El artículo de Daniel Galarza Santiago no fructificó en un debate racional. Recogió el guante Mauricio-José Schwarz, penosamente solo para victimizarse por supuestas “calumnias” (que no aparecían en ninguna parte), pese a lo cual este blog le publicó una especie de réplica.
Tras recibir un mensaje con talante intimidatorio de Schwarz (ver abajo el recuadro «COMPADRITO»), Factor publica la respuesta de Galarza Santiago y ya mismo aclara un punto que es parte del abc del periodismo que se practica aquí y en otras partes: los títulos y las ilustraciones no son tarea de colaboradores si no de los editores. Y si alguien que afirma poseer experiencia en tareas de edición le reprocha el título o las ilustraciones a un redactor, estamos ante un clarísimo caso de mala fe.
A continuación, la réplica de Galarza Santiago.
En mi primera colaboración en Factor 302.4 había sintetizado lo escrito por Chris Mooney hace unos años, en relación a lo que se sabe sobre las tendencias pseudocientíficas en izquierda y derecha política, y sobre si realmente ambas comparten su negacionismo en partes iguales.
Mi artículo, como ahí mismo se explica, se concentraba en los datos ofrecidos por Mooney, lo que ya implica un límite o hueco en el conocimiento acerca de la izquierda y la derecha, ya que solo se concentra en el mundo anglosajón. Pues bien, al principio, a modo de introducción, afirmé: «Basta con citar afirmaciones de Michael Shermer, el título del libro más célebre de Mauricio-José Schwarz, la continua crítica a grupos de “La izquierda feng shui” por oponerse a los transgénicos, las farmacéuticas o las antenas de wi-fi, o el uso tan generalizado en blogs escépticos del término «izquierda regresiva». Quienes dicen que en la izquierda (liberal) se pregona la anticiencia en la misma equivalencia que su opuesto, hacen ciertas comparativas alegando que, mientras en la derecha se niega el cambio climático y la evolución, en la izquierda es más común encontrarse con antivacunas y antitransgénicos.»
Tal parece que para el periodista Mauricio-José Schwarz, de El Rey va desnudo, esto es equivalente a calumniarlo, asegurando que yo dije que él dijo algo como que «la izquierda es más anticiencia que la derecha». Tanto así, que sus molestias y ataques se tuvieron que publicar en el blog de Agostinelli, mostrando toda la mala leche, falta de comprensión lectora y ego inflamado que el citado periodista científico puede mostrar. Y esto lo afirmo con todas sus letras, porque tengo alta certeza en poder demostrarlo con su propio escrito.
Vamos, que en mi artículo solo cito a Schwarz en la parte ya compartida. No hay ni una sola mención a él en el resto del artículo. En ese párrafo introductorio no hay ni una sola afirmación semejante a «Mauricio Schwarz dice que la izquierda es más anticiencia que la derecha». Ni uno. Ahora, veamos el resto de sus afirmaciones.
En el segundo párrafo, Schwarz insiste en asegurar que me he inventado algo de a gratis. Y claro, el único que se ha inventado que ««la izquierda» es «más» anticiencia que «la derecha»», es él. O sea, básicamente está armando un enorme hombre de paja, del tamaño de su ego (así de grande e invisible para él).
Escribe al inicio de su tercer párrafo:
«Pero de Galarza, por desgracia, espero todo, cualquier distorsión de mis ideas y mis escritos que le sirva para su guerra contra mí, cualquier oportunidad de desprestigiarme ante sus lectores le resultan una tentación imposible de resistir.»
Estoy seguro que le dolió morderse la lengua de ese modo.
Continúa:
«Su deshonestidad intelectual se ha expresado una y otra vez en escritos donde su odio hacia mí desborda todo rigor académico, toda seriedad en el análisis de los textos, todo principio caritativo en el abordaje de las ideas de otros. Molesto por mis críticas a la filosofía como profesión universitaria, que se ha tomado como un ataque personal, ha emprendido una triste y obsesiva cruzada ya longeva de calumnias a falta de argumentos y no espero otra cosa de su teclado.»
Al parecer, sacar como mera mención la portada de su último libro (ni siquiera su contenido, el cual desconozco, ya que ni lo he leído) es todo un eslabón más en la cadena de deshonestidad intelectual y campaña de desprestigio contra Schwarz. Sí, estoy siendo sarcástico. En realidad no le tengo ninguna tirria, y lo que al señor no le gusta, es ser contradicho y expuesto, tal como por aquí hemos hecho con temas como la filosofía, la naturaleza de las hipótesis científicas y el efecto Greta Thunberg. Toda la información sobre el asunto es pública y puede verificarse fácilmente entrando en mi blog, tecleando el nombre de este amable periodista.
Su siguiente párrafo solo es una generalización de relleno, pues nada en mi artículo asegura que toda la izquierda sea anticiencia (como tampoco se asegura de su opuesta, la derecha). Es muy obvio que Pedro Duque o el propio Schwarz no encajan entre los izquierdistas con creencias pseudocientíficas, y nadie dice lo contrario. Insisto: nadie dice lo contrario.
