Decía ser Dios, creador del Todo y de Cada Cosa, incluido el destino de devotos y enemigos. Los primeros lo ensalzaban por los cambios que produjo en sus vidas o por la creación de obras públicas, como el Hospital de Superespecialidades Médicas, uno de los tres centros de salud de alta complejidad que el gurú hizo construir en Puttaparthi. Los críticos, en cambio, acusaron a Sri Sathya Sai Baba de erigir esas obras con donaciones de personas a las que había engañado o lo consideraron un abusador sexual, un tramposo santón abusón, que pretendía hacer milagros mediante simples trucos de prestidigitación.

Sai Baba fue el más conocido gurú de la India en Occidente y su prédica tuvo especial relevancia en la Argentina, desde donde se coordinó gran parte del despliegue de la Organización Sathya Sai Baba en América Latina. Dijo que iba a morir a los 96 años pero murió el 24 de abril de 2011, cuando acusaba 84 años (según algunos autores, nació tres años más tarde). A lo largo de 2001 trabajé seis meses en un intento por determinar la seriedad de las acusaciones de abuso sexual contra el Swami, esfuerzo que se tradujo en dos informes difundidos por el programa Zona de Investigación (Azul TV, hoy Canal 9) los días 5 y 12 agosto de ese año bajo el título ¿Un dios pecador?, y un artículo –donde cuento el back-stage de aquel programa– publicado en febrero de 2002 por la revista Gatopardo (on line sólo la versión en inglés). El mismo año, el editor del sitio dedicado a la investigación de las alegaciones en torno a Sai Baba, Sai Guru.Net, me pidió que calibrara la repercusión que tuvieron los programas de Azul TV. Tarea que implicaba un sesgo: la perspectiva siempre era de la misma persona. Lo que hice en aquella ocasión fue tratar de reflejar la impresión general que recibí de mi interacción con los principales actores de esta historia. El resultado de aquella recopilación, una serie de reflexiones, es lo que reedito a continuación.
Si bien muchos de esos efectos son imposibles de documentar, aquellos programas dejaron secuelas palpables y algunos testimonios que no está demás dejar plasmados, por si en el futuro algún historiador llegara a interesarse en la controversia que causó exponer otras perspectivas del culto a Sai Baba en la Argentina.
- Perplejidad, sentimiento de pena hacia los devotos y rechazo hacia el “avatar” por parte del público en general, que en su mayoría poseía poca información sobre Sri Sathya Sai Baba, su Organización y las actividades que ésta realiza (sólo conocían las obras, muchas de ellas realmente benéficas, que son iniciativa de abnegados devotos). Días posteriores, el noticiero de Azul TV continuó emitiendo las declaraciones de los ex devotos entrevistados (especialmente los testimonios del norteamericano-iraní Said Korramshahgol y del sueco Conny Larsson), como así de otros programas de interés general. Diferentes medios bromearon a propósito de las costumbres sexuales de Sai Baba y algunos diarios de gran tirada (como Clarín y La Nación) y la revista Noticias se hicieron eco de las acusaciones. Más tarde, en diciembre, bajo el título “Sex Baba”, la revista Página/30 publicó la traducción del informe de Mick Brown incluido en el inglés The Telegraph el 28 de octubre de 2000.
Euforia y sentimiento de victoria entre los ex devotos, quienes (sobre todo) celebraron la difusión de testimonios acusatorios de Larsson, Said y Sharon Purcell, como así del desenmascaramiento del fraude de las desmaterializaciones a cargo del ilusionista Ladislao Enrique Márquez y el descubrimiento del truco del vibuthi en material fílmico cedido por la Organización Sai de la Argentina. También causaron impacto el relato de miembros fundadores de la Organización Sai en la Argentina. Mónica Socolovsky, por ejemplo, admitió que Sai Baba untaba aceite en los genitales de varones jóvenes, aunque interpretó que estos manoseos son parte de un “trabajo energético”.
- Confusión, sarcasmo y ratificación de la fe entre los devotos, quienes parecieron recibir la impresión de que estos programas fueron parte de una conjura destinada a “destruir” la imagen y actividad “humanitaria” de Sai Baba. No tengo conocimiento de devotos que -tras ver alguno de los dos programas- se hayan interesado en la posibilidad de que las acusaciones de fraude y abuso sexual fueran ciertas o de que tales denuncias justificasen un estudio más profundo. La negación de los devotos a ver las evidencias más claras de fraude (tal es el caso del emisión en cámara lenta del truco del vibuthi en el video provisto por la Organización Sai), que provocó la acusación de “manipulación” de las imágenes por parte de algunos devotos, me llevó a escribir una Carta abierta ya que me une a muchos de ellos una simpatía sincera y no podía menos que rechazar enérgicamente que pusieran en duda mi honestidad profesional.

