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Obra de Jesse Braun. En Belio Magazine 018 Mystic Issue (Madrid, 2005).

Biólogos, psicólogos y neurólogos coinciden en algo: los sistemas de creencia, entre ellos la religión, son parte de un complejo rompecabezas evolutivo. ¿Qué pasa en el cerebro cuando cree? La hipótesis del opio natural.

Por Alejandro Agostinelli

Nadie está exento de comulgar con algún sistema de creencias. Entre las opciones intangibles, Dios acapara la demanda. Hay, desde luego, creencias más evidentes que otras. El amanecer, por ejemplo: si queremos organizar un desayuno es indispensable creer que el desayuno sucederá. Pero el sol (por culpa de un nubarrón, para no dramatizar) puede faltar a la cita. Por eso hace falta creer: nadie tiene todos los boletos asegurados; ni siquiera para asistir a un amanecer.

Eso no es todo. Porque creer conjura la incertidumbre y busca hacer previsible el azar: también creemos cuando nos preguntamos por el lugar donde dejamos –en realidad, creemos haber dejado– estacionado el auto.  Como las creencias no necesitan ser validadas para existir, una de sus funciones es ampliar nuestro contacto con el mundo más allá de nuestros sentidos, incrementando nuestra habilidad para sobrevivir. “Nuestros cerebros tratan a las creencias como ‘mapas internos’ que representan aquellas partes del mundo con las cuales no tenemos contacto sensorial inmediato”, explica Gregory Lester, psicólogo de la Universidad de Saint Thomas en Houston, Texas. Es decir: si el auto está fuera del alcance de nuestros sentidos, la ausencia de datos sensoriales no nos impide imaginar que todavía está donde lo dejamos. La creencia, claro, puede ser falsa: una calle parecida (o una grúa, o un ladrón) nos pueden confundir.

Jesse-BraunSentidos y creencias son caras de una moneda llamada supervivencia. “Sin los sentidos –continúa Lester– no podríamos saber nada del mundo exterior. Sin las creencias no podríamos saber nada del mundo que está fuera de nuestros sentidos”. Sin éstos ¿cómo preservarse de eventuales peligros? “Creencia es el nombre que le damos al instrumento de supervivencia cerebral diseñado para aumentar e intensificar la función de identificación del peligro que tienen nuestros sentidos”, resume Lester.

La psicóloga Susan Blackmore asegura que las creencias están al servicio de dar sentido a un mundo confuso. Para el antropólogo francés Pascal Boyer la religión es parte de un proceso cognitivo asociado a la adquisición, uso y transmisión del conocimiento cultural. (Foto: Adam Hart-Davis)
La psicóloga Susan Blackmore asegura que las creencias están al servicio de dar sentido a un mundo confuso. Para el antropólogo francés Pascal Boyer la religión es parte de un proceso cognitivo asociado a la adquisición, uso y transmisión del conocimiento cultural. (Foto: Adam Hart-Davis)

Las creencias son, también, sistemas de atribución de significados. Para Susan Blackmore, profesora de Psicología en la Universidad del Oeste de Bristol, Gran Bretaña, los creyentes en fenómenos como la psicoquinésis (la alegada capacidad psíquica de influir sobre la materia) pueden estar malinterpretando hechos normales en un intento por dar sentido a aquello que –a priori– no parece tenerlo. “Las ilusiones son el precio que debemos pagar por un sistema perceptivo que opera maravillosamente en un mundo confuso”, dice. Y agrega: “Imaginate que vas manejando un automóvil a toda velocidad y te frena un semáforo en rojo. Vas deteniendo la marcha y la luz sigue roja. ‘Cambiá, cambiá’, le ordenás, impaciente. Si las luces cambian, es tentador pensar que tuviste algo que ver con eso. Esa sensación de control puede aplastar toda lógica”. A esa tentación –atribuir a sucesos fortuitos acciones propias– se la conoce como ilusión de control. “Es el equivalente a la tendencia de querer dar sentido a las coincidencias”, explica Blackmore.

