Hubo un tiempo en que había que hacer mérito para aparecer en un diario contando una historia de platos voladores.
El protagonista de la historia tenía que lograr transmitir un relato emocionante, acompañar al periodista hasta un sitio apartado, donde quizá había una huella del tamaño de una calesita, o un arbusto chamuscado. Debía contar alguna coincidencia curiosa, ostentar alguna cicatriz misteriosa, o que algún vecino se aviniera a corroborar la credibilidad de su relato.
Hoy basta tirar una foto al cielo, ni siquiera hace falta ver algo extraño. Alcanza con tener una imagen curiosa que mostrar y alguien a quien interesar para que respalde la seriedad del “documento”.
Los medios, por motivos que están por verse, han vuelto a comprar ovnis baratos.
El domingo pasado no hubo medio que no clonara la triste e increíble historia de Gastón Javier Garnier, un periodista gráfico de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, que aseguró haber tomado cinco fotos de la Luna. Como en una de ellas apareció una mancha luminosa, Garnier dijo haberla enviado al Goddard Space Flight Center de la NASA. Siempre según Gastón, desde esas oficinas “le contestaron que la imagen del OVNI ‘había sido sometida a varios filtros, y que se había determinado que era original, auténtica y que no había trucos de ninguna naturaleza’”. Eso es, al menos, lo que publicó la agencia oficial TELAM y Noticias Argentinas y acto seguido repitieron como loros diarios como Clarín, La Nación, Tiempo Argentino, Uno de Entre Ríos y La Gaceta de Tucumán, entre otros.
Le escribí a Gastón Garnier a sus cuentas de Twitter, Facebook y al diario donde trabaja interesándome en el nombre y apellido de la persona que supuestamente le contestó desde el centro espacial de la NASA. Hasta ahora no obtuve respuesta. Sin pronunciarnos todavía sobre la autenticidad de la fotografía ni de su relato, convengamos que ese informe es el único aspecto que hace a su foto diferente de miles de fotografías parecidas.
La NASA es una institución a la que históricamente nunca le interesó que la relacionaran con ovnis. Sería raro que decidiera cambiar radicalmente esa imagen de desapego por la fotografía de un efecto luminoso que pudo producirse por muchísimas causas mundanas y ni siquiera presenta una extrañeza que amerite presumir la presencia de un fenómeno inusual.
Lo inusual, en este caso, es que un funcionario de la NASA expusiera públicamente una actitud opuesta a la que esa agencia espacial mantuvo hasta ahora ante el tema ovni.
Mientras sigo intentando localizar a Garnier, no puedo dejar de preguntarme por qué el misterioso científico de la NASA «se cortó solo», por qué le contestaron a Garnier y no lo hicieron ni lo hacen con los cientos de fotógrafos que a diario envían imágenes similares a los centros espaciales dependientes de la NASA, por qué los presuntos analistas se tomaron el trabajo de demostrarle que “no era un montaje ni un engaño” al propio fotógrafo (una de las pocas cosas sobre las cuales podía estar seguro era que él no había falsificado nada), ni mucho menos con qué necesidad le dicen a Garnier que en Portugal, por las mismas fechas, se tomó otra foto que es «un 80,75% similar» (¿?).
Pero aquí lo más inquietante no es cuán creíble es la historia de Garnier, de quien ningún medio -salvo el grupo ufológico Visión Ovni– ha mencionado que viene intentando fotografiar ovnis junto con grupos aficionados al tema como el Centro de Investigaciones Cosmobiofísicas (CIC) de Venado Tuerto desde 2008.
Lo más sorprendente fue la cobertura acrítica de los medios gráficos y electrónicos argentinos, que reprodujeron los cables de las agencias sin tocar una coma, respetando titulares que dicen, uno detrás de otro, que «un periodista fotografió un OVNI en Venado Tuerto y la NASA confirmó el hallazgo». Una confirmación que -por si hiciera falta enfatizar- solo se sostiene con el relato del fotógrafo.
Menos mal que solo suspenden su escepticismo frente al presunto retrato de un plato volador. Si estos mismos medios además tuvieran la responsabilidad de informar a la sociedad sobre temas relevantes estaríamos en el horno ¿verdad?
Algunas coberturas a guisa de ejemplo:
Créditos y apostillas: Las fotos publicadas más arriba del supuesto sobre enviado por la NASA con la respuesta sobre la fotografía tomada por Gastón Garnier proceden del sitio Foto Venado. (Es muy revelador que Garnier no haya dado el nombre del responsable del presunto informe de la NASA).
Esta nueva copia de la carta (agregada a escasas horas de subido este post, el mismo lunes 18/04) muestra más detalles que develan su falsedad: redacción en (mal) castellano, «respuesta personalizada» atribuyendo al destinatario un número de correo electrónico ridículo y errores conceptuales básicos sobre cómo fue realizado el análisis de la foto. En la imagen completa del sobre se advierte la ausencia de sello postal. ¡Gracias al lector Guillermo Anaya por el link!
Actualización al 19/04: Después de haber engañado a todos, ¡ahora Garnier dice que el engañado fue él! Pero la suya no es la última palabra. Andrés Duarte, especialista en fotografía que asesora a la Fundación Íkaros, escribió:
Yo creo que el autor del engaño es el mismo Garnier porque el día indicado no había luna llena (por el contrario, la luna estaba casi nueva), entre otras razones (…) Noté otras dos cosas: al aumentar el contraste de la foto se ven unas manchas a ambos lados de la supuesta luna que quizás sean árboles. El color del supuesto ovni es muy similar al color de esas manchas y al color del halo de la supuesta luna. Eso es usual en las fotos muy oscuras y si se tratara de un truco digital no creo que el autor se hubiera tomado la molestia de igualar los colores con unas manchas que casi no se ven, entonces me parece más probable que sea un truco hecho con un objeto lanzado o colgado, o el aprovechamiento de algún objeto que estaba en el lugar reflejando un poco de luz.
Desde luego, tanto como para ratificar que no hay nada más antiguo que el diario de ayer, algunos medios que difundieron el fraude se rectificaron. Uno de ellos fue La Capital de Rosario, tal vez el primero en hacerse eco de la falsa noticia.