Naseem (Naz) Shah

Londres musulmana (entre paréntesis)

Faltan horas para saber si un evento que parece ficción será realidad. Este Jueves sabremos si Londres tendrá su primer alcalde británico musulmán, Sadiq Khan, abogado defensor de los derechos humanos e hijo de un colectivero paquistaní. Khan le lleva varios puntos de ventaja al conservador Zac Goldsmith, un hijo de millonarios conservador que apela a la paranoia de las amenazas terroristas y al macartismo. Pablo Robledo escribe desde la ciudad europea que parece revivir la ucronía imaginada por Houellebecq en Sumisión (2015).

Sadiq Khan

Por Pablo Robledo (desde Londres)

El jueves 5 de Mayo los londinenses pueden elegir, según indican (sin excepción) todas las encuestas previas, un alcalde musulmán. No es una ucronia distópica de Michel Houellebecq (Sumisión) ni una semi-ficción paranoica de Melanie Phillips (Londonistan). Ni siquiera es un libro, it’s a fact (los vecinos dixit). Pero la derecha y su establishment mediático y político (y sobre todo el lobby pro-sionista) dicen que, si eso pasa, los londinenses estamos fucked. Entonces, con todo esmero y dedicación, pusieron manos a la obra. Y comenzaron a hacer lo que mejor hacen: desinformar, confundir, mezclar, contra-informar, mentir, encubrir, ocultar y (tatatataaaaan) usar el arma que más conocen y mejor manejan: la vieja (y gastada ya) excusa del antisemitismo.

Golsmith y Khan, los candidatos.
Golsmith y Khan, los candidatos que se disputan Londres.

Sadiq Khan, 45, morocho, petiso, de ojos oscuros, abogado especializado en derechos humanos, hijo (que no es poco en la sociedad más impermeablemente clasista del planeta) de un inmigrante pakistaní que trabajo como conductor de autobuses (un fucking paki en terminología racista), hincha del Liverpool FC, vecino y diputado del barrio de Tooting (negro, pobre, caribeño, en el sur profundo de la ciudad), político (al que se podría definir como de centro-centro izquierda social-demócrata más que moderada) y sobre todo (vaya horror, vade retro) de religión musulmana. Candidato a Alcalde por el Partido Laborista.

Zac Goldmith, 41, rubio, alto, de ojos celestes, periodista especializado en ecología, hijo (que no es poco en la sociedad más impermeablemente clasista del planeta) del billonario financista y businessman (suenen las trompetas) Sir James Goldsmith (ne Goldschmit y al que, para abreviar una lista interminable, podríamos definir como ex-estanciero en Argentina y prominente sionista), hincha de… del póker, el backgammon y el cricket (en una entrevista reciente no supo decir qué equipo londinense juega en Loftus Road, el equivalente a que un candidato a Jefe de Gobierno porteño no sepa decir qué equipo juega en Parque Patricios), vecino del barrio de Kew Gardens (blanco, rico, bello, clase media alta-alta, a orillas del Támesis en el oeste elegante de la ciudad), diputado por Richmond Park, de religión judía. Declaro explícitamente su amor por y su conexión con Israel: “Quiero ser más judío de lo que soy… soy un impostor en ese sentido”. Candidato a Alcalde por el Partido Conservador.

Goldsmith, el millonario partidario de la quietud.
Goldsmith, multimillonario judío y partidario de la quietud, que todo siga igual (mal para los pobres).

Para Londres, la megalópolis más cosmopolita del planeta, en cuyas escuelas se hablan como lenguas y dialectos más lenguas maternas que días tiene el año, clichéticamente un  crisol (de razas, nacionalidades, clases y religiones) políticamente siempre a la izquierda del resto del país, la elección entre uno y otro candidato era (¿es?) fácil y casi cantada. A pesar del proceso de gentrificación que está sufriendo la ciudad, a pesar de la limpieza social y la especulación inmobiliaria, de los recortes brutales, del avance de la xenofobia y el racismo (incluidas las ofensas criminales consideradas antisemitas que aumentaron un 25% en 2015), del lavado de dinero y la criminalización de la protesta social, los londinenses iban a votar (y quizás todavía lo hagan) por una gran mayoría (entre el 11 y el 20% de diferencia) a Khan. Pero claro, como diría el Chapulín Colorado, no contaban con la astucia (del lobby pro-Israel)

Desde la elección de Jeremy Corbyn como Líder de la oposición (teóricamente el segundo político más influyente del Reino) el eje del mal (Laborista), a los ojos del poderoso lobby pro-Israel, ha pasado a tener un tridente exclusivo: Corbyn, Ken Livingstone, Sadiq Khan (no necesariamente en ese orden decreciente pero más o menos) ¿Qué une a estos dos políticos del ala más dura de la izquierda laborista y a Khan? El apoyo constante, antiguo, coherente y sin reservas a la causa del pueblo palestino.

Mark Regev, Ministro de CV explícito
Mark Regev, embajador israelí en Inglaterra y ex vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Tel Aviv.

