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El fraude del «agua milagrosa» de Tlacote (1993)

En la reedición de 2012 de este artículo publicado en El Ojo Escéptico en 1994 no sabíamos que el «manatial milagroso» languidecía. Tras el fallecimiento en 2004 de Jesús Chahín, dueño del rancho, había quedado abandonado. En 2015, un artículo publicado por Francisco Flores en el diario El Universal reveló además que en la zona escaseaba el elemento que había hecho famoso al pueblo de Tlacote, en Querétaro, México.

¿Alguien se acuerda del cuento de Tlacote? Empezaba así: «Cierto día, un presunto ingeniero mexicano descubrió que en su campo brotaba una maravillosa vertiente de agua, tan maravillosa que curaba todos los males de este mundo….» En el ejemplar de El Ojo Escéptico de enero de 1994, cinco meses después del efímero escándalo que involucró a miles de argentinos con familiares afectados por cáncer u otras enfermedades graves, propusimos un brindis a su memoria. Ahora, a casi dos décadas vista, aún hay quienes invocan las propiedades curativas del «agua de Tlacote». Reeditamos el texto para contrarrestar la mala información y por que la historia del caso es un buen ejemplo de los «milagros fugaces» que saquearon la esperanza de miles de enfermos terminales.

“Aeropuerto de Ezeiza, 3 de setiembre. Dos hombres que dijeron tener sida amenazaron con morder a un guardia si no entregaban en el acto sus bidones de agua, que debían permanecer 72 horas en la Aduana para su control. En medio del revuelo, los pasajeros aprovecharon para llevarse sus bidones.” (Clarín, 4/9/93). Ésta fue la noticia de mayor impacto publicada sobre las aguas presuntamente curativas de Tlacote (localidad del estado mexicano de Querétaro) en la Argentina. El escándalo había comenzado varios meses antes, salpicado en programas radiales y semanarios sensacionalistas. Pero alcanzó la tapa de los diarios el 20 de agosto, cuando el gobierno decidió imponer restricciones porque su ingreso masivo violaba normas básicas de seguridad sanitaria. La medida provocó una creciente ola de indiganción entre centenares de pacientes ilusionados. El gobierno se dio cuenta de que había pocas cosas más impopulares que oponerse al ruego de enfermos graves y retrocedió, prorrogando el permiso indefinidamente. La bendición estuvo a cargo del propio Carlos Menem, quien argumentó que “la fe mueve montañas” y recordó el caso del “eminente” doctor Juan Carlos Vidal (el inventor de la Crotoxina), “que ahora reside en los EE.UU. y cuyo medicamento se comercializa exitosamente en Alemania” (1).
Como era de prever, a varios meses de la cresta de furor, la parte visible de la controversia se redujo a unos pocos avisos de agencias de turismo que organizan charters de desahuciados, aguateros profesionales que en el rubro 60 de Clarín ofrecen a la venta “auténtica agua de Tlacote”, y al libro de Emilio Díaz Fernández (El agua de Tlacote, Edamex, 1993), uno de sus tantos promotores. Esa es la punta del iceberg. La parte oculta, la de todos los días, es la de centenares de enfermos y familiares de enfermos que la buscan, y médicos que aún la recomiendan. Todo lo cual sin tener en cuenta la comprobación de que no era más que agua. Bueno, nada más que agua, no: era casi tan potable y cristalina como la del Riachuelo y contenía Pseudomonas aeruginosa, bacilo que delató la presencia de contaminación fecal. Y si bien la Secretaría de Salud advirtió que el agua debía ser hervida o potabilizada con dos gotitas de lavandina, mucha gente aseguró que acataría las indicaciones del “ingeniero” Jesús Chahin Simón, dueño de la canilla de Tlacote, para quien “el hervor destruye las propiedades milagrosas del agua”.

