El pasado 19 de agosto de 2012, un santón disfrazado de científico fue invitado –y promocionado– como conferencista en Tecnópolis. Nuestra reacción fue de sorpresa. No por tener una inquina particular o ganas de ensañarse contra la libertad de expresión de los santones, sino porque pensamos que un espacio impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación tiene la obligación ética, pedagógica y educativa de establecer algún criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no lo es.
El discurso del tal Janis Roze estaba embebido en la pseudociencia que mejor conozco, que es la narrativa platillista de los 80. Pero el comunicado de la prensa que recibí en mi mail, el mismo que recibieron cientos de periodistas (y el mismo texto publicado en la web de Tecnópolis), se las amañaba para que su conferencia pareciera científica. Para los responsables de Prensa este evento no era un asunto fácil de remontar: el título, «una nueva tesis para el futuro de la humanidad a partir de diciembre de 2012», invitaba a tomar la conferencia con suspicacia (o “hiciera saltar el mercurio del pelotudómetro a la estratósfera”, que diría mi amigo Jorge Alfonso Ramírez).
Al final, la sospecha planteada en Un profeta milenarista en Tecnópolis (*) se confirmó: Janis Roze, a quien presentaron como biólogo, no era sino un predicador new age.
Estábamos, por lo tanto, ante el Sri Sri Ravi Shankar de Cristina Fernández.
Después de esta metedura de pata (si es que los funcionarios a los que les quepa el sayo lo asumen como metedura de pata, claro) ¿con qué cara el oficialismo cuestionará FeVida, el Mega Encuentro de Espiritualidad de Latinomérica, donde el jefe de Gobierno Mauricio Macri propone la candidatura de Buenos Aires como «Ciudad del Amor»? ¿Tiene derecho a hacerlo tras haber empollado a un tipo como Rose en el cenáculo de la ciencia y la tecnología?
Agradezco al Dr Gen el haberme acompañado en esta crítica. “Hace muy poco –escribió Lisandro Carnielli en su blog– la Presidente CFK se quejaba de la falta de ética periodística. En ciencia ese es un punto fundamental, si tengo un canal o vía de comunicación sobre ciencia y le doy lugar a este tipo de chantas es una terrible falta de ética. Es una falta de respeto hacia el público del evento o canal que fue para consumir ciencia”.
Cuando algún funcionario comete un error, una mínima aspiración ciudadana consiste en esperar una disculpa o alguna excusa más o menos creíble (algo que en general sucede por consejo de asesores, no por auténtica convicción del responsable del equívoco).
En lo que concierne a la invitación a Tecnópolis al Sr Rose nadie se hizo cargo de error alguno. Tras la publicación de nuestra nota, donde ejemplificábamos las abundantes dosis de charlatanismo pseudocientífico contenidas en su plúmbea verborragia, nadie hizo ningún comentario o intentó dar alguna respuesta o réplica.
Digamos de paso que tampoco lo esperábamos: por desgracia este es un momento político donde la soberbia sólo puede crecer.
Es así de penoso y así de cierto, pese a que muchos funcionarios descarguen del buche altisonantes palabras a favor de la ética, la solidaridad o la inteligencia que «es necesario promover para tener una sociedad cada día más democrática». ¡Con lo feo que suenan las expresiones de deseo vacías de significado!
Por desgracia, el chamuyo político falluto sigue a la orden del día anteponiéndose a cualquier principio, fue así antes y lo sigue siendo ahora, aunque el buzón venga forrado en papel brillante y a todo color. Entre las pretensiones de modernidad keynesiana y la afectada vanidad nac & pop.
PD: Janis Rose vuelve a Tecnópolis el 1º de septiembre, esta vez para estrenar el documental «Ríos genéticos». La bajada del film parece el remate de un chiste: «La mochila kármica heredada de miles de años». ¡Qué mochila, amigos!
(*) El artículo de Ciencia Bruja ya no está online. Lo reproducimos a continuación. Lamentablemente muchos de los vínculos a gacetillas y trabajos que hacían referencia a Roze ya no están en los antiguos links.
Tecnópolis —una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación— ha incluido entre sus conferencistas a un tal Janis Roze, quien presenta el 19 de agosto en el ateneo científico «una nueva tesis para el futuro de la humanidad a partir de diciembre de 2012».
Charla de Janis Roze a sus seguidores, en 2009.
Roze es, según la gacetilla, un «prestigioso científico». Sin embargo, hasta ahora sólo era conocido por un pequeño círculo de aficionados al ocultismo. Nació en Lituania y es profesor de Biología por la Universidad de Venezuela. Eso no quita a que la gacetilla de prensa difundida por Tecnópolis resulte chocante: nada informa sobre la carrera de Roze como profeta o predicador espiritual. Dice, sí, que su conferencia versará sobre «ciencia y espiritualidad».