ATEODISEA Creer es una cruz. O un karma neurobiológico. O parte de un ancestral legado evolutivo. Es, en todo caso, esencial a la naturaleza humana: si alguien está libre de profesar alguna creencia, que arroje la primera Biblia. O el Tratado de Ateología, del filósofo francés Michel Onfray. Su éxito en ventas no es raro: el siglo XXI comenzó atenazado por cosmovisiones religiosas rivales. Tras exponer las contradicciones de los textos fundacionales de los cultos monoteístas, Onfray invita a ingresar en una era poscristiana, donde la humanidad no se someta a sus valores, “basados en la obediencia y la mortificación”. En los EE.UU. los ateos tienen un movimiento propio. Se hacen llamar Bright (“Brillantes”) y su alma mater es el biólogo evolucionista Richard Dawkins.
ATEODISEA
Creer es una cruz. O un karma neurobiológico. O parte de un ancestral legado evolutivo. Es, en todo caso, esencial a la naturaleza humana: si alguien está libre de profesar alguna creencia, que arroje la primera Biblia. O el Tratado de Ateología, del filósofo francés Michel Onfray. Su éxito en ventas no es raro: el siglo XXI comenzó atenazado por cosmovisiones religiosas rivales. Tras exponer las contradicciones de los textos fundacionales de los cultos monoteístas, Onfray invita a ingresar en una era poscristiana, donde la humanidad no se someta a sus valores, “basados en la obediencia y la mortificación”. En los EE.UU. los ateos tienen un movimiento propio. Se hacen llamar Bright (“Brillantes”) y su alma mater es el biólogo evolucionista Richard Dawkins.

De las 25 millones de especies que existen sobre la Tierra y bajo los océanos, la nuestra es la única que ha representado una imagen de Dios. ¿Desde cuándo? Se estima que los primeros enterratorios religiosos se crearon hace 25.000 años. Se los consideró parte de una religión liminar porque se les ponía bienes del difunto: se creía que iban a disfrutar de tales objetos en una existencia futura. Esas tumbas, que requieren de una compleja teología, fue la culminación de una larga fase de creencias. Por eso algunos sitúan los orígenes de la religión más atrás; tal vez, hace medio millón de años.

Si las creencias religiosas son tan antiguas y llegaron para quedarse, ¿por qué sobreviven? ¿Qué beneficio obtienen quienes arriesgan la vida para salvar su alma? ¿Por qué se construyeron esas complejas cosmogonías, con un Dios en el pináculo, como postulan los monoteísmos, o sin él, como proponen el Budismo o religiones mágicas que ponen en el centro a la Madre Tierra o a los extraterrestres?

“El ser humano tiende a creer en aquello que le gustaría fuese verdad”, escribió Francis Bacon (1561-1626). ¿A quién no le gusta que le endulcen el oído? Creer que la vida tiene un significado trascendente, que continuará tras la muerte del cuerpo, es tranquilizador.

«Thrust_corrupted». Obra de Luigi Villani. En Belio Magazine 018 Mystic Issue (Madrid, 2005).

Pero eso no lo explica todo. En 1996, los sociólogos Rodney Stark y William Sims Bainbridge, en A Theory of Religion, partieron del concepto según el cual los hombres buscan aquello que perciben como recompensas y evitan lo que perciben como costos. “Los bienes religiosos –afirman– son promesas de bienes que son escasos o no pueden ser conseguidos por medios naturales”. Los compensadores religiosos se basan en la existencia de poderes sobrenaturales. Como las promesas de salvación eterna entrañan un riesgo (su veracidad es difícil de determinar) su validez aumentará si es legitimada dentro un grupo. Hace un siglo, Emil Durkheim (1858-1917), padre de la sociología moderna, había observado que la religión fortalece los lazos de congregación social, consolidando y renovando periódicamente “un sentimiento de comunidad compartido”.

crease o no
CRÉASE O NO Estos son los 5 beneficios de la religión en términos de aptitud evolutiva.   1. Su estructura explicativa del universo confiere una ilusión de control. Ejemplos: Teologías para comprender lo inexplicable, ritos para influir sobre el futuro. 2. Ofrece recompensas específicas (magia) o generales (vida eterna). Ejemplos: Conjuros mágicos para problemas cotidianos, promesa de vida en el más allá. 3. Hace sentir mejor o justifica los caprichos de la vida. Ejemplos: Calma o cura enfermedades, consuelo por muerte de seres queridos. 4. Suministra y refuerza códigos morales para mantener el orden social. Ejemplos: Libros sagrados, leyes morales, teologías, etc. 5. Aporta un sentido de comunidad y pertenencia grupal. Ejemplos: Iglesias, cultos y otros movimientos sociales.

En una edición de New Scientist, Robin Dunbar, profesor de Psicología Evolutiva en la Universidad de Liverpool, Gran Bretaña, le da la razón. Y va por más. “Si se compara a la gente no-religiosa con otra activamente religiosa, la segunda es más feliz, vive más, sufre menos enfermedades mentales y físicas, y se recupera más rápido de intervenciones médicas”, sostiene el psicobiólogo. Son compensaciones que exceden la promesa de vida eterna. Dunbar coincide con Karl Marx: “La religión es el opio del pueblo”. Jura que no lo dice en tono peyorativo sino en un sentido estricto. “Las religiones –afirma– vinculan a las sociedades porque explotan una serie de rituales extremadamente buenos para activar la liberación de endorfinas, que son opioides naturales”. Las endorfinas irrumpen en el cerebro ante dolores persistentes, generando una suave sensación de euforia. “Por eso, quizás, los religiosos parecen tan felices. Es más: las endorfinas también afinan el sistema inmune. Tal vez eso explica por qué los creyentes son más sanos”.

