Cuando mi amigo Luis Eduardo Pacheco, creador del irremplazable Proyecto Stratocat, me envió el enlace a esta noticia me costó un poco creer que fuese cierta. En Finlandia estaban trabajando en un ambicioso enterratorio de basura nuclear que debía repeler la curiosidad humana en los próximos 100 mil años. Pero lo más fascinante no era eso. Los cerebros de Onkalo, como se llama el proyecto, pensaron que un modo de alejar posibles intrusos del peligroso cementerio radioactivo era crear un mito.
La película Into Eternity desarrolla los desafíos éticos y morales que propone el proyecto Onkalo.
Entonces decidí repasar un par de leyendas sobre cavernas prehistóricas, indígenas e historias más o menos verosímiles tejidas sobre presuntas civilizaciones intraterrestres para pensar el asunto desde otras perspectivas.
Naturalmente, los mitos más arraigados sobre mundos subterráneos no son de diseño. Surgieron espontáneamente al calor de la comunicación, la religión y la necesidad. Si había que crear mitos artificiales, pensé que sería valioso reflexionar sobre los mitos naturales en Ciencia bruja. A juzgar por los comentarios, no conseguí hacerme entender.
Dejo aquí el enlace. ¿Habrá revancha?