LA COARTADA DEL PLACEBO
Desde el primer momento las opiniones se dividieron. Por un lado, el derecho a la esperanza de los enfermos, para quienes el anhelo de probar recursos heterodoxos a fin de mitigar el dolor o de tratar de vencer a la muerte está por encima de cualquier verificación científica; por el otro, la obligación de los médicos, que debieron desautorizar aquellas fórmulas que prometen la cura mágica y universal de las más variadas patologías, con el consiguiente riesgo de que el paciente abandone un tratamiento eficaz.
En la confusión de los extremos se intentó resucitar el típico antagonismo que opone ciencia con fe o confianza bien entendida: la comunidad médica y científica con concienca ética y humanista no desconoce que el deseo de mejorar es un motor vital para el enfermo y su familia. Pese a lo cual los médicos que se atrevieron a cuestionar la utilidad terapéutica del agua recibieron duras acusaciones. “Con sus argumentos –se llegó a decir- están vulnerando la sugestión psicológica que ésta proporciona como placebo”. Poco antes del síndrome Tlacote, el doctor Alejandro Turek protagonizó un ilustrativo incidente que tuvo lugar, entre tanda y tanda, en un estudio de televisión: un charlatán que comercializa una lucrativa “terapia alternativa contra el cáncer” trató de silenciar las críticas que aquél hizo del método Hansi so pretexto de que “si usted dice lo que piensa, los pacientes se me caen”. Esta falacia es una vieja conocida. A trazos gruesos, se la puede resumir así:

A) El paciente cree que el agua cura, por lo tanto su estado de ánimo mejora.
B) El médico dice que el agua no cura, por lo tanto socava el estado de ánimo del paciente.

Falacia: Si las expectativas que los enfermos pusieron en las supuestas propiedades curativas del agua disminuyen, la responsabilidad de que ello ocurra no recae en los promotores de ilusiones infundadas sino en la objeción de los críticos.

Podríamos añadir:
A) El paciente cree que el agua cura porque alguien que se presenta como “ingeniero” dijo que había “miles de historias clínicas” que avalan sus beneficios.
B) El paciente, confiado en las propieades mágicas del agua, abandona el tratamiento médico.

Corolario: La muerte del paciente fue prematura, pero su estado de ánimo era inmejorable.

Otro corolario es más terrible y frecuente: la enfermedad sigue su curso y el paciente descubre que el “milagro” anunciado no se produce; tras advertir que fue burlado en su buena fe, agrega una nueva frustración a su lista y su estado de ánimo decae estrepitosamente.

Foto: Tupa Carballo
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AGUA VA
Al intentar una radiografía de la controversia, hay preguntas inevitables: ¿Quiénes fueron los responsables del frenesí? ¿Gerardo Calabrese, el “vidente” que llegó con la noticia? ¿Los noticieros que no tuvieron el menor empacho en alentar falsas expectativas? ¿El Gobierno, que dio vía libre? ¿“El Sistema”? ¿O los médicos especializados en patologías graves que, frente al hecho consumado, reivindicaben el “derecho a la esperanza” (si bien, contradictoriamente, algunos reclamaban prudencia)?

Tal vez, el escándalo no hubiera tenido lugar si ciertos medios no hubieran dicho «agua va». La fuente milagrosa de Tlacote estuvo rodeada por un aparato publicitario que sería la envidia de cualquier agencia de marketing, porque no hay mejor promoción que aquella noticia que permanece de un modo recurrente en televisión, así como no hay sustancia pseudomedicinal más redituable que aquella dirigida a quienes ya no tienen nada más que perder, salvo la vida. Y si la sustancia es tan barata e inocua como el agua, ¿qué más pedir?
Los medios no despreciaron ningún golpe de efecto con tal de escalar unos puntos en el rating. Imágenes de colas infinitas de gente esperando para llenar los bidones (presentadas como si fueran actuales pero con dos años de antigüedad), el testimonio emocional y agradecido de pacientes que creen haber sido curados e “informes” de médicos empleados por Jesús Chahin, formaron parte del morboso show.

La “nota de color” fue protagonizada por Gerardo Calabrese, promotor local de la poción mágica. El vidente se transformó en corresponsal de un programa de radio Continental, fue dos veces invitado a almorzar con Mirtha Legrand e hizo de notero de Nuevediario. ¿Acaso las producciones de estos programas ignoraban quién era Calabrese? El mentalista uruguayo es el mismo que, hace un año, aprovechó varias entrevistas que le hicieron a propósito de sus creencias esotéricas para explicar a quienes quisieran creerle que debían apurarse a visitarlo, ya que sus poderes paranormales se estaban extinguiendo… no sin aclarar, por supuesto, que cobraría 100 dólares la consulta. Su gato Arlequín, entre tanto, realizaba ingentes esfuerzos psíquicos para que su amo pudiera “descargar la energía negativa” para seguir “trabajando normalmente… (2).