En un email personal, Gutter me dijo que -si bien creía que yo “había actuado sin mala intención”-, fui “instrumento de dolor de muchas personas”. No estaba contento con los resultados del programa y se lamentaba de haber prestado su colaboración. Su principal reproche: que la producción no hubiese viajado a la India para comprobar “in situ” las seriedad de las denuncias.


Días después, le envié a Goldstein una extensa carta con una serie de preguntas específicas. El 7 de noviembre, Goldstein respondió:
Dear Mr. Agostinelli, I gave my response to your inquiries when I was at the public meeting in Buenos Aires. My best wishes to you. Sincerely, Michael Goldstein
Insatisfecho, volví a la carga enfatizando que no era verdad que hubiese respondido a mis preguntas. Y en un brevísimo email, contestó que no deseaba extenderse en el tema ya que de Sai Baba “había recibido muchos beneficios, tanto a él como su familia”.
Desde entonces, pasaron cuatro meses y considero que tuvo tiempo suficiente para masticar las consecuencias de no responder mi cuestionario. Como nunca respondió, creo que es hora de dar esto a conocer. También considero oportuno difundir mi última carta a Goldstein. Carta donde, por una vez, planteo mis propias opiniones sobre la controversia.
Para terminar, coincido con Gutter cuando me recriminó que Zona… hubiera hecho un “programa distinto” si hubiese viajado a la India. Distinto, seguro. Pero ¿hubiera inclinado la balanza a favor de la causa de Swami, que es lo que sugería Gutter? Difícilmente: existe una larga tradición de periodistas independientes que viajaron a Puttaparthi y tropezaron con enormes dificultades para realizar libremente su trabajo. Dieron inequívoca cuenta de la conflictiva odisea que vivieron “in situ” el periodista argentino Martín Caparrós, autor del libro “Dios Mío” (Editorial Planeta, 1994), el periodista Mike Brown del Telegraph y el holandés Piet Vroon, autor de un documental y del revelador artículo Santa Claus en la India, publicado en el diario De Volkskrant el 5 de diciembre de 1992.


La emisión el 30 de enero del programa “Seducido” en la televisión nacional danesa confirma lo dicho hasta el momento: los productores de «DR TV» viajaron a la India y no sólo Swami se negó por enésima vez a ser entrevistado por un medio independiente: cuando el equipo danés llegó a Puttaparthi, el oficial de prensa de Sai Baba, Mr. Chakravarthi, le espetó al productor de «DR TV» que “Sai Baba no recibía a ninguna televisión” (“does not welcome any television”, dijo) pese a que ya se habían comprometido a recibirlos. ¿Qué hubiera sucedido si Zona de Investigación aceptaba la “invitación” de Gutter de viajar a la India? Probablemente, más de lo mismo. El resultado, en el caso danés, no fue diferente: las filmaciones de los milagros -suministradas por devotos de su país- volvieron a mostrar los trucos con que Sai Baba pretende materializar cenizas, joyas baratas o relojes caros de la nada.
También hubo algún intento de intimidación a posteriori (se amenazó verbalmente al Productor Ejecutivo de Zona de Investigación, Alonso González Calderón, de que la Organización Sai Baba iba a iniciar un juicio por calumnias), pero según declaró Gutter a la revista Noticias pocos días después ¡el propio Baba desalentó que se iniciaran acciones judiciales!
Por último, aprovecho estas líneas para felicitar a Øjvind Kyrø y al resto del equipo de «DR TV». Que dos trabajos independientes, realizados en extremos opuestos del mundo, arrojasen resultados semejantes dice mucho acerca de quiénes están más cerca de la verdad. De la verdad con minúscula, por supuesto. Y a mucha honra.
Buenos Aires, 4 de febrero de 2002
Primera publicación: SaiGurú.Net
Más información en la sección Ciencia bruja de Yahoo! Sai Baba ¿santo o pecador?
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