Son varias las razones por las que tomo distancia del ateísmo que combate activamente la religión. Una es, por ejemplo, la creencia secular según la cual es fuente de todos los males. Que nada bueno puede surgir de ella. O que hasta de lo que parece bueno conviene desconfiar. El arte religioso, o las obras enteramente disfrutables de los religiosos que nos han maravillado a lo largo de milenios, es, en parte, una respuesta a la condena del ateo radical. Abajo incluyo algunas piezas del arte místico de Howard Lerner, un “judío renacido” que ha reinventado una serie de objetos bíblicos o “celestiales”, que nos dicen algo sobre los fascinantes rumbos que puede tomar la imaginación religiosa. Lerner no abandonó del todo el judaísmo cuando adoptó el Siddha Yoga, del gurú indio Swami Muktananda, y para experimentar sus visiones artísticas fue a buscar inspiración en sus retiros de meditación.
«¿Son necesarias las religiones?» Este será el lema del programa Debate, conducido por Adrián Paenza, que emitirá Canal 7 este domingo a las 23.30. De la controversia serán parte el profesor Rubén Dri, ex sacerdote e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y el doctor Alberto De la Torre, Físico, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNMP y vicepresidente de la asociación civil Ateos Mar del Plata.
Qué sucedería si, en vez de plantearnos si son necesarias las religiones, la pregunta fuese: «¿Por qué prevalecen las creencias religiosas antes que las irreligiosas?» La pregunta que se hace el programa no tiene el menor sentido en términos de “necesidad” para millones de personas que han nacido en culturas donde se respira la fe, y es imposible concebir una elección como consecuencia de una demanda provocada desde afuera; en culturas donde lo contrario, carecer de fe, es una alternativa impensable. A la vez, es evidente que millones de escépticos, agnósticos y ateos no necesitan tener creencia religiosa alguna: sin dioses, pueden tener vidas valiosas, plenas de sentido y hasta permitirse un resguardo psicológica en sistemas éticos que les proveen una cosmovisión laica del mundo.
Los temas que abordará programa El Debate el domingo son:
1. ¿Qué expresa la idea Dios?
2. ¿Por qué el hombre, desde el comienzo de los tiempos, se abraza a creencias y mitos?
3. ¿Qué vacío vienen a llenar las religiones?
4. ¿Es posible encontrar otras formas de llenar ese vacío?
5. ¿Son las religiones herramientas de resignación o de alivio frente al sufrimiento?
6. ¿Es imaginable una humanidad sin religiones?
7. ¿Cómo sería una vida sin fe?
8. ¿Qué cosas ordenan las religiones dentro del comportamiento social?
9. ¿Son funcionales o desafían a los poderes establecidos?
Algunas preguntas son tendenciosas, y molestan incluso si nuestra perspectiva es irreligiosa. Veamos algunas.
(4) Las religiones no necesariamente vienen a llenar un vacío. Al menos, es preferible no ir a discutir esta cuestión con un menonita o un Testigo de Jehová. Sus vidas están colmadas de ganas de creer, y no parecen menos felices que los ateos, que rellenan sus vidas con otros ingredientes.
(5) Otra pregunta que puede servir para que un ateo palmée la espalda de su colega ateo. Nadie quiere resignarse, nadie quiere sufrir. Pero, así como está formulada, esta pregunta puede ser interpretada como capciosa por un evangélico que siente que sanó y enderezó el rumbo de su vida desde que encontró a Cristo.
(6 y 7) Hay grupos culturales que funcionan perfectamente sin religiones, o sea que no sólo es imaginable: hay ejemplos prácticos. Basta comprobar cómo funcionan esos grupos y luego preguntarnos si vale la pena hacerse ilusiones cuando nos imaginamos, no sin cierto alivio engañoso, una humanidad sin religiones.
Las otras preguntas quedan abiertas por si algún lector quiere seguir reflexionando en torno a ellas.
Esperemos hasta el domingo, a ver qué dicen los invitados y cómo modifican los resultados de la encuesta online. Porque el público de El debate parece ser una muestra poco representativa de la sociedad. ¿Por qué afirmo esto? Hasta ahora, el 70 % considera que las religiones no son necesarias. Algunos se preguntan para qué podrían hacer falta. Otros -nosotros, por ejemplo- por qué son tan importantes para millones de personas, que abrazaron una fe siendo niños y no tuvieron ninguna razón para desprenderse de ella.
Ilustración de tapa: SpeakofMe/2006 Crédito: Talentdonor