Hay notas de “periodismo inmersivo” que son tan remanidas que solo sorprenden a los más jóvenes: el cronista disfrazado de linyera que sale a pedir limosna, la redactora pudorosa que se desnuda … en una playa nudista. Hasta ahora, a nadie se le había ocurrido sacar a la calle a un cronista con kipá. Bueno, sí: se le ocurrió al docente e investigador Facultad de Periodismo de la UNLP y activista de la Falgtb, Flavio Rapisardi.
Salió a caminar por la “liberal” Buenos Aires hecho todo un judío y en el suplemento Soy de Página/12 resumió su experiencia, donde destacan los ojos sobresaltados del prójimo. ¿Su conclusión? “Ser judío/a en Buenos Aires parece que es todavía una ‘sorpresa’, término ambiguo si los hay: sorpresa hay en las películas de terror, en los arbolitos de Navidad, en los zapatos de los Reyes Magos”.
“No puedo dejar de alertarme todo lo que falta no sólo para lograr la igualdad real, sino también para que lxs diferentes seamos capaces de entender cómo los sutiles hilos del desprecio atan redes amplias, comunes, pero también disímiles a la hora de marcar fronteras que excluyen y condenan a la abyección a muchxs de nosotrxs”, escribe Rapisardi, un argentino que -como se nota en la «x» unisex- ya viene con la piel curtida por su condición sexual.
Menos mal que Rapisardi no se declara «trosko»: ser pelado, puto y tener el kipá puesto ya fue excesivo para su entorno.
Como se advierte, siempre hay alguna cosa más que aprender sobre las múltiples caras de la discriminación. Inlcuso la de quienes -supuestamente para bien- ponemos énfasis en la diferencia.
Vía Ale Frigerio