¿Qué temas, qué mirada prevalece en su discurso? Tecnópolis sólo se refiere a sus logros científicos. Por ejemplo, dice que es «senior residente» de la «American Center on Science and Society» de la Universidad de Nueva York. O que fue co-fundador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Venezuela. Explorando por nuestra cuenta, sabemos que, en 1962, obtuvo un Premio Nacional de Investigaciones Científicas José María Vargas por sus estudios sobre las serpientes.
Roze dice que la Argentina es el futuro. ¿Por qué? Porque posee «fuerza telúrica» ¿Cómo? Claro, es una «fuerza vibracional» que puede «abrir la puerta al cambio». Eso no es todo: «Estamos por comenzar un nuevo ciclo lleno de energía y hay dos polos magnéticos en cada extremo del continente americano: la Argentina y Estados Unidos. Entonces, tenemos que empezar a unir el magnetismo para ir integrando todo.»
¿Qué dato aporta Tecnópolis sobre Roze, conferencista estrella en el palacio oficial de ciencia y la tecnología? Más profecías. «El 2012 no es el fin del mundo sino una oportunidad para que toda la humanidad, a partir de la ciencia y la conciencia, inicie un nuevo ciclo». Luego hace el vaticinio que sin duda más ha entusiasmado a los organizadores. Afirma que la Argentina es el país elegido para liderar ese cambio que marcará el camino al resto del mundo. «El argentino es mucho más de lo que cree ser. La ciencia explica por qué nuestro ADN carga con el residual de miles de años». (Roze explica que cree en un «río genético» que son «voces del pasado, escondidas en la molécula de ADN», las cuales «están revelando nuestras desconocidas raíces genéticas y los diversos caminos de nuestra herencia individual».)
«Justamente a partir de la ciencia —dice Tecnópolis—, Janis explica cómo llega una nueva energía que permitirá a la humanidad redefinirse: ´En 2012, estaremos entrando en lo que se llama la banda de fotones galáctica. Es decir, en el centro de nuestra galaxia hay un hueco enorme pero hay un sol central que entra justo en la banda de fotones…».
La expresión «banda» o «cinturón de fotones» deschava la fuente del presuntuoso andamiaje teórico del profesor Roze. Este concepto tiene su origen en cierta literatura ocultista según la cual el Sistema Solar atravesará «en breve» una suerte de malla de radiación cósmica que tamizará a la humanidad y «elevará a unos y eliminará a otros». A fines del siglo XX, esta creencia se conoció como «El cinturón de fotones de Alcyon». Surgió en grupos religiosos ufológicos y, pese a que no tiene fundamento científico alguno, circula en redes, blogs y sitios dedicados a agitar las ilusiones o temores apocalípticos del 21-12-12.
Llegados a este punto, poco importan las credenciales del Sr. Roze. Poco importa si cobró o no para participar de la muestra.Lo que nadie mencionará es el costo social, el impacto negativo que supone dar legitimidad —y facilitar medios— a un charlatán.
Cualquier iniciativa dedicada a la promoción de la ciencia y la tecnología debe ser extremadamente cuidadosa al elegir a sus disertantes. ¿Ignoraba la dirección de Tecnópolis que Roze iba a presentar una charla teológica aderezada con falsas ciencias? Hubiese bastado con hojear «Espiritualidad creativa. De la inteligencia emocional a la intuición espiritual» (Editorial Kier, 2007). Escribe Roze: «Para comprender el Uno, sin el dos, que abarca todo el cosmos y nuestra vida, invocamos a la imaginación espiritual, que apunta hacia un Misterio Cósmico que simplemente Es.»
Janis Roze puede resultar interesante a quienes les parece profunda la oscuridad. O ser un gran orador religioso. Nadie niega su derecho, ni su libertad, de expresar su visión espiritual sobre los hombres y el universo. Pero ¿en Tecnópolis? Tal vez, su participación se hubiese justificado si era acompañado por voceros de otros grupos religiosos. Y, si en verdad el plan es científico, junto a historiadores, sociólogos o antropólogos. Pero no fue así: ha sido presentado como el biólogo que une ciencia y espíritu para anunciar la cercanía de «tiempos de gloria para la patria».
En nombre de quienes intentamos impedir que el cinturón de fotones destruya a la humanidad, ojalá que cierta sensatez nos libre de predicadores que conviertan al templo de la academia, el arte y la tecnología en caja de resonancia de charlatanes y de profetas milenaristas.