La película que debía honrar a Sai Baba y terminó siendo un fiasco desopilante

El año pasado, Bollywood estrenó Satya Sai Baba (Vicky Ranawat, 2022), quizá el más abominable film dedicado a exaltar a un gurú, no por explicitar su devoción (lo cual no sería grave), sino por los resultados: la película es una insólita demostración de humor involuntario. El actor protagónico, Anup Jalota, anunció una segunda parte que dirigirá él mismo, que es un declarado devoto de Baba.

Por Alejandro Agostinelli

Cuando en 2021 me puse a buscar información para contar los entretelones del avatar que intenta reemplazar el puesto que dejó vacante Sai Baba, Sri Madhusudan Rao Naidu, me encontré con las primeras noticias de la película, Satya Sai Baba (Vicky Ranawat, 2022) .

En aquel momento no era el tema y guardé esa info para abordar la cuestión de la película en mejor oportunidad. Ahora que recibí de Ladislao Enrique Márquez, el mayor experto latinoamericano sobre historia y práctica de los trucos paranormales del gurú indio, un enlace alusivo al tema publicado en el blog del ex devoto Robert Priddy, la oportunidad reapareció.

Bala Sai Baba (1960-2018)

Pues bien: pese a que la película protagonizada por el cantante, actor y devoto Anup Jalota, estrenada en enero de 2021, fue considerada “un completo desastre”, un diario indio anunció que habrá una secuela.

La crítica la consideró un bodrio y para llegar a esa conclusión creo que no hace falta ver toda la película (*): los trailers alcanzan para notar los malogrados efectos especiales (como cuando el niño Baba materializa objetos), la cursilería de los números musicales o las fallas de casting y credibilidad. (El Sai Baba que todos recordamos, en los darshan y en las festividades, tiene cara de mono malo; Jalota, el actor que lo personifica, sonríe y tiene cara de buen tipo.)

Las diferencias físicas del actor con Baba vuelve todo absurdo y forzado, más cuando el gurú es el que más imitadores tuvo no sólo en la India sino en países tan lejanos como la Argentina (Ananda Baba o Maestro Amor), que le sacaron sus gestos, sus trucos de ilusionismo y a veces hasta el mas mínimo detalle de su liturgia. Otro ejemplo similar es el de Bala Sai Baba, quien, desde 1980, hizo una exitosa carrera de avatar basada en su parecido físico a Sathya Sai Baba (particularmente su cabellera ensortijada) en el distrito de Kurnool, estado de Andhra Pradesh. Llegó a tener ashrams en dos ciudades y proyección internacional. Tiempo después fue acusado de invadir terrenos y pagar con cheques voladores. Imitaba todos los trucos de Baba, sobre todo la regurgitación de lingam. No le dio el tiempo para llenar el vacío que había dejado el verdadero Sai Baba: murió en 2018, a los 58 años, de un paro cardíaco.

Pero no sólo por los resultados artísticos Satya Sai Baba fue un desastre. El fracaso de taquilla también fue rotundo. Por un lado, la película no recibió grandes inversiones: tenía un presupuesto de 3 crore rupias (unos US$ 400 mil dólares, cuando el costo promedio de una película de Bollywood es de unos 50 crore (casi US$ 7 millones).

En el primer mes de exhibición, sólo recaudó 4 lakh de patéticas rupias (uno US$ 5,500). Y entre las 100 películas lanzadas ese año ocupó el puesto 89.

BAD FICTION

Bueno, después de todo se trata de una mala ficción.

Inevitablemente, uno quiere creer que ya llegará el film no proselitista sobre Baba y su movimiento (algo que no ocurrirá en la India, donde la presencia política y económica de su organización persiste). Espero una buena película sobre la verdadera y terrible historia de Sai Baba como uno de los periodistas y productores que investigaron las acusaciones en su contra, pero también como espectador y ciudadano del planeta.

Desde luego, no tengo nada contra quienes creyeron o siguen creyendo que Sai Baba fue una especie de dios. Sólo tengo palabras de gratitud hacia los devotos a quienes me acerqué para conocer sus experiencias (con la salvedad de alguna antigua dirigente). Tampoco tuve “algo en contra” de Sai Baba cuando investigué las denuncias que recibió sobre abuso sexual, que terminé publicando por hallarlas serias, reiteradas, consistentes y asentadas históricamente en una liturgia secreta de Baba que el movimiento Sai y las autoridades policiales, judiciales y políticas de la India intentaron esconder (por suerte para mi investigación, con torpeza). Mi “prejuicio” fue que ex devotos despechados inventaron o exageraron, hasta que se me cayó el velo con el correr de las entrevistas.

La persona de Baba causó graves daños a muchos devotos que entrevisté, e incluso cuando hubiesen podido exagerar o tergiversar recuerdos, sus fuertes convicciones y denuncias públicas son parte indisimulable de la historia de la Organización Sai Baba.

Aún me consterna la actitud de algunos científicos sociales que han tomado la decisión de ignorar, ocultar o disimular el lado horrible (**) de los líderes religiosos cuya cosmovisión, doctrina o historia social han estudiado. Los investigadores que omiten los aspectos controvertidos de las figuras y movimientos que adoptaron como tema de estudio tienen suerte que yo soy periodista y no su editor, o el docente que va a aprobar sus trabajos. (***)

Durante mi investigación a comienzos del año 2.000 recibí hermosos gestos de los grupos Sai argentinos. Algunos adeptos siguen siendo mis amigos, pese a que los resultados de mi trabajo hayan desmitificado (y, a mi modo de ver, humanizado) el dios en el que creen o han creído en todos estos años.

Esta corriente de simpatía no evitó la indignación que sentí cuando Baba murió sin juicio por los crímenes que ex adeptos de todo el mundo habían denunciado. Tampoco puedo evitar pensar en los miles de fieles que invirtieron enormes sumas de dinero, gigantescos esfuerzos y parte de sus vidas en una aventura religiosa que a menudo los defraudó.

Entiendo que la religión de Baba pudo mejorar la vida de muchas personas, pero no puedo dejar de pensar que nada, en el mundo material y espiritual, justifica los engaños y abusos que cometió la persona de Sathya Narayana Rayu Ratnakara, tal era su nombre real.

Pero estábamos hablando de una película.

Y bien: si esta película, que debía ser a favor de Sai Baba, no termina con el saibabismo de una vez y para siempre, entonces nada lo hará.

NOTAS

(*) Es una broma un poco irresponsable de mi parte. Desde luego, no es posible hacer una crítica seria sin ver la película completa.

(**) He llamado a este aspecto de los gurúes “la parte mugrienta de los seres de luz”.

(***) Ahora mismo estoy pensando en “Historia del movimiento Sai Baba en Argentina. Pasado y horizonte futuro de una minoría religiosa en el cono sur” de Rodolfo Puglisi (Sociedad y Religión  Vol 29, No 51, 2019), un prolijo trabajo etnográfico donde no aparece referencia alguna a una de las aristas más ricas del saibabismo, como lo son (en verdad, lo fueron) sus chispeantes relaciones con los medios, la sociedad, los ex adeptos y, si se les quiere llamar así, sus detractores. El autor ha resuelto el abordaje de estas cuestiones conflictivas de la manera más sencilla: omitiéndolas.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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