Y no, claro que no era necesaria su muerte para decir que Francisco Solano López fue un tipo entrañable, un extraordinario artista que un buen día tuvo el talento y la oportunidad de dibujar El Eternauta, la gran novela gráfica argentina. La única que sin ninguna duda seguirá siendo revisitada por las nuevas generaciones.
Con guión de Héctor Germán Oesterheld (1919-, desaparecido en 1977), se puede decir que el héroe interpretado por Juan Salvo, un hombre común que de pronto lidera la resistencia contra una compleja invasión
extraterrestre, se convirtió en un indiscutido icono cultural. Los méritos de la obra de Oesterheld (HGO) y Solano López están repartidos por sus enormes valores artísticos y por el mensaje cifrado en el destino trágico del gran guionista durante los años feroces. La Junta Militar que tomó el poder en 1976 se encarnizó brutalmente con Oesterheld y cuatro de sus hijas, que continúan desaparecidos.
¿Cómo sucedió el encuentro entre Solano López y HGO que hizo posible la obra cumbre del género en la Argentina? “Nosotros veníamos haciendo dos historietas de éxito: Joe Zonda y Rolo, el marciano adoptivo. Entonces, con esta idea de sacar un suplemento, me preguntó ‘¿vos que querés hacer?’ y yo le contesté ‘quiero seguir haciendo ciencia ficción, pero algo más realista’. Entonces me dijo “está bien, lo vamos a hacer”, y me sacó El Eternauta, que según dice Elsa, la mujer, ya tenía esa idea desde hacía tiempo, pero no como un héroe de ciencia ficción. El me dio todo lo que quería hacer. Y cuando la leí me enloqueció. Oesterheld escribía los guiones manuscritos, porque no le gustaba escribir a máquina, y yo los esperaba como los pibes esperaban la revista en el kiosco” (testimonio recopilado por Sergio Góngora para la revista Tres Puntos, 11-2001,).
A mediados de los setenta, el autor de El Eternauta militaba en la organización Montoneros. Antes de que Oesterheld fuera secuestrado por los militares, Solano ilustró una segunda parte de El Eternauta para la revista Skorpio. Y así recordó su compañero aquellos años de tensión: “La verdad es que me resultaba muy difícil imaginarme a aquel hombre que regaba las plantas, jugaba con sus hijas y escuchaba música clásica, convertido en militante revolucionario. En un momento, mi hijo Gabriel cayó en cana y yo pude sacarlo con la condición de que ambos nos fuéramos del país. Así fue como terminé la historieta en Madrid. En cierto modo, tuve la sensación de que estaba huyendo de El Eternauta” (Daniel Riera, en El Eternauta de Firmenich).
En 1997 Solano retomó la aventura con guiones de Pablo Maiztegui (Pol). Y en los últimos años comenzaron a llover sobre él toda clase de reconocimientos. [Para una biografía más completa]
Con su muerte se va un tipo íntegro, creativo y humanamente encantador. Con su muerte queda una obra que perdurará y sobrevivirá a varias generaciones. Algunos disfrutarán de la exquisita proyección de sus grafitos y otros aprenderán, si descubren que tienen mucho que aprender de El Maestro, como corresponde ser recordado.
Ver «El hombre que hizo de la realidad, fantasía» (y notas relacionadas, como la de Juan Sasturain).
(Sobre el video de abajo: Me gustó esta charla, que tiene unos dos años, porque habla de todos sus proyectos como si tuviera 30 años. Y lo increíble es que los tenía, a pesar de su cuerpo.)