Miércoles 1º de julio de 2015. En el hall central de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, un grupo de actores y activistas interpretó una “performance Posporno”. Hasta aquí nada para escandalizarse, salvo un detalle: usaron a modo de improvisado escenario las mesas de partidos de izquierda, a las cuales ensuciaron con orina y semen.
Este programa es parte de un ciclo llamado “Miércoles de Placer” organizado por el área de Comunicación, géneros y sexualidades, integrada por investigadores, docentes y estudiantes de la facultad. En sus folletos hablan de “ampliar el imaginario pornográfico, sexualizándolo todo”, incluso la universidad.
El evento no invita a profundizar la educación sexual en las escuelas, villas o barrios, por ejemplo. Es lógico: la propuesta es otra. Como escribió Laura Milano (autora del libro Usina posporno), estos experimentos buscan “abrir el mundo de los placeres sexuales del BDSM (acrónimo de Bondage, Dominación-Sumisión y Sadomasoquismo) a un público más amplio pero sin perder su costado crítico y disidente”.
A través de textos preñados de barroquismo posmoderno, esta es una propuesta que quiere ser vista como “transgresora”. Así, no hablan de «sexo libre en la facultad» sino de «experimentar otras formas sexualizadas de habitar el espacio universitario». Para ir a la acción en concreto, la performance asocia sexualidad con violencia: en una parodia de cópula pública usaron un micrófono -un aparato eléctrico- a modo de consolador.
Como el acto sucedió en las mesas del Frente de Izquierda, me pareció interesante incorporar en el debate el higiénico comunicado de la Presidencia del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (UJS Partido Obrero):
“LA GESTIÓN QUE COJE, MEA Y NO LIMPIA
“Aclaración sobre la performance ‘Posporno’ en Sociales.
“Nuestra facultad está en los medios de comunicación debido a la actividad ‘Posporno’, organizada por la dirección de la carrera de Comunicación que conduce la agrupación NEXO del decano Glenn Postolski.
“El ‘Posporno’ podría haberse desarrollado en la dirección de la carrera, en el auditorio o en la oficina de cualquiera de sus funcionarios-organizadores. Otra opción era usar las mesas de La Cámpora o La UES, las agrupaciones que coordinan cotidianamente su actividad con la gestión de Sociales.
“Sin embargo, la actividad se montó (sic) sobre las mesas de las fuerzas de izquierda que conducen el Centro de Estudiantes. Queremos decir que no solamente no nos consultaron sino que, después de orinar y eyacular sobre nuestros materiales, no limpiaron y dejaron preservativos usados acompañados por proclamas contra el Centro, sus espacios de organización y de gestión.
A la gestión le gusta provocar, pero sería más positivo que coloque su libido en resolver los problemas que tenemos los estudiantes, docentes y trabajadores no docentes de Sociales.»
Posdata
Para redondear la idea acerca de las preocupaciones que rondan en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, podés descargar el temario del “Congreso Latinoamericano de Comunicación 30 años de itinerarios intelectuales. Preguntas, abordajes y desafíos del campo comunicacional” a realizarse en agosto de 2015.
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Agradezco a Matías Castro y Olga Viglieca, que fueron los primeros comentarios que leí en sus respectivos muros de Facebook y motivaron el presente post.
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