No voy a expresar una opinión política sobre las teorías o las informaciones que llevaron al Movimiento Todos por la Patria (MTP) a copar el cuartel de La Tablada porque no es un tema de mi especialidad, pero quiero decir que el 23 de enero de 1989 el gobierno democrático de Raúl Alfonsín, con la ayuda del aparato represivo, por entonces intacto, encabezó una masacre.
La tragedia (fueron denunciadas ejecuciones sumarias, torturas y desapariciones) fue aún más contrastante por el hecho de que entonces vivíamos en medio de una tradición de rebeliones carapintadas en la que los militares ni siquiera osaban pegar un tiro al aire, más bien se tomaban todo el tiempo del mundo para llegar a sus “frentes de batalla”. Pienso en Alais, el general que nunca llegó a destino.
Durante el episodio de La Tablada –guiado por motivos razonables o delirantes, para lo que voy a decir da igual– fueron muertas 28 personas y desaparecidas otras 3, en su mayoría jóvenes, a quienes –tras ejecutar una acción indefendible– se les negó la oportunidad de rendición y de un juicio justo. Después de librar un enfrentamiento armado de 30 horas fueron aplastados por más de 3.600 efectivos de la policía y el ejército –entre ellos carapintadas sin uniforme–, que tuvieron 11 bajas (4 conscriptos, 5 militares y 2 policías). También es memorable, y angustiante, la frase del Comisario de la Policía Federal, Juan Pirker, cuando señaló que hubiese podido recuperar el cuartel sin muertos. «Con gases lacrimógenos en dos horas desalojo el regimiento»
Durante y después arreciaron especulaciones y teorías conspirativas; sobre ellas sí podría opinar, pero ahora quiero decir que por esos años, como voluntario en el CELS, Centro de Estudios Legales y Sociales (a donde fui a colaborar porque no me identificaba con ningún partido político y eran tiempos en los que “algo había que hacer”), conocí a Jorge Baños, el dirigente del MTP muerto en el copamiento. Conversé con él dos veces y nunca de política. Parecía un buen tipo y me inspiró respeto. Nunca leí una sola evocación a su persona, como si hacerlo condenara a quien lo hiciere a 10 años de oprobio o mala suerte.
Naturalmente no me corresponde hacerlo, sigue siendo un desconocido para mí, pero creo que las personas merecen ser recordadas incluso cuando toman decisiones equivocadas, más si además fueron decisiones valientes, en las que arriesgaron su vida por un ideal y la perdieron en esa jugada.
Mientras tanto, en Buenos Aires, los ministros se otorgaron un aumento salarial del 40%, sólo por mencionar una miserable muestra de nuestra realidad.
Algo sigue casi sin cambios por aquí.
Somos muchos, parece, los que tomamos decisiones equivocadas.
Enlaces
Dossier Asalto al cuartel de La Tablada / El ortiba
La Tablada: farsa y tragedia
«De Nicaragua a La Tablada: historia del MTP. Una historia del Movimiento Todos por la Patria.” Por Hugo Montero. (Ed. Sudestada, 2012)
“La Tablada, a vencer o morir” Pablo Waisberg y Felipe Celesia (Aguilar, 2014)
La Tablada: Patrulla Perdida. Por Infojus.