Es una obra maestra esculpida con originalidad, virtuosismo y habilidad técnica a partir del marfil de mamut. La imagen del Hombre León tiene 40.000 años de antigüedad y fue descubierta en 1939 en lo que hoy es Baden-Württemberg, en el sur de Alemania.
Hay una idea muy arraigada por influencia de instituciones religiosas que buscan monopolizar la fe popular, pero también de cierto cientificismo en su variante salvaje, según la cual creer en seres espirituales y mundos sobrenaturales es un peligro en sí mismo. Cuesta percibir que las creencias, en todos los tiempos, en todas las culturas, configuran relatos, imágenes y rituales que inspiran a las personas para sobrellevar angustias y desvelos, permitiéndoles en ocasiones cohesionar o fortalecer sus vínculos sociales, dando un sentido a vidas que, de otro modo, no lo tendrían, o quedarían a merced de opciones menos provechosas.
La escultura Hombre León, tallada en marfil de mamut en la Era del Hielo, y la Cueva de Stadel, donde fue descubierta, son la evidencia más antigua de que nuestra especie compartía conceptos simbólicos para representar el mundo desde tiempos lejanos, anteriores a la invención de la escritura. El Hombre León se está presentando en la exposición “Vivir con dioses: pueblos, lugares y mundos”, en el Museo Británico, hasta el 8 de abril de 2018.
Tiene cabeza de león y cuerpo parcialmente humano. Está de pie, tal vez en puntas de pie, sus piernas están separadas y sus brazos permanecen a cada lado de un cuerpo delgado, parecido a un gato, con hombros fuertes. Sus caderas y muslos son los de un león. Su mirada y su postura son firmes, dirigidas al espectador. Su rostro refleja que está atento, observando y escuchando. Es poderoso, misterioso y pertenece a un mundo más allá de la naturaleza ordinaria. Esta figura es la más antigua representación conocida de un ser que no existe en forma física sino que simboliza ideas sobre lo sobrenatural. Mide 31 cm de alto y no aparenta los 40.000 años que tiene.
Hallado en 1939 en una cueva en lo que hoy es el sur de Alemania, el Hombre León es un misterio que es parte de lo que hoy llamamos un mito. El desgaste de su cuerpo causado por la manipulación sugiere que fue pasado alrededor y frotado como parte de una narrativa o ritual que explicaría su apariencia y significado. Es imposible saber cuál fue su historia, si era una deidad, un avatar del mundo de los espíritus, parte de una historia de creación o un humano cuyas experiencias en un viaje a través del cosmos para comunicarse con los espíritus fueron las causantes de esta transformación.
Su historia, evidentemente, involucra a seres humanos y animales. El Hombre León está hecho de un colmillo gigantesco, el animal más grande en el ambiente de ese tiempo y representa al depredador más feroz, un león, ahora extinto, que era unos 30 centímetros más alto que un león africano moderno sin melena. Diferentes de otros animales debido a que usaban herramientas y fuego, los seres humanos dependían de algunos animales para alimentarse y necesitaban del fuego para protegerse de los depredadores. Tal vez este híbrido ayudó a los pobladores a llegar a un acuerdo con su lugar en la naturaleza en un nivel más profundo, religioso o para trascender o modificarlo.
Wulf Hein usó el mismo tipo de herramientas de piedra disponibles en la Edad de Hielo. Su experimiento permitió saber que una persona, para crear el Hombre León, necesita más de 400 horas. Si la escultura hubiera sido inútil para su supervivencia física, invertir esa cantidad de tiempo era excesivo para una pequeña comunidad que vivía en condiciones difíciles. Permitir su elaboración podría sugerir que el propósito de la imagen fue fortalecer los lazos comunes y la conciencia del grupo para superar peligros y dificultades. La misma cueva da cierto aval a esta idea.
En otras cuevas de esta área de Swabia se han descubierto otras cuevas que contienen pequeñas esculturas, como la exhibida en la exposición del Museo Británico “Arte de la Edad de Hielo: la llegada de la mente moderna”, en 2013. Fue encontrada, por ejemplo, una gran cantidad de herramientas de piedra y huesos de animales en unas cuevas que indicaban que la gente vivía refugiada de la luz del día durante ciertos períodos.
La Cueva de Stadel, donde se halló el Hombre León, es diferente. Está enfrentada al Norte y no recibe la luz del Sol. En su interior hace frío y la densidad de desechos acumulados por las actividades humanas es mucho menor que en otros sitios. No era un buen sitio donde vivir. El Hombre León permanecía en una oscura cámara interior. La obra estaba cuidadosamente preservada en la oscuridad con unos cuantos dientes perforados de zorro ártico y cerca de un escondite de astas de renos. Estas características sugieren que, ocasionalmente, la cueva de Stadel fue usada para reunirse alrededor de un fuego y tal vez compartir una comprensión particular del mundo articulada a través de creencias, simbolizadas en escultura y actuadas en rituales.
El Hombre León es la más antigua evidencia conocida de creencias religiosas, y la cueva de Stadel sugiere que creer y pertenecer tienen una historia profunda crucial para las sociedades humanas, originándose mucho antes que la escritura.
En 2017, la UNESCO reconoció la Cueva Stadel y otras localidades suawas como Patrimonio de la Humanidad. Hoy el Museo Ulm ha prestado esta importante escultura al Museo Británico para la exposición “Vivir con dioses: pueblos, lugares y mundos”, que comenzó el 2 de noviembre de 2017 y concluirá el 8 de abril de 2018.
Fuente: Jill Cook, de The Guardian. Agradecimientos: Fundación Génesis. John Studzinski CBE.
Vivir con los dioses por Neil MacGregor será publicado por Allen Lane en marzo de 2018.
Más información sobre otros objetos de la exposición.
RELACIONADAS
Señora de las transformaciones
Elvis. 40 años de una devoción
Por qué creemos
Gracias Gilda, santuarios sumergidos y condicionamiento positivo
Más notas en CREENCIAS INTENSAS