
Para la realización de este originalísimo documental, el cineasta Christopher Riley y el astronauta Paolo Nespoli hicieron lo posible por hacer coincidir la órbita de la Estación Espacial Internacional con la de la nave Vostok 1. La película combina ese material con el audio de la misión original: en esos tiempos la precariedad del vuelo espacial era tal que llevar una cámara abordo era inviable. Y el resultado de la recreación es casi una experiencia inmersiva dentro de aquella cápsula virtual. “No va a faltar el conspiranoico que diga que los soviéticos falsificaron el vuelo de Gagarin y que ésta es la prueba”, ironizó Carolus.

Un gran misterio. El más persistente es el que gira alrededor de las circunstancias de su muerte, el 27 de marzo de 1968 mientras pilotaba un MiG-15. Las autoridades rusas ahora hablan de «una maniobra brusca (del piloto) para evitar una sonda atmosférica». Sin duda, el enigma en torno al accidente no se agotará sino que tomará nuevos rumbos.
Las epopeyas con final ambiguo siempre son abono fértil para rumores, leyendas y teorías conspirativas.
(*) El blog La Pizarra de Yuri cuenta otra historia, que parece más verosímil que la que nosotros (un poco de memoria) damos por buena. Que conste en actas.







