Si no fuera porque los grillos cantan, el silencio sería ensordecedor.
Las imágenes de un objeto que avanza, explota en una espiral luminosa y rompe la armonía del cielo nocturno habrían sido captadas el viernes 21 de mayo cerca de Prince Rupert, British Columbia, en la costa oeste del Canadá. El catalizador de estas secuencias fue el sitio TheWeatherSpace.com, que publicó el material sin ofrecer ninguna hipótesis y casi sin información para evaluar la naturaleza del fenómeno.
El video de arriba habría sido enviado por el astrónomo aficionado Steven Murray: asegura que lo obtuvo con una de las cuatro cámaras fijas con que escudriña el cielo (aunque parece ser una «recreación» gráfica de los posteriores).
Este otro habría sido filmado desde un avión de pasajeros sobre el Océano Pacífico, al noroeste del Estado de Washington.
Nathan Varney, también en B.C., habría captado esta breve escena cuando se aproximó con el zoom a un objeto cuyos contornos recuerdan al típico misíl:
Como siempre, la desinformación oficial avala el palabrerío. Ya muchos empiezan a hablar de ovni, término que no es inocente: ya sabemos que la expresión ha perdido lo que su sigla significa y reduce el caso al simple avistaje de una nave extraterrestre. Entre sus partidarios se ha señalado que si fuera un misil la trayectoria “no debería ser ascendente” (cuando un misil, por ejemplo, puede subir e incluso cambiar de ángulo, la evaluación siempre debe tener en cuenta el punto de vista del observador: los efectos de la perspectiva suelen ser engañosos).
Otros creen que son escenas armadas con efectos post edición y llegan a señalar el programa usado y las deficiencias en la realización (en cuyo caso deben explicar las imágenes tomadas por otros dos cameraman y varios fotógrafos, quienes enviaron a TheWeatherSpace.com secuencias de lo que parece ser el mismo fenómeno).
Por ahora, a juzgar por los paralelismos visuales, no conviene desatender la hipótesis que explicó la espiral luminosa registrada el 9 de diciembre pasado en Noruega, causada por el lanzamiento de un misil balístico submarino ruso.
La presentación de estas imágenes sin datos que ayuden a corroborar cualquiera de las hipótesis que se barajan alienta el show conspiranoico: en los próximos días, miles y miles de páginas harán su propia exégesis Rorschach de las manchas luminosas que los videos muestran; entre ellos, muchos hallarán señales confirmatorias del complot de los enviados del Rayo azul o de las armas secretas de los quintacolumnistas del Armagedón.
Por ahora, hay más preguntas que respuestas. ¿Qué estalló, si es que estalló algo, el pasado viernes sobre la costa noroeste del Pacífico?
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