Escribe después:
«Como ante el «nuevo ateísmo» o las calumnias contra algunas personas por odios personales (pienso en la dawkinsfobia), esto no es más que un hombre de paja. El autor se inventa una barbaridad que nadie ha dicho (por eso no hay ni una sola cita que sustente que eso «lo han asegurado incluso célebres autoridades del llamado ‘mundo escéptico’») y luego la ataca valerosamente viendo gigantes en los molinos de viento.»
Yo solo puedo decir una cosa: vaya por un trapito [una curita], que le está sangrando horrible la lengua, señor Schwarz. El que se está inventando ese hombre de paja es usted, y las citas (de aquello de lo que sí estoy hablando) aparecen en el escrito principal de referencia al mío, el de Chris Mooney. Pero como es más fácil inventar que seguir buscando, estoy bien seguro que más de uno le comprará su historia de víctima.
Pero sigue con la paja:
«Primero, el «mundo escéptico» en sí es una fantasía. Luego, no existen «autoridades», célebres o no, en los espacios de la razón, que es lo opuesto a la idea de aceptar «autoridades».»
Claro, el movimiento escéptico son los papás, igual Santa Claus y el ratón Pérez. Y claro, quién sabe quién estaba hablando de autoridades que viene saliendo con un discurso que ya huele a muy gastado.
Esta es de lujo:
«Responder a la pregunta «¿Es realmente la izquierda tan anticientífica como la derecha?» usando el título de mi libro como sustento de un «Así es como muchos comentaristas (incluyendo autores del escepticismo científico) parecen pensarlo» resulta vergonzoso e insostenible.»
Por supuesto, ignora que en ningún momento mencioné el nombre de su libro siquiera (solo cité el neologismo «izquierda feng shui», creado por él), y que quien puso la imagen de su libro fue Agostinelli en un inocente acto de tener una referencia visual aceptable.
Esta verborrea concluye:
«El artículo regurgita escritos de tres autores (Mooney, Lewandowsky y Kahan) sobre algo que pasa en los EE.UU. y en lo que en EE.UU. llaman izquierda (el partido demócrata, que en América Latina o Europa a duras penas pasa por derecha amable o liberal-sociales). Evidentemente hay poco rigor al trasladarlo extralógicamente a otro entorno (con una izquierda más cercana a los marxismos y a la socialdemocracia, en países con otro sistema político y realidad social) para criticar a nadie en concreto pero poniéndome en la palestra a mí –a despecho de lo que explico en el propio libro. Es bastante triste.»
Primero, hay que insistir otra vez: nadie en ningún momento, ha dicho que la izquierda sea más anticiencia que la derecha, tampoco al referirse al contexto de EEUU. Con esto claro, ahora hay que insistir en otro hombre de paja que muchos ya le han comprado a Schwarz: nadie en ningún momento está haciendo un «traslado extralógico» de lo encontrado por Mooney, Lewandowsky y Kahan en EEUU al contexto europeo o al latinoamericano. Basta con leer las conclusiones de mi escrito para darse cuenta de ello, ¿o eso es muy difícil?
Conclusión: victimizarse, hacerse el ofendido, e inventarse todo un hombre de paja (¿no es curioso que en ningún momento citó Schwarz esas tesis y errores que me acusa, sino que solo dice que yo dije?), son las herramientas retóricas de alguien verdaderamente deshonesto, mala leche y rencoroso, no de alguien que dice ser miembro de los «espacios de la razón».
No, señor Schwarz, no necesito hacer ninguna campaña para desprestigiarlo, ya que usted está haciendo un trabajo excelente en eso.
* Nota del Editor: Por supuesto, este título corre por cuenta del blog. Y, anticipándonos a las malas interpretaciones, explicamos la idea: la falacia del hombre de paja consiste en exagerar la posición del oponente, tergiversando o cambiando el significado de sus palabras para facilitar un ataque lingüístico y/o dialéctico. Por lo mismo se le llama falacia del espantapájaros: en tiempos antiguos, estos monigotes eran usados para entrenar a los soldados, que no enfrentaban a un peligro real sino a un muñeco deformado o una caricatura, mucho más fácil de derrotar.
Ganar un debate en esas condiciones, desde luego, carece de todo mérito.
AMARGO Y AVARO ANTE LA CRÍTICA. Schwarz usa orgulloso remeras desde donde clama que no le toquen los huevos. ¡Haberlo sabido antes!
COMPADRITO
Si a alguien con quien tienes cierto trato, a quien le publicas una réplica casi porque te da pena (ya que no había sido difamado ni calumniado, que era lo que él chillaba), le comentas privadamente:
-Ignoraba que tu ego fuese hipersensible.
Y él te contesta:
-De verdad parece que estás buscando guerra. No hagas que sienta que me paso de prudente.
Aparte de confirmar el diagnóstico, ¿califica como intimidación preventiva?
Puede parecer una pregunta retórica, pero lo digo en voz alta porque el intercambio fue con Mauricio-José Schwarz, un conocido escritor mexicano-español que afirma ser miembro del Círculo Escéptico de España.
No sabía que el hombre había perdido la vergüenza; a buscarla no le voy a ayudar.
(Que tus seguidores te acompañen, Mauricio. Yo no, a los compadritos les escapo: en ocasiones, son tipos tan pagados de sí mismos que han dejado de pensar con su mente para contentarse a no desilusionar a su corte de adulones.)
Alejandro Agostinelli
Editor de Factor 202.4
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