Por Alejandro Agostinelli
Caben pocas dudas de que la inquietante restauración de ‘Ecce Homo’, obra del pintor Elías García Martínez instalada en el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia y tocada por la gracia de una vecina del Ayuntamiento de Borja (Zaragoza, España), la octogenaria Cecilia Giménez, fue uno de los grandes acontecimientos artístico-religiosos registrados durante 2012. Y también una obra que dio lugar a ingeniosas parodias, permitiendo que el «mono iconoclasta» creado por Cecilia tuviera la posibilidad de sincretizarse con las más diversas esfinges contemporáneas.
Para tener una idea, la pintura mide 50 centímetros de alto por unos 30 de ancho. Su «reedición deforme» convocó, en su mejor momento, entre 45.000 y 30.000 visitas a un blog que antes recibía un promedio diario de 500 visitas.
Cecilia Giménez restauró la obra por su cuenta –sin la autorización del párroco– y así se desarrolló un movimiento mediático que iba a ser apropiada por los más diversos actores, ya que protagonizó acciones movidas por la indignación de los devotos, pero también por grupos ateos, que contaron con un emblema transgresor «cocinado» en el caldo de la propia la fe. Que tuvo máxima circulación donde parece suceder todo lo verdaderamente importante: las redes sociales.
Quién sabe por cuánto tiempo la noticia será recordada. Por lo pronto, va quedando, a duras penas, la imagen de la restauración. Y cada vez menos la historia. Pero hay que aceptar algo: el revuelo mediático que se disparó el pasado 7 de agosto fue impresionante. Acudieron concejales para cercar un retrato –el mismo que años antes era devorado por la humedad– con cordones capaces de mantener la romería a no menos de un metro de distancia. Fue contratado personal de seguridad privada para apoyar a la Policía local y el párraco Florencio Garcés, un tanto desorientado, propuso tapar el cuadro hasta saber qué hacer –si corregirlo o dejarlo como estaba–, preocupado como estaba de que esa representación de El Cristo, devenido en ícono pop de masas, fuese epicentro de una mofa secular en todo el mundo (que es lo que sucedió).
La noticia de la restauración –que ‘Le Monde‘ tituló «Mierda divina»– arrancó como una curiosidad en el que en otro momento, quizás, nadie hubiese depositado la menor expectativa. Evidentemente tocó una tecla extraña, capaz de convertir en trend topic un objeto básicamente intrigante, que, sin embargo, desató pasión entre las masas.
El documental (Primera de 5 partes)
De acusar a Cecilia Giménez de perpetrar un espantajo, como fue calificada la obra por los críticos conservadores, otros le ofrecieron contratos como asesora creativa: al menos una agencia de publicidad madrileña le hizo esa propuesta en un intento por subirse a los hombros de nuestra gigante.
Un alud de parodias selló el carácter del fenómeno Ecce Homo. Que es, en definitiva, lo que quisimos celebrar.
Que los Dioses de la Heterodoxia acojan a doña Cecilia en su Santa Gloria.
Hermosa entrevista a Cecilia Giménez