EL JUEGO DE LOS MEDIOS
Las repetidas incursiones de Calabrese en un canal de televisión (que obviamente no realizó la menor investigación periodística previa del personaje ni aseguró “objetividad” permitiendo la más elemental réplica científica) son buena prueba de que en la Argentina los charlatanes muchas veces son indistinguibles de los medios que acunan su discurso. En medio de la desesperación de los pasajeros por recuperar sus bidones, las cámaras del noticiero de Canal 9 sólo enfocaban la insensibilidad de autoridades médicas y el fastidio de los funcionarios. Como es natural, las cámaras no apuntaron hacia sí mismas. En otros canales tampoco se oyó una sola palabra de condena hacia la participación del “canal de la libertad” en la gestación del fraude. En la sociedad argentina la hipocresía es estructural. Esta “virtud”, que no excluye a la clase dirigente, no dejó ver quiénes fueron los que tiraron la piedra para luego esconder la mano.

La gente vendió propiedades o se endeudó hasta la nariz para poder viajar a México, o que postergó o decidió reemplazar terapias convencionales por el agua curalotodo de Tlacote perdió toda libertad de elegir desde el momento en que los medios añadieron -como si el horizonte ya no estuviera atiborrado de propuestas mágicas- una nueva panacea, una nueva esperanza falsa. Calabrese habló de “comprobaciones científicas” que en México brillaban por su ausencia; mientras Chahin y sus médicos “recetaban” el agua -a la que él llama “néctar crístico astrogénico bipolar”– a través de la pantalla de Canal 9, los conductores de otros noticieros hicieron tibios intentos por emerger de la vorágine, insistiendo en que el agua mexicana “sólo era útil como placebo” (3).

Cuando se lo propone, el sensacionalismo mercantilista es capaz de acelerar cualquier moda, sin medir riesgos ni reparar en gastos. En casos como éste, los medios no reflejan sino crean la realidad. El proceso sólo se revierte con el tiempo, cuando el fenómeno comunicacional se extingue y surge una noticia de recambio, efecto que podríamos denominar “ring-raje” (por su parecido con el juego de los chicos que tocan timbre de las casas para luego darse a la fuga). En cuanto a la propuesta, ella queda en el aire, persiste un residuo subterráneo, conviertiéndose en otro granito de pseudociencia que contribuye al deterioro de la salud pública. Los medios ajenos a la invención de la noticia pueden hacerse eco de ella e incluso dar cabida a enfoque disidente. Pero raramente refrescan la memoria, o cuentan cómo siguió la historia.
¿Qué hubiera ocurrido si Nuevediario y sus émulos radiales y gráficos, antes de difundir el brulote, hubieran actuado con responsabilidad, es decir, acudiendo de entrada a las autoridades médicas mexicanas para informarse sobre la verdadera eficacia terapéutica del agua? Lo imperdonable: no hubiera habido noticia. El análisis realizado por la Dirección de los Recursos Naturales y la Dirección de Control Sanitario de México reveló que se trataba de agua mineral, sin ninguna propiedad medicinal.

El ingeniero químico Luis Ruiz Noguez realizó otro análisis del agua y comprobó que tampoco existían diferencias significativas con aguas de otros pozos o estanques de la región (4). Si ese hubiera sido la noticia, está claro que ésta nunca hubiera prosperado. Desde luego, ese no era el plan. El doctor Exequiel Ezcurra, un ingeniero agrónomo argentino que dirige esa dependencia, dijo que se sabía desde “hace tiempo Chahin montó una verdadera industria alrededor de la desesperanza de una multitud de necesitados”. En México, el delirio del agua milagrosa -que alcanzó su punto caliente en setiembre de 1991- descendió de 125 a 3,50 pesos nuevos la botella de 1 litro (5).

De paso recordemos que el agua milagrosa de Tlacote también se llama Crotoxina, Hansi, Apitoxina, Cartílago de Tiburón. Charlatanismo es su apellido. ¿Tiene derecho el paciente a optar por una alternativa que está el margen de la medicina científica? Sí, y es cierto que no existe mejor remedio anímico que apostar a la esperanza. Pero ¿hay derecho a que personas que atraviesan un momento de debilidad emocional sean engañadas con esa siniestra, holgada impunidad? Los charlatanes seguirán existiendo mientras exista la desesperación humana y aparezcan nuevas ideas para beneficiarse de ella.

