Hay algo peor que los antivacunas: los medios que tergiversan una noticia para embocar un título capaz de complacer las expectativas ideológicas de su público.
Más allá de los tejemanejes previos a la adquisición por parte de la Argentina de la vacuna Sputink V, que seguirán siendo discutidos, falsear información para sembrar desconfianza hacia una de las más promisorias armas disponibles para frenar la expansión del coronavirus no solo es irresponsable. También es de mala gente.
«Denuncian que dos enfermeras volvieron a contraer Covid tras darse la vacuna», dice el título. El primer párrafo de la nota publicada en 23 de enero en La Nación lo desmiente: “Este viernes fueron confirmados por el Nodo Epidemiológico del Hospital de Gualeguaychú los dos primeros casos de reinfección de Covid a pocos días de la aplicación de la primera dosis de la vacuna Sputnik V. La información fue confirmada por el director del Hospital Centenario, Dr. Eduardo Elías, quien aseguró que se debe a que se requieren al menos 20 días para que la vacuna genere la inmunidad suficiente para ser efectiva.”
En mi opinión –el mío es un artículo de opinión– no es prioridad preguntarse si los editores que escribieron y aprobaron este título falso y engañoso son estúpidos o perversos, si tienen o no tienen ética o si lo hacen persiguiendo un objetivo político o no; no es lo que debe interesar, al menos en primera instancia.
Sólo sé una cosa: en este momento, desalentar la campaña de vacunación contra la COVID-19 es una idea desgraciada.
Pese a que la desinformación es obvia, el periódico aún no la ha retirado de su página. Digo obvia por los siguientes motivos:
1) el contenido de la noticia contradice el título (no hay ninguna denuncia),
2) a las dos enfermeras reinfectadas sólo se les había aplicado la primera dosis y sus organismos no habían alcanzado el piso de inmunidad necesario para defenderse del virus,
3) los elementos para refutar el título estaban a disposición de todos, sobre todo de quienes lo escribieron.
Y si hacen falta más evidencias de que usar el verbo “denuncian” es pura desinformación, la nota incluye las declaraciones de una de las enfermeras:
«Yo no tengo desconfianza de la vacuna, me voy a colocar la segunda dosis cuando sea el momento. Sabemos que no existe una seguridad al 100 por ciento, pero también que contraje de nuevo el virus sin que haya pasado el tiempo para tener un poco más de inmunidad», dijo.
¿Acaso La Nación busca hacer enojar a sus más fieles lectores, quienes, en su inmensa mayoría, sólo se queda con el título?
Si es así, la intención de los editores es despreciable.
Esa nota debe ser modificada o retirada, con las disculpas correspondientes. Mientras tanto, merece el cerrado repudio de cualquier persona con una mínima consciencia ética.
AGRADECIMIENTO: A Ernesto Resnik, autor del primer tuit denunciando el titular de «La Nación» e invitando a pensar en la dirección correcta.
POST-CRIPTUM
En la edición en papel de La Nación del mismo domingo 23 de enero, la noticia luce diferente: ya nadie estaba «denunciando» nada. Dice el título: «Tras recibir la vacuna, dos mujeres se infectaron». Y la bajada, nuevamente, niega el carácter noticioso del evento: para lograr la inmunidad se necesitan 20 días desde la aplicación, algo que no había sucedido en el caso de las enfermeras. Hipótesis: el lector de web tiende a leer títulos, y el lector del papel, la noticia completa. Este pudo ser el motivo por el cual en la versión impresa desapareció todo rastro o tono de «denuncia».
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