Hace 22 años, Internet y la masificación de las computadoras eran un nebuloso borrador de lo que acabó siendo. Si bien sus palotes se remontan a 1961, la web creada por Tim Berners-Lee gracias al lenguaje HTML nació en 1990 (y no, Internet nunca fue diseñada para impedir que “las comunicaciones colapsaran ante un ataque nuclear”.) La entrevista que publicamos arriba de Isaac Asimov es casi contemporánea al surgimiento de la web. Si no es anticipatoria en un sentido estricto, sí lo es conceptualmente. Estremece el calado de su visión. En su charla con Bill Moyers, Asimov prepara al telespectador para un futuro donde habrá “bibliotecas colgadas a computadoras en cada hogar”, las cuales permitirán “librarse de la tutela de un profesor”.
El genial creador de la Psicohistoria y las Tres Leyes de la Robótica, advierte tempranamente que la web será un canto a la autonomía educativa. El día que las computadoras conecten con bibliotecas, anuncia Asimov, será el fin del “aprendizaje por la fuerza” de alumnos eventualmente guiados por malos profesores. “Todos están forzados a aprender lo mismo, el mismo día, a la misma velocidad, en clase… y todos somos diferentes. Para algunos va muy rápido, para algunos va muy lento, para otros va en una dirección errónea. Pero démosle una chance, como complemento de la escuela…” y así sigue el gran Isaac en el imperdible programa “El mundo de las ideas”, emitido en 1988.
En el libro ¡Cambio!, 71 visiones de futuro, que reúne artículos escritos entre 1974 y 1980, Asimov ya imaginaba a la Tierra cableada con fibras ópticas: “Uno podría marcar el número de un periódico, ojear sus páginas e imprimir un facsímil de cualquier página o sección que le interesara leer con más detenimiento”, escribe Asimov. ”El correo o la información de ventas de un supermercado podría recibirse también por televisión; o a la inversa: escribir cartas y hacer un pedido a un supermercado a través de la pantalla. Las bibliotecas de todo el mundo podrían codificarse de tal manera que, tras marcar el código apropiado, cualquier libro, revista, panfleto o documento aparecería en la pantalla de televisión para referencias rápidas; o bien quedar impreso en microficha para referencias más pausadas, o en forma ordinaria para el puro placer de la lectura (…) La gente podría supervisar máquinas y fábricas o programar ordenadores que dirigieran el trabajo del mundo, todo ello por televisión. O también pronunciar conferencias por circuito cerrado con cada participante sentado tranquilamente en su casa”.
Estas ¿predicciones? ¿conjeturas? ¿visiones?, en todo caso estas previsiones más o menos precisas de lo que estaba por acontecer fueron escritas en 1975, y se arriman más a lo que acabó siendo Internet que cualquier otro texto anterior al estallido de la World Wide Web. Hay antecedentes menos prolijos, claro.
* En París en el siglo XX de Julio Verne, por ejemplo. En su “novela perdida”, escrita en 1863 y publicada en 1994, Verne describe una red telegráfica mundial que enviaba imágenes casi indistinguible de la web.
* En 1938, Herbert George Wells, en el volumen World Brain (que recoge una serie de conferencias de un proyecto que llamó Enciclopedia Mundial Permanente) previó que tendremos microbibliotecas a disposición de estudiantes de cualquier parte del mundo, quienes “podrán sentarse con su proyector en su propio estudio para examinar a voluntad cualquier libro, cualquier documento en una reproducción exacta”.
* En Un lógico llamado Joe, Murray Leinster también elabora algo muy parecido a Internet en una fecha tan precoz como 1946.
* Y esto sin mencionar la anticipación de Martha Green. En su autobiografía Ozonis – En Algún Lugar del Universo (escrita en 1956, registrada en 1969, publicada en 1998), la contactada argentina describe a una raza alienígena cuyo sistema de gobierno es administrado por “pantallas que intercomunican instantáneamente todo el planeta”.
Bueno, nos fuimos por las redes. Otra cosa que entusiasma de la entrevista a Asimov, porque así comenzó todo, es la entrevista misma. Hace dos décadas, Moyers le clavó un piquete de ojos a quienes aún predican la imposibilidad de transmitir ideas complejas a través de la televisión.
La fórmula es muy fácil. Sólo hace falta conseguir buenos entrevistados.
Fragmento del programa El mundo de las ideas traducido y subtitulado por Emisores . Vía Elijah Mandeb en Facebook.