La Fundación Anomalía, establecida en Santander, España, está por cambiar de nombre. Se llamará Fundación Íkaros y promete ampliar su enfoque, abarcará anomalías científicas y culturales que trascienden la cuestión ovni (la vocación original de sus impulsores), e implementará nuevos recursos tecnológicos para poner su patrimonio al alcance de un número cada vez mayor de interesados.
Hay que celebrar que en el último número de su revista oficial, el Anuario CdU Nro 34, ofrece los mejores artículos ufológicos que leímos en años, entre ellos un imperdible estudio de Chris Aubeck donde compara a los demonios medievales con las abducciones modernas, una suerte de meta-análisis realizado por Luis R. González, quien examinó la literatura especializada sobre taxonomía humanoide como ningún otro ufólogo lo había intentado antes, y un ensayo del ingeniero Manuel Borraz que no sólo muestra lo que la investigación ufológica debió haber sido sino que es tan entretenido como un cortometraje, con sus héroes, malos y traidores. La edición incluye un capítulo inédito de mi libro Invasores y varias reseñas elogiosas, gesto que agradezco a críticos y editores.
Como dije en otras ocasiones, CdU es una revista insustituible en la biblioteca de los aficionados al estudio de los ovnis. A partir del próximo anuario, no deberá faltar en los estantes de ningún estudioso de las anomalías científicas.
Hasta ese momento, entonces.