Entra en escena Mark Regev (ne Mark Freiberg), 56, nuevo embajador del Estado de Israel ante su (¿graciosa?) Majestad y uno de los más influyentes halcones negacionistas de la extrema derecha israelí. CV que habla por sí solo: miembro prominente de la Juventud “Socialista” Sionista, vocero en las embajadas israelíes de Washington y Pekín, vocero en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Tel Aviv y luego Vocero en Jefe (el vocero de oro) de la oficina del Primer Ministro de Israel hasta el pasado abril. La imagen de Regev se multiplicó por miles de millones (de pantallas y quizás de agravios e insultos) ya que fue esa persona a la que muchos recordaran defendiendo (lo indefendible) en un inglés absolutamente perfecto (después de todo es australiano) durante los ataques israelíes al Líbano (2006) y Gaza (2008-9, 2012, 2014). Sus dotes mediáticas (y actorales) incluyen un cinismo a prueba de pruebas, una capacidad asombrosa de manipulación tanto del entrevistador como de la realidad y (sobre todísimo) un perfecto manejo de las tácticas y estrategias de la Hasbara (el orwelliano manual de estilo de Propaganda y Desinformación israelí).

Malia-Bouattia
Malia Bouattia, blanco de ataques por su simpatía con la causa palestina.

Notas de pre-producción (desde la asunción del “Maestro” Regev): a) Malia Bouattia, 28, argelina, la primer mujer de raza negra (y la primer mujer de religión musulmana) en ser elegida Presidenta de la NUS (Unión Nacional de Estudiantes) fue “acusada” mediáticamente (y en la práctica con amenazas de bombas y violación) de antisemitismo por haber posteado (en 2011) que “…la Universidad de Birmingham es un puesto de avanzada sionista en el sistema universitario inglés” y haber sido filmada criticando a “los medios de comunicación manejados por el sionismo” y (horror de los horrores) haber sido oradora en un acto pro-palestino que había sido publicitado on-line (no por ella) con una foto de Hassan Nasrallah (el líder de Hezbollah); b) entre la gorda carpeta de recortes de los “crímenes” cometidos por Khan figura (entre otros casi 150) uno que es mi favorito. Evening Standard 22 de Abril (página 2) titula: Khan compartió plataforma con CINCO (mayúsculas del diario) extremistas… y las mujeres tenían que usar una entrada separada (copete). Se refería a un acto en Tooting bajo el lema “Palestina-El sufrimiento continua” ocurrido el… Domingo 19 de Septiembre del 2004. Otro que compartía plataforma aquel domingo era Jeremy Corbyn (por entonces, sólo diputado por Islington North).

Naz Shah
Naz Shah, protagonista involuntaria de estos días.

Entonces, se sube el telón. El martes de la semana pasada, estrenó La Tempestad (imagino que la elección tuvo que ver con el reciente tetracentenario del nacimiento del bardo). Como si de un Macondo del Mar del Norte se tratara, el clima político se enrareció, se convirtió en lluvia torrencial de acusaciones de antisemitismo que, hilvanadas en un realista y mágico (pero nada casual) azar, llevaban a Naseem (Naz) Shah, 42, diputada Laborista por Bradford (West), la ciudad que alberga la mayor cantidad  de musulmanes per cápita del país y Secretaria Parlamentaria Privada de John McDonnell (Ministro de Hacienda en la Sombras y mano derecha de Jeremy Corbyn).

Hace dos años, en medio del (último) brutal ataque israelí a Gaza, y nueve meses antes de ser electa diputada, Naz posteó en Facebook (junto al comentario “problema resuelto”, una carita feliz y la sugerencia de que haría lobby ante el Primer Ministro para que lo adopte) este gráfico:

relocalizacion-de-israelSOLUCIÓN PARA EL CONFLICTO ISRAELI-PALESTINO
TRASLADO DE ISRAEL A LOS EE.UU.
PUNTOS PRINCIPALES

-Los israelíes son amados por los norteamericanos.
-Los norteamericanos recibirán a los israelíes en sus casas con los brazos abiertos.
– EE.UU. tiene tierra suficiente como para acomodar a Israel como su Estado 51.
– Israel podría tener un Estado Judío verdaderamente seguro rodeado de Estados amigos.
– EE.UU. no tendría que gastar más 3000 millones de dólares anuales del dinero de los contribuyentes para el presupuesto de defensa de Israel.
– El costo del transporte sería el equivalente a menos de 3 años de los costos de Defensa.
– A los palestinos les serían devueltas sus tierras y sus vidas.
– El Medio Oriente volvería a ser un lugar pacifico sin intervención extranjera.
– El precio del petróleo bajaría, la inflación bajaría y todo el mundo estaría contento.