La gran pregunta sigue siendo: ¿cuál es el límite legal que se debe superar para que una propuesta mágica, socialmente indeseable, merezca ser llamada estafa? La búsqueda de la respuesta apropiada excede largamente las posibilidades de este modesto comentario. Pero pensar en ello no deja de ser un saludable ejercicio intelectual.

Notas:
1) Menem no parecía notar las diferencias existentes entre “éxito comercial” y “éxito terapéutico”. En cuanto a la eficacia de la Crotoxina, ver el informe de Ernesto Gil Deza en EOE Nº 7/8, julio de 1993.
2) Ver “Delirium Tremens”, EOE Nº 1, marzo de 1991, pp. 8.
3) El noticiero de Canal 13 se manejó con ecuanimidad. En “La mañana” (ATC), salvo un programa en el que opinaron Lily Süllös, Norberto Quaglia, y astrólogos y parapsicólogos surtidos, organizó mesas diarias de médicos oncólogos e inmunólogos para que expusieran su punto de vista. Lamentablemente, el programa dispuso una escenografía que “enfrentaba” a los médicos con los pacientes. En estos casos, ya se sabe quiénes salen perdiendo y quiénes ganando.
4) Los amigos de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica (Somie) nos hicieron llegar un artículo del periodista Eduardo Monteverde, publicada en marzo de 1992 en la revista mexicana Filo rojo. La nota devela los entretelones del negociado de Jesús Chahin y la complicidad del gobierno, que le garantizó inmunidad.
5) Según Filo rojo, el 18 de setiembre de 1990 la Secretaría de Salud del gobierno mexicano otorgó a Jesús Chahin una autorización para que sus “Laboratorios Unique S.A.” tuvieran una licencia para “agua purificada, planta procesadora y envasadora de” (sic). Al mismo tiempo, René Martínez, Coordinador de Salud en el Estado, Chahin instaló la planta procesadora “una vez que obtuvo el permiso; luego resultó que era milagrosa. Lo lógico es que hubiera sido al revés”.

Abstract:
An industry that thrives on desperation

The raucous notoriety of the miraculous waters of Tlacote (México) lasted but an eyewink: Hundreds of desperate people menaced with riot or suicide when sanitary authorities in Argentina refused its entrance through its ports. Journalists of the diverse media took due notice, giving the news front page location. Four weeks later disappointment offering no news value, you can search newspapers in vain for reports of the waters’ lack of healing powers. In cases such as these the newsmedia do not report but create reality.

Primera publicación: El Ojo Escéptico, Año 3, Nº 9/10, Enero de 1994.

ADDENDA
El 10 de junio de 2004 falleció Jesús Chahin Simón víctima de cáncer, la misma enfermedad que -según una apologista del asunto, la periodista Heidy Wagner«él logró sanar en miles de personas de todo el mundo».

Más info: El cementerio de las patrañas. en «El retorno de los charlatanes». Por Mauricio José Schwarz, Marzo 2005.

  1. Excelente artículo. Me entusiasma el modo de encarar el tema: con ironía pero respeto a aquellas personas que «como no tienen nada que perder», se dejan llevar por charlatanes.
    Lo más importante, sin duda, es el rol de los medios. Irresponsables hasta la criminalidad.
    En cuanto a Menem…¿queda algo por decir de esa maqueta montonera?

  2. Es increíble lo que podemos (me incluyo) llegar a hacer por desesperación. Como bien descís, el «agua mágica» cae en el olvido y al tiempo aparece otra cosa similar: el manto de la descarga, el agua diamantina, el zappeado de Hulda Clark, una pulsera con hologramas, etc.

    Cuando te referís a un charlatán que dijo: “si usted dice lo que piensa, los pacientes se me caen” ¿te referís a E r _ e _ t o C r _ _ _ _ n _ i ?

  3. @Gustavo Gracias por preguntar Gustavo, pero ese artículo lo escribí hace 20 años. Probablemente se trata de ese sujeto, pero no puedo asegurarlo.

  4. @Susana Gracias Susana!!! (aunque admito no haber entendido por qué llamás «maqueta montonera» al execrable sujeto en cuestión).

