Que un universo ficcional parido en bits complete su circuito en una instalación real es motivo de celebración. Y así fue: el jueves 5 de marzo de 2020, el Museo Municipal de Arte Moderno, Parque Central de Mendoza, inauguró la Exposición de Migo Wēlsh El número solicitado no corresponde a un abonado en servicio. Tras la cuarentena, reinició el 20 de diciembre y permanecerá abierta al público hasta el 31 de enero de 2021.
El corazón de esta muestra nació en su muro de Facebook; desde entonces, varias de sus ideas visuales colonizan las redes como un coronavirus digital, expandiendo sus símbolos para acalorar prejuicios, alterar conciencias y, siempre, desatar emociones, desde carcajadas hasta rabias profundas.
En la línea de Joan Fontcuberta, Richard Prince y otros artistas que trabajan la realidad percibida como si fuera ficción (y viceversa), Wēlsh parte de lo conocido para hacer, deshacer, reconstruir y crear –no deconstruir, neologismo éste reservado para alguno de sus incunables, exhibidos por primera vez para disfrute universal.
En la muestra de Wēlsh “no hay temas Sabú” (diría Dolina): clickbaits, fake news y realismo mágico accidental, conspiraciones angélicas, perversiones alienígenas, demonología y rock & roll, vegetarianismo y cierta fijación por la promiscualización y la sexomanía politóxica son parte de una agenda que nos invita a desconfiar, sanamente y en familia, sobre lo que leemos, vemos y compartimos.
Ojalá este resulte ser solo el comienzo de El número solicitado no corresponde a un abonado en servicio y peregrine por toda la galaxia y aledaños.
A continuación, el texto de Mariana Mattar que invita a conocer la muestra.
Por Mariana Mattar
Fotos: Mariana Mattar y Daniel Rueda
Migo Wēlsh elige la fotografía para desplegar un ensayo acerca de la mentira y la verdad, la realidad y la ficción. No para distinguirlas y separar lo blanco de lo negro, sino para presentar esta forma híbrida de habitar los universos que la virtualidad digital nos ofrece en la vida cotidiana. Es probable que haya asumido que a la vuelta de la verdad, la posverdad, la necesidad de viralización, las fake news, la información, la desinformación, la infoxicación, todo sea una categoría más de la ficción, la materia prima del artista.
El principal elemento con el que se nutre Wēlsh no es la ciencia-ficción, es la social media-ficción.
A la vuelta de todo, la verdad no importa. Las noticias falsas han circulado y se han instalado, las noticias verdaderas se escriben en el mismo tono y todo podría ser tan fáctico como mentiroso. La inconsistencia de la realidad es un hecho, la ficción es un hecho. El artista no solo reflexiona (y celebra con humor) el habitar este continuum absurdo, sino que además se suma a la acción de difuminar las certezas y poblar al mundo (la internet) de imágenes ambiguas.
Con un whisky en la mano, que quizás no sea más que un té con hielo, y el mouse en la otra, Wēlsh nos incorpora en su obra en la que ya nos habíamos autoincorporado al compartirnos, viralizarnos y ser personajes de la social media-ficción.
Mariana Mattar, febrero 2020
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