El día que comenzaron a morir las ironías y la chicana política (con temas que, sabemos, son tabú), ante la enorme presión desatada por las acusaciones de antisemitismo, Naz renunció a su puesto, pidió disculpas públicamente y luego fue suspendida como miembro del Partido Laborista. Lo que muy pocos (o casi nadie) se atrevieron a chequear fue el origen del documento gráfico posteado por Naz. Según informa el portal web Vox Political -politics for the people, el origen de la imagen resultó ser el blog de uno de los (tantos) enemigos público numero 1 (y dos y tres y cuatro…) del Estado de Israel dentro del movimiento judío anti-sionista el lunes 4 de Agosto del 2014. Norman Filkenstein, 62, (cuya madre es sobreviviente del Gueto de Varsovia y del campo de concentración  nazi de Majdanec donde gran parte de su familia fue exterminada y cuyo padre es sobreviviente también del Gueto de Varsovia y de Auschwitz), cientista político, profesor universitario,  historiador (discípulo preferido de Noam Chomsky) y uno de los estudiosos más respetados del conflicto palestino-israelí y las políticas del Holocausto (autor de libros fundamentales para los estudiosos del tema, tales como La industria del Holocausto; Mas allá de la Chutzpah: sobre el mal uso del antisemitismo y el abuso de la historia e Imagen y Realidad en el conflicto Israel-Palestina). Pero claro, estos son detalles menores, que a quién le importan. Lo que está claro, según el relato sionista, es que Naz (parte de una Comisión Parlamentaria que analiza el crecimiento del antisemitismo) es una antisemita y Norman un self- hatred Jew (judío que se odia a sí mismo).

Ken Livingstone Foto Peter Nicholls-Reuter
Ken Livingstone Foto: Peter Nicholls/Reuters

Entra ahora en escena Ken “El Rojo” Livingstone, 70, tres veces Alcalde de Londres (por el Partido Laborista y por fuera de él), archi-enemigo declarado de Margaret Thatcher y polemista genial. Mientras Corbyn trataba de capear la “tormenta  Naz” y Khan hacia malabares para defenderse de las acusaciones de antisemitismo (su rival, Zac, fue acusado a su vez de islamofobia) Ken da un reportaje (a la BBC Radio London) en el que declara que “nunca había escuchado a nadie en el Partido Laborista hacer comentarios antisemitas” y luego dice “… Acordémonos, cuando Hitler ganó su elección en 1932 su política era la de que los judíos debían ser movidos a Israel (sic, debió haber dicho Palestina bajo Mandato Británico, porque en 1932 Israel no existía). Él apoyaba al sionismo antes de volverse loco y terminar asesinando a seis millones de judíos” (Explosivo). Pandemónium en los medios, las redes sociales la política, la isla.

Jeremy_Corbyn
Jeremy Corbyn, líder de la oposición laborista. Pacifista y vegetariano.

En los últimos siete días, el antisemitismo fue tema dominante y excluyente. Khan pidió la inmediata expulsión de Ken del Partido Laborista. Corbyn (amigo y aliado político de Ken por más de 30 años) lo suspendió como miembro del Partido. Ken no se retractó sino redobló la apuesta: «hay una muy bien orquestada campaña por parte del lobby pro-Israel para embadurnar a cualquiera que critique las políticas israelíes como antisemita», declaró. Y citó el trabajo de Lenni Brenner (nacido en el seno de una familia judía ortodoxa, auto-declarado ateo y marxista), 79, escritor, historiador, especialista en el tema de las políticas del sionismo, activista trotskista en el área de derechos humanos y civiles.

Entre los libros de Lenni citados por Ken, hay dos (publicados en Argentina por la Editorial Canaan: Sionismo y Fascismo: el sionismo en la época de los dictadores y 51 documentos: colaboración de los dirigentes sionistas con los nazis), cuya lectura recomiendo. En Londres, dio la impresión de que nadie jamás había escuchado hablar (menos aun leído) de Brenner. Salvo, quizás, los archivos del The Guardian (que no mienten) recordando que cuando (en 1983) Brenner visitó Londres  “la policía investiga un ataque contra Brenner perpetrado por un grupo sionista de ultraderecha en el Town Hall de Lambeth. Dos personas, incluidas el anciano que moderaba la reunión, fueron hospitalizadas y los atacantes escaparon (como siempre) en un coche cuya patente fue registrada por el diputado por Lambeth, John Fraser”.

El jueves 5 de Mayo son las elecciones, no solo en Londres sino también en otros lugares del país. El Partido Laborista, como resultado de las furiosas acusaciones de antisemitismo, corre el riesgo de sufrir serias pérdidas electorales. Corbyn crea una Comisión al interno de su partido para tratar el tema del antisemitismo. Mark Reveg se frota las manos en su nuevo despacho. El portal (de judíos anti-sionistas) Jews for Justice for Palestinians publica una serie de artículos sobre la polémica bajo el titulo Carnaval de Ignorancia.  Parafraseando al futbolista-filosofo Gary Lineker (“el futbol es un deporte en donde juegan once contra once y siempre ganan los alemanes”) se podría decir que la política (internacional) es un juego donde juegan 193 países (dirigen los Estados Unidos) y siempre gana Israel.

