“Un hombre, vestido de mujer, fue arrestado porque había cobrado diversas sumas que le habían sido dadas para decir misas por las almas que supuestamente están en el purgatorio.
“¡El comunicado decía que este falso sacerdote se había quedado con el dinero para él! Ahora, los otros, los verdaderos, ¿es que ellos se lo dan de regalo a sus vecinos?
“No, dirán, pero ellos dicen las misas. ¡Y aquí ven que la República, que no reconoce ningún culto, garantiza que hay un purgatorio, con almas a las que unas misas las pueden hacer salir!
“Se entiende que los magistrados no quieran realizar procedimientos contra todos los charlatanes: ellos son demasiados. Pero elegir entre ellos, castigar solo a los más débiles, los más pobres, es una injusticia.
Fuente: Le Populaire, 22 de noviembre de 1921, página 2.
Hallazgo de la noticia y traducción: Adrián Viale.