Hugo Chávez según sus seguidores
“ Sin Chávez no hay revolución. Es así y tenemos que aceptarlo, incluso para superarlo. La gente lo ama y apoya los cambios por ese amor. Necesitamos a Chávez, así como necesitamos tiempo para realizar el cambio cultural que una revolución requiere. La pregunta que nos urge es cuánto tiempo tenemos, porque estamos metidos en un proceso que nos cambió todos los parámetros. En dos años hemos conseguido más que en los últimos veinte. Hoy podemos decir que tenemos organizaciones sociales, que hay misiones que están logrando transformaciones importantes, pero también que hay otras que tienen serios problemas.”
«Venezuela: un hombre o una revolución». En La Vaca.
“…Chávez es simbolizado … como una figura heroica de origen humilde que –para las personas que fueron entrevistadas– ha alcanzado proporciones míticas debido a la apreciación de que sus propósitos y sus acciones están dirigidas a la redención de los pobres y los humildes.”
Por Gladys Villarroel y Nelson Ledezma en Revista Politeia N° 39, vol. 30. (Instituto de Estudios Políticos, UCV, 2007:1-22) “Carisma y política. El liderazgo de Hugo Chávez desde la perspectiva de sus partidarios”.
Adiós Bergoglio…
(Sobre la detención, tortura y desaparición de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics por parte de la dictadura militar argentina, 1976.)
“El poder judicial dictaminó que (Bergoglio) ‘no tuvo implicación jurídica en los casos de dichos sacerdotes’. Desproteger, desprestigiar y utilizar la violencia simbólica por no obedecer quizás no tengan implicancias jurídicas pero si ideológicas, éticas y religiosas dado el contexto del terrorismo de estado y la relación de subordinados de las víctimas. Las razones jurídicas no son las razones ideológicas ni las razones éticas ni las razones religiosas”.
Por Fortunato Mallimaci en “El catolicismo argentino de Bergoglio y el papado de Francisco. Una primera aproximación desde la Argentina” (Dossier Sociedad y Religión – En torno del primer Papa latinoamericano: catolicismos en tensión. Sociedad y Religión, Nº40, Vol XXIII (2013), pp. 211-244
…hola Francisco
“La imagen de Francisco no deja de ser una figura paradójica que apela a todo tipo de identificaciones, sentimientos y hasta utopías. Su desempeño y actuación durante este período ha mostrado una gran sensibilidad –al menos retórica– sobre temas que preocupan (y que, al fin y al cabo, han sido los fundantes de la crisis actual), abriendo con dichos gestos un espacio muy heterogéneo y complejo de construcción y disputa de sentidos, narrativas y prácticas. Pero vale recalcar que estos ‘movimientos’ se han encarnado en las vivencias, pensamientos y reclamos de la comunidad de creyentes, afirmación que no podemos hacer con la misma contundencia sobre la persona de Francisco y el Vaticano, hasta que estos gestos se proyecten en transformaciones concretas sobre la cosmovisión teológica y los esquemas institucionales de la Iglesia.
“En otras palabras, estos actos de identificación, reconocimiento y esperanza por parte del pueblo católico y el público en general no son consecuencias de una estrategia de marketing vaticano sino son en sí mismos demandas que responden a expectativas y necesidades.”
“¿Qué nos dejó la luna de miel? A cien días de Francisco”. Nicolás Panotto en Lupa Protestante.
Mandela santificado, pasteurizado y digerible
“Me llamó la atención esta santificación que se hizo de una forma tan pasteurizada, Mandela pasó a ser el gran perdonador, casi un tío Tom. Se enfatizó todo el tiempo que había perdonado a sus enemigos, como si esa fuera una actitud natural, como si no hubiera que remarcar el acto del racismo primero. El problema es el racismo. Entonces en vez de enfatizar toda la lucha de Mandela, se eligió mostrar el perdón. Que se enmarca en la tradición de mostrar la nobleza del negro esclavo, que sigue siendo bueno… en contraposición al negro revoltoso que se rebela, que es el negro malo o el negro de mierda directamente. Este negro bueno y fiel es el deseable y es la imagen que se vio muy patente en lo que se dijo sobre Mandela, lo transformaron en un santo como si el tipo no hubiera tenido que luchar, no hubiera tenido que recurrir a la violencia. Es mucho más que un gran perdonador. Y también la contradicción o el divorcio entre el elogio a Mandela y la actitud que uno tiene frente a las situaciones que Mandela hubiera denunciado. Hubiera sido interesante que la muerte de Mandela nos llevara a otra discusión… ¿qué pasa con el apartheid porteño? Con este orden espacial que se rompió porque ahora hay negros en la ciudad blanca… pero hay que pensar en cómo son vistos y tratados, y cómo muchos están intentando que se vuelvan a sus lugares “naturales” y que no invadan nuestra ciudad blanca.”
“Buenos Aires blanco y negro”. Entrevista a Alejandro Frigerio en NOS Digital.
También leer «Negro quilombero» en Revista Quilombo.
Jorge Rafael Videla, un autorretrato
“Nosotros no tomamos esa decisión antes del golpe sino cuando se nos presentó el problema de qué hacer con esa gente, que no podía ser fusilada públicamente ni tampoco podía ser condenada judicialmente. Entramos a la guerra sin saber qué hacer con todas las personas que eran el costo necesario para ganarla. La solución fue apareciendo de una manera espontánea, con los casos de desaparecidos que se fueron dando. Casos espontáneos pero que, repito, no eran decididos por un joven oficial recién recibido; no, casos que eran ordenados por un capitán que, a su vez, recibía la orden del jefe de la brigada, que a su vez recibía la orden del comandante o jefe de zona”.
…
“No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra, y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas. El dilema era cómo hacerlo para que a la sociedad le pasara desapercibido. La solución fue sutil –la desaparición de personas–, creaba una sensación ambigua en la gente: no estaban, no se sabía qué había pasado con ellos; yo los definí alguna vez como ‘una entelequia’”.
Testimonio recogido por Ceferino Reato en Disposición Final.