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  1. Digo un par de cosas, porque me tocan un poco -estudio el conflicto árabe israelí, y me considero antisionista (a pesar de todo)-:

    – Francamente, el link de Naz es un regalo del cielo para cualquier Wiesenthal de tercera selección, y con razón: no sé si es antisemita, sino que es simplemente estúpido -no califica ni siquiera como ironía (lo que importa es el sionismo, no la ubicación de Israel)-.

    – Seré políticamente incorrecto, pero Finkelstein es bastante propenso a las patinadas de ese estilo -de hecho, él llegó hasta a apoyar a Hezbollah (entiendo el desprecio al sionismo, pero bancar a Hezbollah es como combatir al SIDA con hantavirus)-. De los tres libros, quizás sólo Imagen y realidad es aceptable -La Industria es un folleto medio choto (que acá tiene buena recepción porque el libro de Peter Novick tiene nula repercusión) y beyond Chutzpah es una rejunte de diatribas contra Dershowitz (ironizado hasta por Los Simpsons por su extremo prosionismo, incluída justificación a la tortura)-.

    – Lenni Brenner fue refutado, prácticamente, casi desde el lanzamiento de los libros citados -a principios de los 80, y convenientemente disponibles en inglés en esas webs que niegan el Holocausto-. De hecho, sólo en ciertos y escasos círculos -poco o nada académicos, por cierto- se lo toma en serio a Brenner.

    Por eso, hay que tener cuidado: nadie duda de que muchos grupos sionistas buscan antisemitismo en la mas mínima crítica a Israel y sus políticas. Pero también es cierto que, por desgracia, la izquierda británica se ha comido sapos antisemitas en el último tiempo -a nivel mas pequeño, estuvo el affaire con Atzmon: http://www.freepresshouston.com/why-other-critics-of-israel-wont-work-with-gilad-atzmon/ -.

    Ojo eh.

    Salutes.

  2. Estimado:
    Quizás sean los palestinos/as que sufren las consecuencias de la aplicación del plan del colonialismo de asentamientos sionista (tanto los que fueron expulsados/transportados durante la Nakba y se hacinan en numerosos campos de refugiados de la diáspora como los que viven dentro de las fronteras de la Palestina Histórica del 48 (actual Israel) o bajo ocupación militar en el West Bank o Jerusalén Este o los cercados férreamente en la Franja de Gaza) quienes deban responder si lo que importa es el sionismo o la ubicación de Israel o las dos cosas. Coincido en que el link de Naz/Filkenstein no es de lo mejor que se ha escrito sobre el tema y que funciona poco como ironía, pero de ahí a que amerite la acusación de antisemita hay un buen trecho. A determinadas alturas, cualquier crítica a Israel, aun las irónicas (que por irónicas a veces no dejan de cumplir una función informativa, este la ironía lograda o no) es un regalo para los buscadores de antisemitas. Es curioso que en la mayoría de los casos, los críticos de Israel deban pasar un 80% de la entrevista o tiempo de debate justificando o probando que no son antisemitas y solo un 20% del tiempo dedicado a la crítica en cuestión.

    Lo mismo en el caso de Hezbollah. En el imaginario panarabista (sea este nacionalista revolucionario laico, marxista/maoísta/guevarista o religioso) Hezbollah es una organización político-militar (lo mismo que Hamas) que participa del juego democrático (lo mismo que Hamas) y en el terreno militar es el único ejército (regular o irregular) que venció a Israel (algunos dirán una vez y media o dos). Hay un libro muy interesante sobre el tema, titulado Warriors of God:Inside Hezbollah’s thirty-year struggle with Israel, del 2011, escrito por Nicholas Blanford. Leyéndolo quizás se entiendan las razones de Filkenstein. Sin olvidar que la mutación del Movimiento de Liberación Nacional Palestino(al menos en su vertiente nacionalista y policlasista movimentista, Fatah) en una burocracia política prebendaria ligada a la metrópoli colonial hizo crecer el fenómeno de la militancia islámica y sus organizaciones de base.

    Respecto a los libros de Finkelstein, si, obviamente que todo es debatible. No creo que La Industria del Holocausto sea un panfleto medio choto. El libro de Novick tiene una aproximación quizás más moderada y también el mismo recibió múltiples acusaciones de ser un self hatred Jew. Pero no dejan de ser dos formas de la academia, diferentes en la metodología y en el estilo narrativo, pero formas de narrar una historia al fin. Creo que el de Finkelstein es más arriesgado, más audaz en el análisis de la influencia del Holocausto en la política y las finanzas y sobre todo en la denuncia de la organización del usufructo, llega varios pasos más allá que Novick en las conclusiones de lo que cree la manipulación del Holocausto. Mientras que el de Novick creo es algo más introvertido, apunta a la influencia del Holocausto en la identidad judía norteamericana pero a un nivel diferente al que apunta Finkelstein. Creo, por otro lado, que Beyond Chutzpah es bastante más de eso que se dice en el comentario, especialmente en la manera en que se disecciona la mitología sionista. Panfleto, quizás, podría ser Old Wine, Broken Bottle, en el que Finkelstein disecciona, a la manera en que lo hace con Dershowitz, un libro de Ari Shavit titulado My promised land

    Del uso que de la obra de Brenner hagan los grupos neo-nazis, negacionistas o anti-semitas hay poco que se pueda decir. Respeto su apreciación sobre Brenner y su trabajo, pero no la comparto.

