
Micromegas (fragmento)
“—¿Es muy larga vuestra vida? —preguntó el siriano.
—¡Ah! No. Muy corta —replicó el hombrecillo de Saturno.
—Lo mismo sucede en nuestro país, siempre nos estamos quejando de la brevedad de la vida. Debe ser una ley universal de la naturaleza.
—¡Ay! Nuestra vida —dijo el saturnino— se limita a quinientas revoluciones solares, que vienen a ser unos quince mil años según nuestra aritmética. Esto es casi nacer y morir en un momento. Así, nuestra existencia es un punto, nuestra vida un instante, y el globo en que habitamos un átomo. Apenas empieza uno a saber algo, a instruirse, cuando llega la muerte. Por mi parte no me atrevo a formar proyecto alguno; me siento como una gota de agua en el océano inmenso.”
– Voltaire, en Micromégas (1752)

Fernando Calderón Quindós, profesor de la Universidad de Valladolid, España, analizó la “historia filosófica” de Voltaire en el ensayo El micromegas de Voltaire y la Observación Como Proceso Ideologizado (Thémata. Revista de Filosofía, Nº 45. 2012). Escribe:
“Voltaire conduce al lector a un planeta cercano a la estrella llamada Sirio. Allí todo es enorme, al menos en comparación con el planeta Tierra. Enorme y, pese a ello, bien proporcionado. Las cifras que ofrece Voltaire están destinadas a expresar el buen orden y disposición de las cosas de ese mundo. Micromegas no es una excepción.
“Como todo lo demás, también él guarda proporción con los elementos de esa realidad remota. El mundo de Sirio es, por lo demás, poco más o menos como el nuestro. Micromegas estudia con los jesuitas, hace buena geometría, diseca insectos, escribe metafísica y discute con las autoridades religiosas del lugar. Del contencioso con los jurisconsultos sale malparado. Obligado a permanecer ochocientos años lejos de su planeta, emprende el Grand Tour. Desea instruirse en las lecciones del espacio estelar y viaja por el cielo aprovechando unas veces el paso de los cometas, otras veces las fuerzas de atracción y de repulsión. Por fin en el sistema solar, llega a Saturno y conoce allí al secretario de las ciencias, de quien se hará acompañar más tarde por las vecindades de nuestra estrella”.
¿Cuál es la relación del nombre del protagonista con el espíritu del texto?

“Micromegas –continúa Calderón Quindós– es un nombre compuesto, un binomio formado por dos términos antónimos. Además de eso, Micromegas es el epítome del cuento. Lo grande y lo pequeño convergen en el relato de principio a fin como convergen también en su propio nombre. Voltaire busca el contraste, los cambios incesantes de perspectiva.”
Voltaire quiso lo mismo que tantos otros (casi siempre, con menos éxito): mostrar la relatividad de nuestros juicios. Y mostrarnos a nosotros mismos como criaturas en permanente cambio: los mundos se multiplican y Micromegas cambia por cada mundo que visita. Viendo a Micromegas cambiar seremos capaces de volvernos más conscientes de nuestras mutaciones: o, al revés, de nuestra exasperante quietud ante las cosas del mundo.

Los megamicros habitan el centro de la Tierra, tienen 50 centímetros de estatura y “viven divididos en castas sociales, cada una diferenciada de la otra por un particular color de la epidermis. Un mundo ordenado y, por lo tanto, feliz.”
Más en “Tragame…”, un ensayo del mismo Piro dedicado a obras muy o nada conocidas sobre viajes intraterrestres. También vale la pena leer otro ensayo sobre el Icosamerón, por Augusto Uribe, aquí.
ENLACES
Micromegas. Descargar PDF.
Calderón Quindós, Fernando; El micromegas de Voltaire y la Observación Como Proceso Ideologizado” (Thémata. Revista de Filosofía, Nº 45. 2012).
Los extraterrestres en un cuento de Voltaire (Ensayo)
(*) Micromegas también se llamó la publicación electrónica de Fundación Anomalía. Ver artículos online aquí: Micromegas. Crónicas contemporáneas de la cultura y la ciencia humanas