  5. Hablas pura basura pseudo-científica. Ni siquiera tuviste contacto con alguna persona de las que fueron beneficiadas de esta agua. En tu artículo de basura no mencionas que los análisis que se le hicieron a la agua de Tlacote resultó con un peso menor (40 mL menos) por litro que el del agua corriente. Ni siquiera fuiste a ver la gran cantidad de testimonios documentados que se encuentran aún en el mencionado lugar. Por último, tu actitud mediocre de hacer periodismo no te permite ver que la razón por la que despretigiaron la verdadera agua de Tlacote fue por los intereses que estaban siendo afectados de ciertas personas que de una manera u otra perdían a sus «clientes» al ser sanados de una manera gratuita, así como los industriales que sabían que esa mina de oro les tenía que pertencer a ellos.
    Por favor, la próxima vez que escribas busca más información y no seas parcial.

  6. @Bronot Me pregunto porqué no pones un solo enlace que permita comprobar todas las cosas que afirmas sobre el «desprestigio» a esa gran estafa.

  7. @Bronot En tu comentario podrías haber citado la publicación donde, como aseguras, se demuestra que «los análisis que se le hicieron a la agua de Tlacote que resultaron con un peso menor (40 mL menos) por litro que el del agua corriente». Y cómo impacta esa supuesta falta de peso en sus no menos supuestas propiedades curativas.
    Hubiera sido más efectivo que insultar.
    Hasta una próxima oportunidad.

  8. Estimado Alejandro: Hay muchos testimonios de curaciones relacionadas con las aguas de Tlacote. Originariamente se curaba el ganado. Luego comenzaron las curaciones humanas y el agua fue llevada a todas partes del mundo. Tlacote, es uno de varios centros en el mundo donde hay aguas curativas relacionadas con Apariciones de Cristo, cuyo nombre propio es Maitreya. Tambien en Nadana en India, hay algun lugar en Alemania y otro mas, cuyo nombre se me escapa. Habran muchas fuentes de agua más, curativas en el futuro, hasta llegar al increíble número de 777 fuentes, haciendo así que nadie esté muy lejos de alguna fuente, y la curación espiritual sea posible para todos, con suma facilidad. Un cordial saludo – José Oscar Gagliano

  9. muy interesante felicidades, en mi caso mi mama tenia cancer de higado y tomar el agua le dio una esperanza , le cambio el animo mucho . tenia fe . pase 3 dias formada ..cony viviendo con tantas personas y soportando las inclemencias . la verdad no se vale que jueguen con las personas .

  10. Esa agua es una estafa, tambien Maitreya, producto prefabricado de la masoneria

  11. Hola, yo vivo en la ciudad de Mexico, como bien dicen hay miles de productos que se valen de la ignorancia de la gente para sacarles su dinero, en el caso del agua de ese lugar como en el de otros tantos que sin decirlo lo toman como curativas, si han habido estudios al respecto, muchos de ellos sin obtener resultados, pero en algunos otros si han encontrado cierta estructura peculiar en las moleculas de esta «agua» milagrosa que aun siguen en estudio. hoy en dia el agua de Tlacote se puede conseguir sin ningun problema en la zona. no la venden como agua especial, simplemente es agua embotellada de manantial, el uso que le de cada quien ya es bajo su criterio, el precio no varia a la del resto de las marcas, quiza es un poco mas barata dado que no es embotellada por cocacola o alguna empresa gigante como las que venden agua en Mexico.

  12. Eso del agua de Tlacote es puro cuento. Yo vivo en Querétaro México y ya nadie se acuerda de esas disque aguas milagrosas. Eso fue solo un fraude que hizo rico al dueño de esos terrenos y actualmente sirve para atraer personas despistadas a cultos raros como el mentado Maitreya que se cree Jesucristo y casualmente realiza prodigios como estas «aguas milagrosas»… hay que ver como aleccionan a la gente… Aquí mismo ya hubo quien defendió estas aguas y al tipo ese, cuando no fue más que un fraude. Lo repito, yo vivo aquí, de esos miles de peregrinos ya no queda ni uno solo y todos los que aquí vivimos sabemos que eso del agua de Tlacote es puro cuento…

  13. en lo personal no sabia de esto me parese muy importante.y que bueno que gente acudio a benefisiarse de este milagro.yo si creo en los milagos.y que triste si lucraron o no entiendo porque ya no dejan que la gente se benefisie de esta bendision ya que biene de dios.pero miro tambien malos comentarios ami me gustaria ver que entrevisten a personas que se curaron.y y el dueno pienso que si murio de lo que disen es porque en el fondo no tenia fe y me gustaria que la gente se venefisiara de esto y se manejara donasiones .y que afortunados .quisiera me regalaran una botellita de agua para un emfermito que quiero y amo daria todo porque el estuviera bien ,y ser uno mas de los buenos testimonios.y recuerden cuando jesus empeso haser milagros no fue en su misma tierra tuvo que salir de ay

    hi porque los de ahi eran incredulos .bendisiones atodos.