Dunbar asume que dedicar largas horas a la oración, el ayuno, el baile o el canto es estresante. Esos rituales serían generosos en endorfinas. Pero ¿es la religión la única manera de obtenerlas? “No”, responde. “Ella ofrece algo más. Los efectos de las endorfinas, siendo parte de un grupo, se potencian masivamente: crean un sentido de hermandad y comunidad.” Pascal Boyer, profesor de Psicología y Antropología en la Universidad de Washington en St. Louis, EE.UU., dice que la evidencia es incompleta. Para él, la religión es natural: “Sus conceptos tienen mucho en común con otros aspectos de la cultura”. Así, los orígenes de la religión se parecen a la adquisición de la música o el lenguaje. “Los conceptos religiosos no cambian las intuiciones morales de la gente si no que le dan un marco que las vuelve más fáciles de asimilar”. Los conceptos religiosos, según Boyer, “no subsistirían si no confirmaran muchos principios intuitivos”. Esta es una de las razones por las cuales –se cree– hay religión para rato.

NEO Nº 12.

Primera publicación: revista NEO Nº 12. Buenos Aires, Marzo de 2006. Informe: Solange Loubière

Edición original para descargar en PDF: Página 1 Neo_12 -Página 88 / Página 2 Neo_12_Página 89 / Página 3 Neo_12_Página 90

«Son las cosas de la vida son las cosas del creer / no tienen fin ni principio, ni tiene cómo ni por qué.»

  1. Dejo un mensaje de Roxana Kreimer, para que conste una atinada observación: «Buen artículo, hay una hipótesis más para explicar por qué los religiosos serían más felices: socializan más, es la hipótesis de las endorfinas pero puesta más clara. Gracias.»

  2. Pienso que el Ateo sin «Dogmas religiosos» es un ciudadano común y silvestre. El que sea de derecha o izquierda es afiliación (camiseta) que puede sacarse o ponerse según cuestiones personales . No así al ser Escéptico
    Ser Ate* y Escéptico es según cómo el ate* ejerza su escepticismo y lo use como herramienta válida para buscar racionalidad y coherencia, por lo que no creo que signifique adoptar una «tribu» ate*y escéptica. Pporque no tod*s los ate*s son rigurosamente escépticos ni tod*s los escépticos son ate*s. Digo esto porque es raro el agrupamiento de ate*s salvo lo necesario cuando de derechos se trata.
    Hoy gracias al Escepticismo es mucho más evidente el choque entre racionalidad vs irracionalidad, en mucho por el trabajo de Escépticos a nivel mundial. Pero también por la participación de Ate*s que al reconocerse como Sujetos de Derechos van en busca de sus derech*s civiles.
    Y si bien a los Ate*s les interesa lo que les afecta como tales, también les interesan cuestiones relacionadas con los DDHH, Laicismo, Humanismo, Racionalidad, etc. en una Sociedad Secular. Cuestiones concretas, válidas de cierta racionalidad y coherencia, indiscutibles y rigurosamente necesarias para su calidad humana.
    Así es como vemos a much*s de ell*s involucrados como activistas en Asociaciones Civiles en busca de » el respeto a la libertad de pensamiento, los valores democráticos y la tolerancia, (), en defensa de las libertades y los derechos civiles de los ciudadanos con una ética, una moral, unos valores sociales y unas normas de conducta ateas y humanistas, y lucha por la implantación de los valores laicos en la sociedad.» Valores laicos, en donde exista una separación concreta entre el Estado y la Religión. Donde La Ciencia y la Religión sea asuntos separados (NOMA)
    Los Ate*s según como adopten su Escepticismo serán más o menos rigurosos y más o menos rigurosos en su lucha por la búsqueda de cierta racionalidad y coherencia en las políticas que le afectan. Durante siglos se ha venido construyendo un condicionamiento religioso naturalizado entre quienes nos gobiernan en total falta de respeto del espacio público inclusivo. Es evidente que esto les afecte más que a otr*s grupos sociales, ya que no les es afín otra ley más que la humana, se dice o tod*s o ningún*.
    Han visto que puse Escepticismo con mayúscula, porque es una herramienta más que valiosa en el “proceso” del Ateísmo.
    Saludos humanos
    C.F.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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