    Atzom es, ciertamente, un personaje muy polémico y cuestionado que polariza opiniones y logra el milagro de ser criticado ferozmente tanto por sionistas como anti-sionistas. Hay partes de esa polémica creada dentro de la izquierda británica que tienen que ver con las divisiones, peleas e internas de los distintos grupos políticos trotskistas, sobre todos aquellos con los que colaboraba Atzom, como el Socialist Workers Party (que en las elecciones londinenses apoya a Khan, como manera de apoyar a Corbyn). Pero no por eso se puede dejar de leer o ignorar las cuestiones referidas a la identidad judía que plantea en su libro The wondering who. Sus novelas son tan ásperas como (a veces) graciosas, y como saxofonista es indiscutiblemente uno de los mejores, sino el mejor saxofonista “israelí”, especialmente tocando en vivo.

  3. Pablo:

    – En primer lugar, no creo que el rango de decisión sobre el sionismo o la ubicación de Israel sea sólo respondido desde la figura del palestino -te faltaron, además, los árabes israelíes que viven como ciudadanos de segunda dentro del esrtado sionista-; por al menos un par de motivos. El primero, es que no siempre son coincidentes -no es lo mismo el exiliado que se guardó la llave, que el residente en Gaza y Cisjordania, que el árabe israelí que no ha sido expulsado pero sí sojuzgado-. Y el segundo, es que justamente por la mundialización de la causa -aunque por exclusivamente por ella- se amplía la validez de quienes opinen sobre la causa palestina -no es un buen ni deseable ejercicio reducir la opinión de algo a los nativos (parece un argumento similar al «pero mirá que lo viví» utilizado por algunos apologetas del Proceso)-.

    – Coincido en que el link de Naz/Filkenstein no dé antisemita, pero por desgracia hay dos cosas en las que no ha abundado el antisionismo -por desgracia-: una es la justeza de la crítica -el BDS y su ambiguedad es uno de los mejores ejemplos de ello-, y la otra es la posibilidad de ser traspolado a enfoques antisemitas -por ejemplo, hay algún comic de Latuff muy parecido a la panfletería del Tercer Reich (y esos son regalos que no deben darse en la lucha)-. Si muchos críticos deben tomarse ese tiempo, es porque en muchos casos no invierten el suficiente tiempo en afinar esa justeza crítica.

    – Respecto a Hezbollah, me temo que hay una serie de desaciewrtos. En primer lugar Hezbollah no puede ser leído en términos panarabistas porque es un movimiento islámico, no panárabe (árabe =/= islámico). En segundo lugar, que sea una organización político militar que participa del juego político (en Líbano y sólo en Líbano) no la exime de ser criticada por ser, mas que un mero organismo de lucha, un títere de Siria (país bastante poco afecto a lo democrático, como pueden observar los ciudadanos sirios desde 1975 a la fecha) y de Irán. Digamos, de paso, que la presunta «victoria» sobre Israel es apenas un elemento de resistencia, algo así como llamar victoria egipcia a la guerra de 1973. Conozco la obra de Blanford y no justifica ni un poco la defensa realizada por Finkelstein -quien de hecho, es especialista en Palestina y no en Líbano-.

    – Respecto a las diferencias entre los libros de Novick y Finkelstein, hay una absolutamente crucial: el de Novick es un ensayo científico y el de Finkelstein un panfleto sin fundamentos. Baste tomas tres puntos: la acusación que NF le hace a Bartov en el prólogo -cuando no sólo la crítica de Bartov es bastante mas justa que petardista: https://www.nytimes.com/books/00/08/06/reviews/000806.06bartovt.html , sino que Bartov era efectivamente un especialista en Holocausto (su libro es de 1994, y el LIDH es de 1996, por lo cual es difícil que Finkelstein no lo supiera)-; el alegato sobre el giro de la postura estadounidense ante Israel -que Finkelstein fecha en 1967, y que en Novick se fecha un poco antes y lo relaciona de un modo mucho mas fundamentado-; y la obsesión del autor de LIDH por un episodio que no pasa de lo anecdotario -lo de los bancos suizos- para obviar el análisis mucho mas profundo de Novick. Ponerlos en la misma liga, a mi juicio, es como poner un libro de Ilan Pappé con un artículo de Marcos Aguinis. Demás está decir que Imagen y realidad es un verdadero análisis, que no se agota en el uso de especialistas en estilo como en Beyond Chutzpah.

