra cosa (ver en su página en Facebook las imágenes de su «experimento» paródico).
Dar aire a “operaciones” sin hacer el más débil intento por verificar las fuentes puede ser una inocentada. Pero, aunque sea desde la sátira, son acciones irresponsables que corresponde destacar. Si las dejamos pasar tenderemos a ser peores. Y ese no debería ser el plan, menos entre aquellos que -encima- tienen el coraje de sonreír ante la enésima decepción milenarista.
Según el Pew Research Center (ver gráfico de la izquierda), 1 de cada 5 norteamericanos cree que dentro de los próximos 40 años Cristo volverá a la Tierra a redimirnos de nuestros pecados. Y, probablemente, que serán raptados los salvos y el planeta «regenerado».
Una de las diferencias que separa al denostado Camping de los creyentes milenaristas de los EE.UU. (y de otros países) es que estos últimos no se atreven a poner fecha a sus creencias. Los moderados se autoengañan. Y los radicales se toman a sus creencias demasiado en serio.