“Misterios resueltos”, inminente obra de Iker Jimenez
* Misteriosos pasos provocan el pánico en un castillo de La Alcarria.
* Una sombra humana terrible se aparece en Cantabria a la vera de un camino.
* En mitad de otro camino, en Gerona, un testigo es sorprendido por la mirada luminosa y frontal de una criatura asombrosa.
* En 1992, a pleno sol, tiene lugar la experiencia más increíble. Una misteriosa bola negra y densa se aproxima a un viejo Volvo que circula cerca de Solarana (Burgos) y se introduce por la ventanilla…
Iker Jiménez brinda una mirada escéptica de estos y otros presuntos enigmas en su nuevo libro:
Es lo que parece, pero las líneas de arriba no son un adelanto de la contratapa de «Misterios resueltos»; tampoco es parte de un folleto publicitario redactado por Jiménez o alguno de sus promotores. Es, en verdad, parte de un texto humorístico escrito por uno de los más respetados investigadores españoles de lo paranormal, Manuel Borraz Aymerich * (como es un escéptico, seguramente no le suena a nadie, o a muy poquitos). Ahora, en la lista de correo especializada Hápax, administrada por la Fundación Íkaros, Manuel acaba de sugerir a Jiménez, la más mediática estrella del mundillo del misterio ibérico, que se decida a escribir un libro con ese título.
Dice Borraz que para poner manos a la tarea deberá retomar algunas de las anécdotas que el propio Jiménez ha relatado en el sitio El Foro del Misterio. En una entrevista publicada por ese mismo Foro, el conductor de «Cuarto Milenio» afirma haber vivido todas esas situaciones, que pronto descubrió no encerraban misterio alguno:
«- ¿El miedo te ha jugado alguna mala pasada, como por ejemplo estar en un lugar abandonado y oír un ruidito y salir por patas como alma que lleva el diablo, y luego comprobar que era un ratón o un pájaro y te ha entrado la risa nerviosa?
«- He salido corriendo campo a través por las estepas de Albacete detrás de lo que era el planeta Venus, me he lanzado escaleras abajo al escuchar pasos que eran ratas en un castillo de La Alcarria, he creído ver una sombra humana terrible, en lo que era un árbol quemado a la vera de un camino en Cantabria, he sido sorprendido por la mirada luminosa y frontal de un gran tejón que me pareció una criatura asombrosa en mitad de un camino de Gerona… mil cosas. El humano se confunde, y pasa mucho miedo a veces. Ahora uno lo recuerda con mucha emoción. En la época de Enigmas no sé cuantas carreteras y kilómetros puede hacer tras el misterio. Sería cuestión de contarlos. Cinco años sin parar. Lo importante es que de cada una de esas experiencias se aprende para no equivocarte a la siguiente. Pero en fin… ¡Aun así a veces la noche te confunde! Eso sí, la ocasión en la que más corrí en mi vida fue a pleno sol en 1992, cuando observaba ensimismado una especie de bola negra que se aproximaba en las soledades de Solarana, cerca de Lerma, en Burgos. La bola densa se metió por la ventanilla y me hizo salir pitando a pleno grito. Era una especie de enjambre de avispas que la tomó, no sé por qué, con mi viejo Volvo. Vaya estampa.»
Que Jiménez admita haber vivido experiencias que pudo explicar en términos prosaicos no habla mal de él, eso está claro. Pero las deducciones que le han servido para develar enigmas personales, deben poseer para él estatus de revelaciones casi religiosas, ya que carece de la misma sagacidad para comprender o explicar vivencias ajenas: en su repertorio jamás va por esos ramales. Al revés, Jiménez es incapaz de insinuar hipótesis ni lejanamente sensatas cuando son otros quienes las describen, incluso cuando son situaciones menos singulares o traumáticas que las que le han tocado vivir toda vez que “corre” detrás de un misterio (rápido, no sea cosa de que la verdad lo alcance antes). Un ejemplo entre tantos fue la entrevista que le hizo al ex cabo Armando Valdés, supuestamente abducido en 1977 en el desierto de Arica, Chile. Iker pasó en puntas de pie por las zonas débiles del caso, no sea cosa de que la verdad le vaya a arruinar una buena historia. Al contrario de lo que hizo Patricio Abusleme en su flamante libro La noche de los centinelas (2010), que ya comentaremos. Pato es, como Jiménez, periodista y partidario de la existencia de ovnis extraterrenos. Pero les separan algunas notables diferencias: su honestidad y pericia no le impidieron despejar falsedades ni escribir un excelente libro que, a su modo, también es desmitificador.
Manuel Borraz no abriga ilusiones de que Iker Jiménez alguna vez se decida a escribar un libro como el hipotético «Misterios resueltos».
Hay evidencia a favor de aquel pronóstico: solo excepcionalmente las figuras del mundo del misterio se han ocupado de aclarar, o tan siquiera de echar una tenue luz pálida, hacia los enigmas sobre los cuales escriben.
Comparto el escepticismo de Borraz: «Yo no sé, no sé / yo no sé por qué será…»
(*) Hace años, Manuel Borraz Aymerich emprendió una acción humanitaria mucho más explícita que su biografía para saber de quién hablamos cuando hablamos de Manuel Borraz Aymerich. Se puede leer un resumen aquí.