    – Si menciono justamente el uso de la obra de Brenner, es precisamente para contrastarla con los estudios académicos al respecto, que complejizan mucho mas la posición de Israel -sin negar las miserias sionistas-. Prácticamente no hay un solo especialista de nota sobre el tema que se tome en serio a Lenni Brenner.

    – Respecto a Atzmon, cabe acotar dos cuestiones. La primera, que no fue una disputa al interior del trotskismo -de hecho, muchos de los firmantes contra Atzmon no eran ni son trotskistas-, y de hecho implicó una crítica mayor al interior de la izquierda -empezando por la editorial norteamericana que lo editó, afín a Chomsky y la gente de Counterpunch (algo no muy extraño para quien recuerde la intervención del linguista del MIT en el affaire Faurisson)-. Y la segunda, que el ensayismo de Atzmon nunca tuvo ni tiene ningún asidero mas allá del personaje transgresor del jazzista; de hecho, Atzmon es uno de los pocos peros claros ejemplos de que, algunas veces, sí existen los self hating jews (que los sionistas tilden a casi cualquiera con ese rótulo por motivos políticos claros, no implica que algunos efectivamente sí lo sean): baste no sólo la lectura de The Wondering Who sino los propios escritos eventuales de G.A. (si la lista de judíos la hubiera hecho Biondini, creo que Stevie Wonder hubiera coincidido en tildarlo de nazi: http://www.gilad.co.uk/writings/on-anti-semitism-by-gilad-atzmon.html).
    Sobre los criterios estéticos, podemos no compartirlos pero no me parecen relevantes.

  4. Estimado U Rola

    No, no me olvidé de los que usted llama “árabes israelíes”. Los menciono cuando digo “…los que viven dentro de las fronteras de la Palestina Histórica del 48 (actual Israel)…” Creo que hay que descolonizar no sólo los territorios, sino también la arquitectura, el arte, la cultura, la historia, pero sobre todo el lenguaje. La expresión árabe-israelí es una de las tantas apropiaciones culturales que ha hecho el colonialismo sionista. Hasta el nombre de Palestina ha querido ser borrado de la faz de la tierra (basta recordar la famosa entrevista de Golda Meir al diario The Times en el 69 cuando dijo “…the palestinians did not exist…”). Esta frase está en perfecta consonancia con una de las falacias fundacionales de la mitología sionista: ”una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Llamar árabes-israelíes a los palestinos que por las circunstancias históricas quedaron encerrados dentro del actual Estado de Israel es solo una manera más de quitarles a los palestinos su identidad como pueblo. En el mismo lenguaje cotidiano de los palestinos se refleja esta circunstancia cuando dicen, por ejemplo, “vive en el 48”, o “trabaja en el 48”, o “debe viajar al 48”. Con el 48 se refieren, obviamente, al actual Israel.

    Luego, es cierto que no se debe circunscribir la opinión del conflicto a sólo la versión de uno de los actores (los palestinos), simplemente lo citaba a colación de que son ellos los que más sufren en carne propia las políticas sionistas, íntimamente relacionadas con la ubicación de Israel. Ciertamente no todas las opiniones palestinas son coincidentes. Habiendo aprendido como nadie la regla de oro del Imperio Británico (el Estado que más contribuyó al desarrollo del sionismo y sus ideas) que dice “divide and rule”, eso fue lo que hicieron. Particularmente puedo apreciar hasta 5 o 6 formas diferentes de ser palestino: a) los palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este viviendo bajo ocupación militar; b) los palestinos de Gaza; c) los palestinos de los campos de refugiados tanto de países como Líbano, Siria (allí, en Damasco, estaba, o está, el campo de refugiados palestinos más grande del mundo arabe, Yarmouk, atacado y destruido al comienzo de la guerra civil) o Irak como en el West Bank; d) los palestinos que viven como ciudadanos de 3ra o 4ta categoría dentro de los límites de Israel; e) los palestinos de la diáspora, sea esta europea, norteamericana, asiática, latinoamericana, etc. ¿Cómo va a haber coincidencia de opinión con circunstancias y coyunturas tan diversas? Por último le aclaro que no fue mi intención reducir mi opinión sino todo lo contrario. Usted habla de mundialización de la causa palestina, yo hablaría de un proceso de desinvisibilizacion, por una diversidad de factores larga de analizar.

    Coincido que a veces las críticas a las políticas sionistas se hacen a la ligera o sin fundamento o estudio, pero sin embargo no veo ambigüedad alguna en el BDS. ¿Cuál sería, a su entender, esa ambigüedad? La posibilidad de ser traspolado a enfoques antisemitas no es responsabilidad de quien hace el comentario o la crítica sino de quien la transpola. No sé a cuáles dibujos específicos de Latuff se refiere, pero no considero a Latuff un antisemita. Coincido totalmente con usted en que hay que afinar la justeza critica.

