Sirius Mazzu leyó un artículo de Rebecca Savastio en Las Vegas Guardian Express y nos envió el enlace porque lo consideró óptimo para este blog. Tenía razón: es una historia impresionante. No bien conoció nuestra dificultad para hacer una traducción respetuosa del inglés, él mismo se encargó de traducirlo y publicarlo en Mazzu Stardust. Lo que publico abajo es un resumen de su post.
El reportaje de Savastio acompaña la salida de la obra de Daryl Davis Klan-Destine Relationships: A Black Man’s Odyssey in the Ku Klux Klan. Libro que, sin duda, habrá que traducir: lo digo por el pequeño enano KKK que los argentinos llevamos dentro.
Daryl Davis es un músico muy popular en los EE.UU. Junto a su banda The Legendary Blues Band, recorre los escenarios de todo el país: ha llegado a tocar con el ex presidente Bill Clinton. Su vida cambió en 1983, cuando en un bar un hombre lo escuchó tocar el piano, se le acercó y elogió su estilo. “Nunca escuché a un negro tocando tan bien como Jerry Lee Lewis”, le dijo. Davis le explicó que su amigo Jerry Lee había aprendido a tocar escuchando blues negro y a pianistas negros de boogie woogie. El tipo no le creyó, pero oyó a Daryl Davis fascinado. En cierto momento deslizó su pertenencia al Ku Klux Klan. En vez de salir corriendo del salón, Davis se quedó y conversó con él largo rato. La música los unió, y fue el principio de una gran amistad.
Un buen día Davis decidió escribir un libro sobre las relaciones raciales y el KKK y, claro, fue a ver al amigo Klansmen que se había hecho aquella vez en el salón. Le preguntó cómo contactar a Roger Kelly, líder del KKK en Maryland. Para encontrarse con él le pidió a su secretaria que lo llamara, pero que no le dijera que él era negro. Por consejo de su amigo se reunieron en un lugar público, en un hotel. Davis fue con su secretaria, Mary, que era blanca. Kelly fue con dos guardaespaldas de fajina y armados. Al ver que Davis era negro se quedaron petrificados.
“Vi la aprehensión así que me levanté, me acerqué y le dije: ‘Hola Sr. Kelly, venga, entre’. Me dio la mano, el guardaespaldas me dio la mano, y entraron. El señor Kelly se sentó y el guardaespaldas se sentó a su derecha. Él me pidió identificación y le entregué mi licencia de conductor. Dijo: ‘Ah, usted vive en Flack Street en Silver Spring’. Bueno, no quería que fuera a mi casa a quemar una cruz o lo que sea, pero allí estaba él diciendo mi dirección. Quise hacerle saber que no debía ir a mi casa así que le dije ‘Sí, y usted vive en…’ y le dije su dirección. Le dejé en claro: ‘vamos a limitar nuestra visita a esta habitación de hotel’.”
La entrevista tuvo lugar en un clima sofocante. En un momento de tensión se oyó el chasquido como de un arma alistándose. Mary comprendió que el sonido había sido causado por el hielo derritiéndose, que había movido las latas de refresco.
Todos se echaron a reír «por lo estúpidos que fueron».
“En retrospectiva, dijo Davis, aprendí una lección muy importante. Tuvimos miedo uno de otro todo debido a que una entidad foránea de la cual éramos ignorantes entró en nuestra zona de confort. La lección aprendida: la ignorancia crea odio. Si uno no mantiene el miedo a raya, el miedo se convierte en odio. Si uno no mantiene el odio a raya, se volverá destrucción.”
Davis y Kelly se hicieron amigos. Pero no sólo eso, además sumó a su círculo de amistades a otros 20 miembros del KKK. A medida que esos vínculos se iban estrechando ellos fueron desertado de la organización.
Davis, tan tranquilo, se ha dedicado a coleccionar túnicas y capuchas cedidas por los desertores, que fue colgando en su armario. Hoy es visto como el responsable de desmantelar al KKK en Maryland.
Veamos un ejemplo de sus persuasivas conversaciones.
“Un miembro del Klan y yo paseábamos en mi auto cuando surgió el tema de la delincuencia. Hizo la observación de que todos los negros tenemos un gen que nos hace violentos. Dije ‘Gary, ¿de qué estás hablando?’ Él dijo: ‘¿Quiénes protagonizan todos los tiroteos?’ Dije ‘Déjame decirte algo, yo soy tan negro como cualquier otro negro y nunca he disparado ni un tiro’. Al rato le dije: ‘¿Sabes?, está comprobado que todos los blancos tienen un gen que los hace asesinos seriales. Nómbrame tres asesinos seriales negros’. No pudo hacerlo. Le dije ‘tú tienes ese gen. Sólo que está latente’. Él dijo ‘Bueno, eso es estúpido’, y yo le dije ‘Es tan estúpido como lo que tú me dijiste’. Después de eso se quedó en silencio y supe que estaba asimilando la idea”.
[ttshare]La ignorancia crea odio. Si no mantienes el miedo a raya, será odio. Y si no mantienes el odio a raya, se volverá destrucción.[/ttshare]
Davis relata sus experiencias con el Ku Klux Klan en su libro Klan-Destine. “La mejor manera de romper barreras y mejorar las relaciones raciales entre dos personas que no están de acuerdo entre sí -escribe- es sentarse a conversar. Invita a tu enemigo a hablar. Dale una plataforma para hablar, porque entonces va a haber reciprocidad. Invita a tus enemigos a sentarse y a hablar contigo. Nunca se sabe; alguna pequeña cosa que dices podría ser alimento para sus pensamientos, y tú aprenderás de ellos. Establece un diálogo. Cuando la conversación se detiene es cuando el suelo se vuelve fértil para pelear”.
Mientras dos enemigos hablan no pelean. El desafío es captar el código del otro para hacerlo más receptivo de tu mensaje.
“No hay necesidad de tener miedo del KKK, porque al menos ellos comunican claramente sus objetivos, mientras que el racismo puede manifestarse en cualquier persona, y a menudo es invisible. Insta a los que desean luchar contra el racismo a acercarse a aquellos que tienen ideas erróneas acerca del tema”, dice Davis.
Daryl Davis: el músico negro que ‘desprograma’ a miembros del KKK.
Por Rebecca Savastio. Primera publicación: Las Vegas Guardian Express
Traducción: Sirius Mazzu
Fotografías: Daryl Davis, tomadas de su libro Klan-Destine Relationships: A Black Man’s Odyssey in the Ku Klux Klan.