  14. La verdad es q lo pasado pasado y si mucha gente se curo q vendicion, pieso q es envidia los q hablan mal de esta agua a ellos q chindagos les importa q contenia el agua lo importante es q se curo mucha gente

  15. Un lúcido análisis que bien podría integrar un capítulo de la Historia de la estupidez humana. Casi se podría hablar de una sociología de la desesperación, de las reacciones frente a lo inevitable (la enfermedad terminal) y la afirmación de Discepolo que conserva actualidad, aun en el siglo XXI: «Que siempre ha habido chorros, Maquiavelos y estafaos».
    Bravo Agostinelli por mostrar lo que se oculta.

  16. A leguas se ve que jamas estuviste personalmente en Tlacote, ni Trataste a Don Jesus Chain Simon, ni a La Sra Karina, Tu tema es por demás cínico, y demuestra lo adolorido que estas con la vida, destilas veneno amigo, que Dios sane tu lengua viperina, Feliz día

    El Anuncio de agua embotellada de Tlacote, no es del Sr. Chain, fue un vecino que pretendió lucrar con la Fama ajena,

  17. Cuanta ignorancia reflejan estas letras en la persona que escribió el artículo. Se nota que nunca estuvo cerca de la ascienda donde el agua se entregaba DE FORMA GRATUITA a personas que llegaban desde todas partes del mundo, personas entre las que hubieron curaciones comprobadas a través de los correspondientes análisis clínicos. Un montón de datos que se divulgan en este artículo son completamente falsos. Estuve en el lugar durante mucho tiempo, conocí al propietario, vi personas curadas, y no sólo me recuperé con el agua, sino que pude ver las cosas por mí misma, los verdaderos resultados en la composición´del líquido, que no era igual al agua corriente ni estaba contaminado. Y puedo comprobar ahora la gran mala leche de tantas y tantas personas que, por rigidez mental, ignorancia, desconocimiento, etc., intentaron y aún intentan desprestigiarla, tal como lo hace la persona que escribió este «artículo», que más bien parece una opinión personal de alguien que no conoce el tema del que intenta opinar.

  18. Creerle a un arabe charlatan es darse un tiro, el tipo estaba o esta loco ¡¡¡

  19. soy de queretaro y fui testigo de todos los milagros del agua de tlacote. visita de celebridades y de filas interminables por obtener un milagro pocos sabemos que todos los que hiban a curarse tenian un expediente clinico. el ing. chain una persona fuera de este mundo solo quienes lo conocimos podemos describir de lo que estamos hablando. si bien es cierto que despues de su muerte se terminaria el milagro. el regalaba el agua nunca la comercializo despues de su muerte se convirtio en una empresa de agua embotellada con venta al publico pero no pertenecia al ing. chain pues el habia muerto para ese entonces. pero el agua ya no era curativa.

  20. Madre mía como están las cabezas… La historia de las aguas curativas, los sanadores con sólo tocar, que si besar los pies de la virgen cura el cáncer…

    Es un cuento chino, de los más viejos del mundo. Aprovecharse de la desesperación de los enfermos para obtener un beneficio.No hay más.

    Me ha gustado el análisis que haces de los efectos placebo y sus incidencias sobre el estado anímico de los pacientes. Poco más puede hacer un agua estancada.

  21. No sé que edad tenga pero eso fue tema de debate casi 3 años que las filas de autos eran un lío para entrar al poblado… El agua de Tlacote tenía plata de hecho si usted consigue Plata Coloidal será sana de lo que tenga… Esa la consigue en las tiendas naturistas! Si alguien está enfermo es por qué quiere!

  22. Alguien sabe que minerales arrojo el estudio que se hizo desde 1990 hasta 1993 que duró la fiebre de Tlacote, les suplico que si alguien tiene el resultado del análisis bioquímico del agua me lo haga llegar

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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