    En mi comentario no leo, obviamente, a Hezbollah en términos panárabes, sino que digo cual creo que es la visión que se tiene de Hezbollah en el imaginario panárabe, quiero decir con ello el amplio mundo árabe con tantos matices y tan diferente al que pinta la islamofobia política, cultural y mediática. Me refería al mundo panárabe en términos nasseristas, de ahí que esa parte de mi comentario terminaba con el crecimiento de la militancia islámica. En ningún momento digo o sugiero que Hezbollah no puede ser criticada, ahora si usted después de haber leído el libro de Blanford sigue considerando a esta organización como un mero apéndice de Siria e Irán, quizás vendría bien una relectura más abarcadora. Cuando mencionaba dicho libro no lo hacía para justificar la opinión de Finkelstein (que dejo bien claro se refería a acciones de auto-defensa o defensa del territorio libanés) sino como manera de poder entender lo que esa organización significa en el imaginario de cientos de millones de personas en el mundo árabe y especialmente de los libaneses. Es difícil, al menos para mí, analizar en termino militares la retirada de Israel (y sus milicias de la ultraderecha cristiana falangista y el Ejército del Sur del Líbano) del sur del Líbano en 2000 como otra cosa que una grosera derrota militar, un retiro forzado. La gran mayoría de historiadores, analistas y políticos que analizaron el tema coinciden en esto. Ser especialista en Palestina es ser también especialista en Líbano, o viceversa, no hay que ir más lejos que el ejemplo del gran maestro de periodistas Robert Fisk.

    Sigo pensando que LIDH es un libro que abre preguntas nunca antes formuladas (como las responde el autor ya es cuestión de la subjetividad analítica del lector), no es un panfleto sin fundamento y no concuerdo en que no tiene valor académico. La crítica de Bartov en el NYT no es petardista, concuerdo, pero es demoledora y no la considero justa. Creo que el libro de Bartov al que usted se refiere es del 96 y no del 94, el libro de Novick es del 99 y la LIDH es del 2000. No concuerdo tampoco en que el tema de los bancos suizos es meramente anecdótico pero si coincido en que es uno de los puntos más flojos del análisis de Finkelstein.

    Cuando me refería a Brenner en el artículo madre lo hacía en referencia a sus libros que argumentan la colaboración entre el nazismo y el sionismo. No concuerdo tampoco en que ningún especialista lo tome en serio. ¿Qué piensa usted del caso de Rudolf Israel Kasztner y el tema de la colaboración entre los líder del movimiento sionista húngaros y los nazis? ¿Y de la (inicialmente) prohibida en Inglaterra obra de teatro Perdition, a ser dirigida por Ken Loach?
    http://www.fantompowa.net/Flame/kasztner.htm

    Cuando mencionaba las disputas internas en el trotskismo inglés, aclaré que me refería solo a parte de esa polémica sobre Atzmon y no a su totalidad.

    Desconozco el affaire Faurisson, disculpe.

    El caso de Atzmon es indudablemente polémico, y entiendo y conozco de primera mano las críticas. Algunas las comparto, otras no. Las preguntas, difíciles, sin duda, que hace en The wondering who ameritan, creo, al menos su lectura. Y no las considero muy diferentes a varias que se hace el historiador Shlomo Sand en su reciente libro How I stopped being a Jew, aunque si formuladas de manera diferente y en un contexto menos metafísico/filosófico/religioso.

    Saludos

  5. Estimado Pablo:

    – No es «colonización del lenguaje» hablar de «conflicto árabe israelí», por la simple y sencilla razón de que, amén de la argucia sionista, efectivamente es también una causa árabe. Muchas veces, por desgracia, lo es a la hora de las declaraciones, pero en otras también atañe a los hechos: los Altos del Golán no son palestinos, el nacimiento de la OLP no fue un mero acto de voluntad, sino que contó con el apoyo del panarabismo de época -recordemos que antes de Arafat existió Shukeiry-. Llamarlo de ese modo, no significa ninguna colonización del lenguaje -y mucho menos una voluntad de sionismo, quien hace rato apostó por las salidas mas o menos eufemísticas para expulsar palestinos-, sino atenerse a la dinámica y los hechos históricos -los palestinos son, además de tales, árabes, como nosotros no dejamos de ser latinoamericanos siendo argentinos (y los judíos no dejan de ser argentinos, como hace tiempo lo reflexionaba León Rozitchner)-. No caiga, por favor, en el remanico y posmoderno argumento de culpar al colonialismo ante la falta de base empírica y de estudios pertinentes…

    – La mundialización es un proceso distinto a la desinvisibilizacion. La primera, es algo que pasaría y pasa con independencia de la Nakba -de hecho, uno de los méritos de libros como «Historia de la Palestina moderna» de Pappé o el de Gudrun Kramer, es justamente demostrar esa inserción (dependiente, pero inserción al fín) y por ende desmontar la excusa colonialista del sionismo-. La segunda, ocurre desde 1967 en adelante, y no siempre es la ideal: en todo caso, mas que desinvisibilizacion, habría que hablar de militancia sin más -y aún así, si algo ya no necesita la causa palestina es desinvisibilizacion, si fuera invisible que le queda a los kurdos o a los del Sahara Occidental-.

    Obviamente habrá discrepancias, mi punto era enfatizar que esas discrepancias no se deben a un mero «divide et impera», sino a las consecuencias de mas de sesenta años de exilio -en el cual, si bien la causa mortiz es la política sionista, pasaron un montón de situaciones-.

    – La ambiguedad del BDS parte de dos motivos. El primero, como creo haber dicho antes, es la traspolación calcada y abstrañida del contexto: como a la Sudáfrica del apartheid se le hizo un boicot y «funcionó», repitamos lo mismo en Palestina. Que quizás exista la posibilidad de que Israel no sea exactamente como la Unión Sudafricana es algo que se les escapa (por ejemplo, los bantustanes sudafricanos eran enclaves de mano de obra barata, algo que podía ser aplicable a Israel sólo antes de 1991 y la inmigración masiva. Hoy Israel mantiene bastustanes no por el valor de mantener palestinos baratos laboralmente, sino porque no puede repetir 1948 y expulsarlos o matarlos a todos juntos).

    Pero, más allá, el BDS, en las propuestas mantiene una serie de incoherencias. Veamos las propuestas ( de https://bdsmovement.net/call ):

    1. Ending its occupation and colonization of all Arab lands and dismantling the Wall
    2. Recognizing the fundamental rights of the Arab-Palestinian citizens of Israel to full equality; and
    3. Respecting, protecting and promoting the rights of Palestinian refugees to return to their homes and properties as stipulated in UN resolution 194.

    La 1, si se la toma en relación con la mención al Muro, parece un llamado a la resolución 242 de 1967. Es decir, una solución de dos estados.

    La 2, que pide igualdad de derechos, SÓLO tiene sentido en un Estado binacional. Es decir, en una solución de dos estados, la propuesta de igualdad de los ciudadanos árabe palestinos es una buena crítica al sionismo, puede ser nienintencionada, pero un sionista puede contestarte ¿y porqué mejor se hace un traspaso de personas tipo India y Pakistán en 1947?

    Y la 3, deja la ambiguedad: la resolución 194 se podría hacer en ambos proyectos.

    Personalmente, creo que la mala redacción de los objetivos obedece a dos motivos: uno al amateurismo, y otro a la nada menor situación de los críticos del sionismo no llegamos a aun acuerdo sobre la solución final.

    Y justo ahí, el sionismo nos vuelve a ganar: ellos saben que quieren, nosotros sabemos sólo que es lo que no queremos.

    – Respecto a Hezbollah, que uno pueda entender las percepciones y motivaciones internas, no las excluye por eso de críticas. A riesgo de caer en Godwin, uno podía entender las motivaciones del votante alemán de 1932, sin tener que coincidir con él ni dejar de criticar ciertas posturas. De hecho, justamente por estar afuera, deberíamos tomarnos ese derecho y privilegio para hacerlo: no hay peores amigos de la causa y los genuflexos.
    La conexión con Siria e Irán no es menor: a mí no me gusta ningún imperialismo, sea yanqui, israelí, turco, ruso, sirio o iraní.

    Fisk es un periodista especializado en Líbano -entre otros motivos, porque hace 30 años que vive en Beirut-, pero ni él mismo se declara especialista en Palestina -de hecho, creo que ni él mismo se coloca en ese lugar-.

    – Si señalo que Brenner no es considerado especialista, es justamente porque no es citado ni referenciado por ningún estudioso del tema. Del caso de Katsner, si por ventura leyó a Idith Zertal, sabrá que a Katsner se lo absolvió después de muerto, y que en muchos aspectos fue producto de una puja política interna de Israel -básicamente, cuando en los cincuenta se abrieron los juicios a colaboracionistas, los militantes de la derecha israelí acusaban a Katzner, entre otros motivos, por ser funcionario de la administración laborista-. Como muchos sólo saben de Katzner lo que Arendt escuchó de él en 1961 y nunca se tomaron la molestia de seguirlo, se quedaron con la versión recortada. De todos modos, el libro de Novick ofrece una serie de explicaciones bastante demoledoras acerca de la actuación de ciertos países respecto al Holocausto -se centra mas en EEUU, pero algunos puntos son aplicables a Israel-.

    – Sobre el affaire Faurisson, recomiendo «Los asesinos de la memoria» de Pierre Vidal Naquet -militante de la causa palestina, además (junto con Rodinson y un par mas, se los tildaba de «traidores» en círculos afines al sionismo por firmar solicitadas en contra de Israel en 1967)-. El texto original de Chomsky se encuentra en su sitio, el de V-N se encuentra aquí: http://www.anti-rev.org/textes/VidalNaquet81b/

    – Ojo entonces con el ex soreliano Shlomo Sand -quien conozca algo de sorelianismo, sabe en donde solían terminar esas afinidades-. Sin contar el hecho de que calca en algún otro libro el ya refutado argumento de Koestler en The Thirteen Tribe.

    Saludos.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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